Los especialistas advierten que cuando los pensamientos recurrentes sobre la comida interfieren con el bienestar y las pautas saludables de alimentación, es importante requerir atención médica o psicológica.
En medio de la temporada de inicio de un nuevo año, planteamiento de propósitos y con el comienzo de nuevos proyectos, los especialistas advierten que las personas pueden experimentar sensación de hambre, antojos y pensamientos intrusivos sobre la comida, de manera constante.
Este fenómeno, llamado por especialistas “Foodnoise” o en español “ruido de comida”, está documentado científicamente como un causal de malestar en las personas, afectando su alimentación e incluso, incidiendo en su estado de ánimo y sus relaciones interpersonales.
Dentro de los factores que producen este pensamiento persistente, se incluye: la falta de sueño, presencia de estrés elevado, algunas condiciones médicas e, incluso, algunos medicamentos.
Este fenómeno llega a afectar de manera significativa la vida de las personas. Un estudio de 2022 realizado por YouGov y Allurion destacó que el 37% de los chilenos no tiene una relación óptima con la comida. Algunas causas atribuidas a este comportamiento son el consumo excesivamente
rápido (44%) y el exceso de ingesta (38%).
Frente a estos resultados, Anne-Gaelle, psicóloga consultora de Allurion especializada en comportamiento alimentario y control de peso, explica que “esta reciente investigación de Allurion revela que la mayoría de nosotros estamos experimentando un notable “FoodNoise” en nuestros oídos. Sin embargo, existen diversas formas de reducir el volumen del ‘ruido de comida’, muchas de las cuales se pueden integrar fácilmente en tu rutina diaria”.
La especialista plantea cinco sugerencias para avanzar a la disminución de esta situación:
1. Tiempo: para controlar cuándo y cuánto comemos, mi principal consejo es pensar: “¿cuándo vale la pena comer lo que deseo?”. Por ejemplo, si tengo ganas de comer chocolate por la mañana, podría posponerlo para la hora del café o la merienda, en un entorno adecuado con colegas o familiares, en una porción apropiada. Al posponerlo, se reduce la ansiedad y permite un consumo controlado.
2. Diálogo interno: es importante cambiar la forma en que hablamos del “Ruido de Comida”. En lugar de permitir que hable contigo y secuestre continuamente tu línea de pensamiento, intenta abrir un diálogo para crear una serie de mantras más saludables y compasivos con uno mismo.
3. Ser gentil con uno mismo: es importante dejar de sentirse culpable. Comprende que hay muchos factores involucrados en el aumento de peso (falta de sueño, emociones, estilo de vida sedentario, etc.) y que no todo sucede en el plato. Al entender que la comida satisface necesidades fisiológicas y emocionales, podemos permitirnos comer de todo en las cantidades adecuadas, sin sentirnos culpables.
4. Buscar reducir el estrés: participar en prácticas de mindfulness también puede ayudar a bajar el volumen. Puedes hacer esto enfocándote en el momento presente y reconociendo pensamientos y sensaciones sin juzgar. Esto puede ayudar a identificar desencadenantes emocionales, aceptar la emoción del momento y dejar de "comer" en ese momento para recuperar el control.
5. Programación de comidas: planificar las comidas y horarios puede ayudar a prevenir el hambre física excesiva y los antojos repentinos que pueden aumentar el “Ruido de Comida”. También ayuda a sentirte más controlado en tu alimentación, reduciendo el estrés y la culpa asociados con las elecciones de alimentos espontáneas.