En la búsqueda por mejorar la calidad de vida dennos y niñas con trastornos por Déficit de Atención y del Espectro Autista está la importancia de una alimentación balanceada y específica que destaca como factor clave y fundamental.
Buscando comprender y mejorar la calidad de vida de niños, niñas y jóvenes con Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) y Trastorno del Espectro Autista (TEA), se han explorado múltiples facetas, entre las cuales, un papel fundamental está ligado a la alimentación, analizando y detallando la relación que existe entre una dieta específica y el bienestar general de los más pequeños y jóvenes de la casa, identificando desafíos, mitos y recomendaciones.
María José Romero, nutricionista dietista con Diplomado en Nutrición del Niño, INTA Universidad de Chile, comenta que “en la actualidad existen diversos estudios los cuales sugieren que una suplementación con ciertas vitaminas, como la vitamina D; minerales como el magnesio, hierro, zinc y otros; ácidos grasos; omega-3 y probióticos, podrían mejorar comportamientos como la atención y estereotipias”, sin embargo, añade que “los resultados no han sido del todo concluyentes como para aplicarlos a modo de intervención para dichas condiciones”.
Es por ello que la profesional de la nutrición comenta que es importante asegurar una alimentación completa, con la que niños y niñas con TDAH y TEA/CEA no se encuentren en riesgos de déficit de nutrientes.
Los padres y cuidadores de estos niños se enfrentan a un desafío que tiende a ser común entre las personas con este tipo de trastornos. La nutricionista indica que se trataría de “la selectividad alimentaria” y enfatiza en que “cuando existe esta dificultad, los niños y niñas tienden a rechazar alimentos o grupos de alimentos en específico y, también, a priorizar otros ya sea por su aspecto, olor, color, temperatura, textura”.
Esto lleva a que los más pequeños se encuentren con una mayor predisposición al déficit de nutrientes, por lo que, según la experta en nutrición, “es imprescindible abordar estas dificultades desde la suplementación y, en conjunto con una terapia de incorporación de alimentos con un equipo interdisciplinario”.
María José Romero comenta que en el caso del TDAH, existen estudios que arrojaron ciertos resultados que podrían asociarse al consumo de azúcar como un exacerbante de la conducta y comportamiento, pero no como un detonante.
Por otro lado, indica que “también se ha hablado y estudiado bastante sobre el consumo de aditivos/colorantes alimentarios y sus efectos en el TDAH, sin embargo, la evidencia no ha sido suficiente para estandarizar a todos los niños y niñas con esta condición, por lo que podría ser aplicable solo a aquellos en los que se confirme una hipersensibilidad a estos componentes”.
De igual forma, en relación al TEA/CEA, la especialista señala que “estuvo muy presente la asociación entre la exclusión de alimentos que contienen gluten y caseína con la disminución de estereotipias y mejora del comportamiento, pero, finalmente, se concluye que este patrón de alimentación no presenta efectos significativos y que, por el contrario, podría desencadenar perjuicios en la salud de niños y niñas aumentando las posibilidades de déficits nutricionales al considerarse una dieta restrictiva”.
La nutricionista María José Romero comenta que entre los pacientes con TDAH y TEA/CEA existen diversos mitos en cuanto a la alimentación, pero que el más común y que le ha tocado derribar es “el de los reales efectos de las dietas restrictivas, sobre todo porque las familias, en su ‘desesperación’ por mejorar el comportamiento de sus niños/as, las llevan a cabo sin tener una opinión profesional y arriesgando así la salud de sus hijos/as. Esto, además de creer que siguiendo este tipo de dietas, los niños/as revertirán sus diagnósticos creando una ilusión que probablemente no ocurrirá”.
Una alimentación equilibrada es fundamental porque se requieren diversos nutrientes y micronutrientes en niveles óptimos para llevar a cabo todas las funciones básicas de nuestro organismo. La experta en alimentación infantil enfatiza que entre estas funciones está “la síntesis y secreción de neurotransmisores y hormonas que fortalecerán el estado de alerta, anímico y cognitivo para una salud mental adecuada; mientras que a nivel físico, los nutrientes deben encontrarse en sus parámetros óptimos para así asegurar la energía suficiente requerida por los niños y niñas para cumplir con las funciones establecidas del día a día”.
Las familias que se encuentran en busca de orientación nutricional pueden encontrar apoyo en profesionales especializados, ya sea en línea o en centros especializados. Equipos multidisciplinarios, incluyendo fonoaudiólogos/as, terapeutas ocupacionales, nutricionistas, psicólogos/as y más que sin duda están dispuestos a guiar a los padres y cuidadores a una mejor alimentación para sus niños con diagnósticos de TDAH y TEA.
En la compleja travesía de mejorar la calidad de vida de nuestros niños y jóvenes, una certeza que es fundamental tener presente es la de una alimentación equilibrada. Más allá de las incertidumbres y mitos, el cuidado nutricional se erige como una herramienta poderosa. Con orientación profesional y estrategias adaptadas, se abre un camino hacia un bienestar integral, donde cada bocado se convierte en un paso hacia un futuro más brillante y pleno para estos valiosos de los más pequeños de casa.