El consumo de productos frescos y de temporada contribuye a mantener un sistema inmunológico fuerte, mejora la función cognitiva y protege la salud ósea.
La alimentación sostenible ha ganado protagonismo en los últimos años y su implementación en los hogares de personas mayores resulta especialmente importante.
En esta línea, Ruby Luno, académica de la Escuela de Nutrición y Dietética de Universidad de Las Américas, comenta que “este tipo de nutrición minimiza el impacto ambiental y apoya a los productores locales, al reducir la huella de carbono asociada al transporte de alimentos. Incluirla en la dieta de la población mayor, no solo fomenta el consumo responsable, sino que también contribuye directamente a mejorar su calidad de vida”.
Esta alternativa de alimentación, como explica Luno, “se trata de una dieta que garantiza la disponibilidad de alimentos en variedad, calidad y estacionalidad, cubriendo las necesidades nutricionales y energéticas de las personas mayores, lo que es fundamental para asegurar su bienestar integral y mantener un óptimo envejecimiento”.
Uno de los principales beneficios de adoptar este tipo de nutrición es su impacto positivo en la salud. El consumo de productos frescos y de temporada contribuye a mantener un sistema inmunológico fuerte, mejora la función cognitiva y protege la salud ósea, lo que, en conjunto, promueve un envejecimiento activo.
Además, estos insumos suelen ser más ricos en vitaminas y minerales, fundamentales en para el organismo.
Incorporar una alimentación sostenible también tiene un componente social importante. Al incentivar el consumo de productos locales, no solo se apoya a la economía de pequeñas comunidades, sino que se incentiva la cooperación familiar y comunitaria. “La educación y la concienciación son claves para fomentar cambios graduales”, explica la profesional de UDLA, quien destaca además que este tipo de hábitos ayudan a combatir la malnutrición, tanto por exceso como por déficit, reduciendo así el riesgo de enfermedades crónicas no transmisibles.
Por supuesto adoptar una alimentación sostenible en personas mayores no está exento de desafíos. La académica explica que uno de los principales obstáculos es el factor económico, dado que “las pensiones en Chile muchas veces no alcanzan para cubrir la compra de comidas variadas”. Sin embargo, recomienda estrategias como adquirir los alimentos en ferias locales certificadas y comprar solo lo necesario semanalmente para evitar el desperdicio de productos, lo que además permite ahorrar y mantener una dieta balanceada.
Fomentar una alimentación sostenible en los adultos mayores es una forma de cuidar su bienestar, al tiempo que se promueve un consumo más responsable y consciente con el entorno.
Como indica Luno, “se trata de una tarea en la que es necesario el compromiso de todos, desde los hogares hasta las políticas públicas que apoyen este tipo de iniciativas”.