La música, más que un deleite auditivo, es una poderosa herramienta para nuestro bienestar mental. Desde reducir el estrés hasta ser terapéutica en trastornos, su influencia es vasta. Es crucial elegir melodías que nutran positivamente nuestras emociones y mente.
En un universo con una amplia variedad de sonidos, que va más allá de simples notas musicales, la conexión entre la música y la salud mental revela un amplio campo de estudio. ¿Cómo impacta la música en nuestras emociones y bienestar psicológico?
La relación entre la música y la salud mental es un tema que ha intrigado a científicos, psicólogos y amantes de la música por igual. En este contexto, la música no solo se percibe como un deleite auditivo, sino también como una herramienta poderosa que puede influir de manera significativa en el bienestar emocional y psicológico de las personas.
Diversas investigaciones han sugerido que la música puede desempeñar un papel crucial en la reducción del estrés, la ansiedad y la depresión. El impacto positivo de la música en el estado de ánimo y el bienestar general ha llevado a considerarla como una forma de terapia en sí misma. La psicóloga deportiva y clínica Javiera Cornejo Schilling destaca que la música puede actuar como una expresión emocional, permitiendo a las personas procesar y canalizar sus sentimientos.
Manifiesta que “algunas investigaciones sugieren que escuchar música puede reducir el estrés, la ansiedad y la depresión, así como mejorar el estado de ánimo y aumentar la sensación de bienestar general”.
La música no solo afecta el estado de ánimo, sino que también puede ser una herramienta terapéutica para tratar trastornos mentales como la ansiedad y la depresión. La musicoterapia, dirigida por terapeutas capacitados, utiliza la música de manera estructurada para abordar objetivos terapéuticos específicos. Este enfoque ha demostrado ser eficaz en la reducción del estrés, la relajación y la estimulación cognitiva.
Según Javiera Cornejo Schilling, “la música puede influir positivamente en el bienestar emocional y psicológico de las personas de varias maneras. Puede actuar como una forma de expresión emocional, permitiendo a las personas procesar y canalizar sus sentimientos”.
Además, “la música puede activar áreas del cerebro asociadas con el placer y la recompensa, lo que puede generar sensaciones de alegría y satisfacción”. La profesional añade que puede servir como una herramienta de distracción efectiva, ayudando a las personas a desconectarse de pensamientos negativos o preocupaciones.
En cuanto a la relación entre géneros musicales específicos y la mejora de la salud mental, existe cierta controversia. La música clásica y la instrumental se han asociado comúnmente con efectos positivos en el bienestar emocional, pero la psicología de la música señala que la interpretación personal y el significado que cada individuo atribuye a la música son factores fundamentales.
Luis Pino, Ddirector de la Carrera de Psicología de la Universidad de Las Américas (UDLA), destaca que “no hay evidencia científica concluyente en relación a que ciertos tipos de música van a propiciar un mayor bienestar psicológico, sino que tiene que ver con cómo la persona significa la música y el sentido que le da a esa tipología de música”.
“Esto quiere decir que si bien hay evidencia de que la música, por ejemplo, de Mozart, produce efectos cognitivos y una sensación de bienestar y distensión, podríamos perfectamente pensar que un joven, un adolescente que escucha música urbana, evoca ciertos espacios de aceptación, de identidad, de identificación con sus pares, también va a producir un efecto positivo”, dice.
Así mismo, manifiesta que “la música es una herramienta terapéutica que va acompañando para ambientar ciertos tipos de circunstancias y condiciones. Por ejemplo, en primer lugar, la música va a implicar la focalización a un estado y una condición más bien relajante y va a implicar una reducción del estrés y la ansiedad”.
El abandono repentino de la música, según la psicóloga Javiera Cornejo Schilling, no necesariamente es una señal de alerta por sí sola. Sin embargo, arguye que “en algunas personas, el abandono repentino de actividades placenteras como escuchar música o tocar algún instrumento que disfrutan, podría ser un indicador de cambios en el estado de ánimo o la motivación, lo que podría sugerir la necesidad de explorar más a fondo su bienestar emocional. Pero, siempre es recomendado analizar la situación una a una, observando si existen más síntomas que indiquen un posible problema de salud mental”.
La psicóloga Javiera Cornejo indica que “escuchar música de baja sintonía en cuanto a la salud mental, como música con letras negativas o violentas, podría tener un impacto negativo en algunas personas, especialmente si están pasando por un momento vulnerable emocionalmente”.
La interpretación de la música y su impacto pueden variar según la disposición emocional y las experiencias personales de cada individuo.
Cornejo añade que “este tipo de música podría reforzar pensamientos negativos o emociones dolorosas, en lugar de proporcionar consuelo o alivio. Sin embargo, el efecto específico de la música en la salud mental puede variar considerablemente entre individuos y depende de una variedad de factores contextuales y personales”.
Luis Pino, por su parte, enfatiza que “sin duda puede afectar si es que la persona previa a la música posee ciertas condiciones psicológicas, por ejemplo, con una sintomatología depresiva y, eventualmente, la música va a implicar que si es triste o melancólica, se sienta un poco mucho más deprimido o triste”.
Finalmente, es importante tener presente que la relación entre la música y la salud mental es fascinante y se puede destacar la influencia positiva que la música puede tener en nuestro bienestar emocional y psicológico, poseyendo la capacidad de reducir el estrés y la ansiedad, sin olvidar su papel terapéutico en el tratamiento de trastornos mentales; la música se revela como una poderosa herramienta que va más allá de la mera apreciación auditiva.