
Preocupante aumento del consumo de Zoplicona en Chile
La zopiclona es un ansiolítico e inductor del sueño de estructura diferente a las benzodiazepinas. De acuerdo con la normativa vigente, solo se puede adquirir en farmacias con una receta medica que debe ser retenida al momento de la dispensación del químico farmacéutico, pero a diferencia de las benzodiazepinas no requiere un registro de stock de cuantas unidades tiene en inventario.
Para contextualizar, de los medicamentos que se venden con receta médica, existen tres condiciones distintas: aquellos a los que solo se exige presentar la receta y ésta se regresa al paciente, otros a los que se debe retener la receta y otros que, además de retener la receta, debe llevarse registro de los ingresos y egresos (ventas) de cada producto. La autoridad sanitaria, en este caso el ISP y las SEREMIS, fiscalizan que el saldo registrado coincida con el stock físico disponible en la farmacia.
Esta exigencia de registro de ingresos y egresos que tienen las benzodiazepinas, por ejemplo, controla la venta de estos productos farmacéuticos, dada la fiscalización estricta y las sanciones que pueden incluso escalar al ser considerado un tráfico de drogas si los registros de saldos no coinciden con el stock físico.
La zopiclona no tiene esta exigencia, por lo que la venta no es del todo controlada.
Según un informe de IQVIA -empresa que lleva la data de comportamiento del mercado farmacéutico-, la zopiclona es la quinta molécula farmacéutica más vendida en Chile en el año 2024, subiendo tres puestos respecto de 2023 (que se encontraba en el octavo lugar), con un crecimiento del 20,9% en comparación de unidades (el crecimiento del 2023 fue de un 9,8%) y en diciembre de 2024 llegó a ser el tercer medicamento más comercializado, superado por paracetamol e ibuprofeno que son analgésicos de venta sin receta en farmacias.
Este aumento es preocupante y habrá hipótesis del aumento de los problemas de salud mental relacionados a la ansiedad y la dificultad de conciliar el sueño pospandémico, pero hay dos datos que hacen dudar esta sola tesis. El primero, el aumento del consumo de este producto al doble entre los años analizados y el segundo, que los otros productos de igual indicación, pero mayor control, están sobre el lugar 50 del ranking y tienen una participación de menos del 0,5% del total del mercado farmacéutico.
El efecto adictivo de la zopiclona es menor que el de las benzodiazepinas, pero eso no significa que esté libre de convertirse en una adicción, y el aumento de su uso algo dice al respecto, claramente hay un uso no racional de este producto.
Es cierto que la fiscalización de la autoridad sanitaria (ISP y SEREMIS) es más compleja que en el caso de las benzodiazepinas, que solo requiere ver cuánto saldo registra el libro y comparar con el stock físico. Para fiscalizar si una farmacia vende más zopiclona que las recetas que retiene, se debería pedir las guías de despacho y facturas, ver los ingresos en los respectivos sistemas de inventario y restando cantidades de recetas ver, con un margen de error, cual es la cantidad física disponible, si eso no calza, vale decir, se observa que hay mucho menos unidades que las que debiesen estar, claramente hay una venta que no sigue las normas y debe ser sancionado.
La venta irracional de este medicamento y el aumento de su comercio ilegal (en redes sociales, en ferias y la venta ambulante), puede también deberse al poco control en ciertas farmacias, atentando a principios fundamentales de la profesión del químico farmacéutico. La farmacia es un centro de salud, definición de nuestro Código Sanitario, por lo que si un químico farmacéutico permite que en su farmacia se venda indiscriminadamente la zopiclona no sólo falta a la ética profesional sino que atenta directamente en el bienestar de la comunidad que nos comprometimos a cuidar como profesionales de la salud.
Dentro de los efectos adversos reportados, los que aumentan al ingerir mayores dosis, está la aparición de alucinaciones, taquicardia, palpitaciones, un efecto rebote que genera mayor ansiedad, en ocasiones convulsiones. Además, el abuso de este medicamento -que aumenta la somnolencia- puede ser causante de fatales accidentes, por ejemplo en conductores de transporte público; su uso inadecuado puede generar perdidas de memoria.
La zopiclona, al igual que el zolpidem, fármaco de iguales características (hipnótico no benzodiazepinico) debe incluirse en las listas de control de los respectivos reglamentos considerado como un psicotrópico para efectos de ser sancionado su tráfico por la Ley 20.000 cuando su uso sea irregular.
Zopiclona tiene 8 registros sanitarios vigentes en Chile, 3 de marca comercial y 5 genéricos. Los laboratorios titulares de este producto son Interpharma, Chemopharma, MiLab, Laboratorio Chile, Ascend y Seven Pharma.
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