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Hay demencias curables: el papel de los microbios cerebrales Salud Imagen: Depositphotos/IMAGO

Hay demencias curables: el papel de los microbios cerebrales

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Durante años, creímos que el cerebro era un espacio impenetrable. Pero ¿y si estuviera lleno de vida microbiana? Este descubrimiento podría ser la clave para revertir enfermedades devastadoras como el Alzheimer.


La revolucionaria hipótesis de que ciertas formas de demencia, incluida la enfermedad de Alzhéimer,podrían tener su origen en infecciones microbianas está transformando nuestra comprensión de estas patologías cerebrales.

Este cambio de paradigma sugiere algo extraordinario: condiciones tradicionalmente consideradas irreversibles podrían ser susceptibles de tratamiento. Las investigaciones recientes han revelado una intrincada red de conexiones entre microorganismos –bacterias, hongos y virus–y el deterioro cognitivo, abriendo nuevas vías terapéuticas que podrían revolucionar el abordaje de estas devastadoras enfermedades.

Esta revolucionaria perspectiva encuentra uno de sus casos más llamativos en Nikki Schultek, quien, según relata New Scientist, hace nueve años, en plena treintena y después de completar una media maratón, se enfrentó a un deterioro cognitivo devastador. Con dos hijos pequeños de tres y cinco años, temía no poder verlos crecer. “Era como vivir en una pesadilla”, recuerda Schultek, en una entrevista con The Guardian, donde, según el medio, aparece radiante y sin signos de enfermedad cerebral durante una videollamada desde Carolina del Norte.

El diagnóstico reveló que la bacteria Borrelia burgdorferi, causante de la enfermedad de Lyme, había invadido sigilosamente su cerebro. Los antibióticos revirtieron su deterioro. No obstante, esta bacteria es difícil de erradicar una vez que alcanza el tejido cerebral.

El mito del cerebro estéril

Esta experiencia llevó a Schultek, representante farmacéutica reconvertida en investigadora, a crear la Iniciativa del Patobioma del Alzhéimer (AlzPI), reuniendo a investigadores de instituciones prestigiosas como Cambridge, Heidelberg y el Hospital General de Massachusetts. Su investigación está desafiando una creencia fundamental: la supuesta esterilidad del cerebro. Lejos de ser una fortaleza inmaculada protegida por la barrera hematoencefálica, nuestros cerebros albergan un ecosistema microbiano sorprendentemente diverso.

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