Einstein tenía dislexia. Hemingway también. La dislexia puede afectar a las personas durante toda su vida. Nuevos hallazgos pueden llevar a un nuevo enfoque de esta dificultad de aprendizaje.
Es posible que conozcas la sensación: lees letras de forma individual, no como las palabras y significados que forman.
Puedes omitir letras, sílabas o palabras completas, o intercambiarlas y agregarlas cuando lees y escribes. O puedes pasar por alto errores cuando escribes y te resulta difícil escribir de forma legible.
La dislexia se presenta en aproximadamente entre el 5 y el 10 por ciento de las personas en todo el mundo, lo que la convierte en el trastorno de aprendizaje más común.
Los síntomas pueden presentarse ya en la infancia. Los niños se ven afectados dos o tres veces más a menudo que las niñas.
En la escuela, los niños con dislexia pueden tener dificultades para reproducir o describir el contenido de los textos en una clase de lenguaje, como un texto que acaban de leer.
Las dificultades pueden presentarse en cualquier asignatura escolar en la que se requiera leer y escribir, incluso en matemáticas, o cuando se presenta un ejercicio como un texto.
Las personas con dificultades para leer y escribir tienen que hacer frente, sobre todo, a los prejuicios que les afectan, ya que la dislexia acompaña a muchas personas a lo largo de su vida. Primero en la escuela, luego en el trabajo y en la vida cotidiana.
Sin embargo, la dislexia no dice nada sobre el intelecto (o el talento creativo) de las personas que la padecen. Entre los disléxicos famosos, se encuentran Albert Einstein, Ludwig van Beethoven, Charles Darwin, Ernest Hemingway, Agatha Christie y Whoopi Goldberg, entre otros.
Las causas de la dislexia aún no se comprenden del todo. Sin embargo, investigadores de Dresde, en Alemania, afirman haber podido demostrar, por primera vez, que la dislexia está relacionada con cambios en la función y la estructura de una parte específica del cerebro humano llamada tálamo visual.
El tálamo visual es una región cerebral clave que conecta los ojos con la corteza cerebral, que es importante para nuestra capacidad de razonamiento, emoción, pensamiento, memoria, lenguaje y conciencia.
La información visual de los ojos se procesa en dos partes separadas con tareas diferentes. Una parte es más grande que la otra y procesa principalmente colores. La otra, más pequeña, reconoce movimientos e imágenes que cambian rápidamente.
Gracias a un sistema especial de resonancia magnética, en el Instituto Max Planck de Ciencias Cognitivas y Cerebrales Humanas de Leipzig los investigadores pudieron estudiar el tálamo visual con un detalle sin precedentes en humanos vivos.
Los investigadores descubrieron que las personas con dislexia muestran cambios en la función y la estructura de la parte sensible al movimiento del tálamo visual. Estos cambios son particularmente evidentes en los disléxicos masculinos.
El estudio, que fue publicado en la revista Brain, involucró a 25 personas con dislexia y 24 sujetos de control. “Abre el camino para futuras investigaciones destinadas a obtener una comprensión más completa de los mecanismos cerebrales subyacentes a la dislexia”, explica Katharina von Kriegstein, presidenta de Neurociencia Cognitiva y Clínica en la Universidad Politécnica de Dresde, y una de las autoras de la investigación.
Los hallazgos “podrían conducir al desarrollo de nuevos tratamientos y terapias”, afirma Christa Müller-Axt, investigadora asociada de la Universidad Politécnica de Dresde, que también colaboró en el estudio.
“Esto podría abrir posibilidades para técnicas de neuroestimulación no invasivas, como un método terapéutico prometedor para modular la actividad de estas estructuras cerebrales y así aliviar algunos síntomas de la dislexia”, explicó Müller-Axt a los presentadores del podcast Science Unscripted, de DW.
Asimismo, Müller-Axt afirmó que es crucial que ahora sepamos en qué parte del cerebro se desarrolla la dislexia, ya que, “si nos centramos en esta zona y modulamos su actividad, realmente podría ayudar a estas personas en el futuro”. Pero pasará algún tiempo antes de que se desarrollen enfoques terapéuticos nuevos, efectivos y sostenibles, agregó. (rr/ms)