Con la llegada de las altas temperaturas, lograr un sueño reparador se convierte en un desafío. El calor nocturno y la incomodidad que genera pueden interrumpir el descanso, afectando el bienestar general.
Dormirse durante una ola de calor puede ser difícil porque las altas temperaturas afectan los procesos fisiológicos necesarios para iniciar y mantener el sueño. Algo que queda patente estos días cuando, según las proyecciones de la Dirección Meteorológica de Chile (DMC), las altas temperaturas se mantendrán en la zona central con una ola de calor que dejará máximas de hasta 34 grados.
El cuerpo necesita bajar su temperatura interna unos grados para iniciar el sueño. El calor ambiental dificulta este proceso, retrasando el momento en que te sientes cómodo para dormir.
Además, el sudor excesivo, la humedad y la sensación pegajosa hacen que sea difícil relajarse. Por eso, la ropa de cama o el colchón que no disipan bien el calor pueden agravar esta incomodidad.
El dormir con temperaturas sobre los 18 y 20 grados afecta aún más el bienestar de las personas que sufren de insomnio crónico, que es cerca del 27% de la población, según un estudio realizado por la Universidad de Chile.
Hay algunos trucos para mejorar estas condiciones, ya sea entfriando el entorno o el cuerpo:
Sábanas frescas
El bambú ha surgido como un material para sabanas cómodas y frescas a la hora de descansar. También es especialmente útil para quienes experimentan sudoración excesiva, ya que actúa como un aliado para reducir la humedad. De hecho se estima que puede absorber hasta un 40% más de humedad que el algodón.
Aunque no existen estudios específicos sobre sus usos, “investigaciones sobre materiales transpirables y termorreguladores respaldan su efectividad para mejorar el sueño en climas cálidos, al permitir disipar el calor y mantener una sensación de frescura en la piel, lo que lo hace ideal para las noches calurosas”, detalla Manuel Ovalle de Hypnos, especialistas en el bienestar del sueño.
Además cuenta con propiedades antibacterianas y antifúngicos. “Este material posee un agente antimicrobiano natural, el bambú, que se desarrolla como mecanismo de defensa en su entorno el crecimiento de bacterias y hongos, lo que ayuda a mantener las sábanas frescas y libres de olores por más tiempo”, dice el experto.
Por otro lado, el bambú “es un material sostenible, cultivado con bajo impacto ambiental. Su uso en textiles no solo promueve un descanso más cómodo, sino también una opción responsable con el medio ambiente”, comenta Ovalle.