El gobierno brasileño no permite que la regresión económica, la Copa Mundial de Fútbol o los Juegos Olímpicos se interpongan en sus esfuerzos por ayudar a todos, desde los habitantes de las villas miserias hasta los jóvenes profesionales, a comprar casas.
La presidenta Dilma Rousseff está utilizando subsidios federales y créditos de bancos estatales para impulsar la vivienda aun después de que la expansión económica se frenó por segundo año consecutivo en 2012 y el crecimiento hipotecario bajó. Los aumentos de los precios de las casas también muestran una desaceleración después de haber subido 58 por ciento desde 2010.
“El mercado está tratando de auto-corregirse” y “el gobierno arroja más dinero para que siga creciendo”, dijo Adolfo Sachsida, economista del Instituto de Investigación Económica Aplicada de Brasilia, un organismo estatal federal que evalúa políticas públicas. “Este mercado emplea a mucha gente y quieren mantenerlo activo para que el empleo no caiga”.
Rousseff está inyectando más dinero en el mercado inmobiliario pese a que las tasas de interés se mantienen en su nivel más bajo en la historia de Brasil, y la inflación anual se sitúa desde hace 29 meses por encima de la meta del banco central. En tanto el crecimiento económico declinó el año pasado hasta su nivel más bajo entre las economías de los grandes mercados emergentes, casi duplicó el gasto en un plan brasileño destinado a construir 2 millones de casas para gente de bajos ingresos en 2014, un objetivo que se encarece en la medida que los preparativos para la Copa Mundial que se llevará a cabo ese año, y los Juegos Olímpicos en 2016 contribuyen a aumentar los costos de la construcción.
Préstamos para vivienda
El monto de los préstamos pendientes para la vivienda creció 38,2 por ciento en 2012, por debajo del nivel de 44,5 por ciento en 2011 y 51,1 por ciento en 2010, que fue el nivel más alto desde 1992, según datos del banco central. El crédito total pendiente creció 16,2 por ciento el año pasado.
Las medidas del gobierno están ayudando a sostener los precios, hecho que allana el camino para una caída cuando las tasas de interés suban desde mínimos récord, según Sachsida, co-autor de un informe de IPEA fechado en agosto pasado según el cual el gobierno está fomentando una burbuja inmobiliaria.
“Cuando las tasas suban en el exterior, Brasil se verá obligado a subir las tasas también aquí. Al hacerlo, afectará a una población que ya está muy endeudada y eso hará estallar la burbuja”, dijo.
Las opiniones volcadas en el informe no reflejan el punto de vista de la organización, según un funcionario de prensa de IPEA en Brasilia, que solicitó no ser identificado de conformidad con la política de la institución.
Riesgos de burbuja
“La mayoría de los analistas llegó a la conclusión de que no existe ningún riesgo de burbuja inmobiliaria”, dijo a los periodistas en Brasilia Dyogo Oliveira, subsecretario ejecutivo en el Ministerio de Finanzas el 31 de enero. “En este momento, no hay por qué preocuparse”.
Si bien 35 millones de brasileños ingresaron en la clase media durante la década pasada, según la Fundación Getulio Vargas con sede en Río de Janeiro, el gobierno estima que hay un déficit de 6,3 millones de casas.
Rousseff incrementó el gasto en su iniciativa de viviendas para gente de bajos ingresos, llamada Minha Casa, Minha Vida (Mi Casa, Mi Vida), un 93 por ciento, hasta 11.200 millones de reales (US$5.700 millones), desde enero hasta noviembre de 2012, según el Ministerio de Hacienda.
El gobierno elevó dos veces los topes para los hogares con derecho a los subsidios del programa desde 2009, hasta 190.000 reales en Río de Janeiro y Sao Paulo, en tanto los precios de los bienes raíces en alza llevaron a los constructores a ejercer presión exigiendo pagos más altos para cubrir los costos de construcción.
Copa del Mundo
Los preparativos para la Copa del Mundo y los Juegos Olímpicos también aumentaron la demanda, dijo el informe de IPEA.
“El programa de obras públicas que trata de modernizar y vigorizar algunas ciudades para la Copa del Mundo en 2014 y los Juegos Olímpicos en Río en 2016 también ha contribuido al aumento de los precios inmobiliarios”.
Los precios en alza están afectando la meta original del programa del gobierno de llegar a los más pobres de Brasil, ya que los constructores se concentran en construir casas más caras que siguen estando dentro del plan de subsidios, según Claudia Magalhaes Eloy, profesora de arquitectura y urbanismo en la Universidad de Sao Paulo.
“Estos aumentos pueden atribuirse en parte a las mejoras en las unidades de vivienda, pero en realidad se explican principalmente por las presiones de los promotores inmobiliarios para ajustar los costos más altos debido, en parte, a la especulación en bienes raíces”, escribieron Eloy, Fernanda Costa y Rossella Rossetto en un artículo escrito en 2012 para la revista Housing Finance International. “Esto hace peligrar la continuidad de la política de subsidios y causa efectos importantes en el mercado, reduciendo el acceso a la vivienda”.
Según Eloy, desde abril de 2009 hasta mayo de 2012, sólo 40 por ciento de las casas contratadas para construir se destinaron a familias del segmento de ingresos más bajos.
La política de vivienda del gobierno brasileño sería más eficaz si donara parte de la tierra que controla para la construcción de viviendas a gente de bajos ingresos en vez de entregar más efectivo a los constructores para responder a los aumentos de precios, según Sachsida de IPEA. Es poco probable que el gobierno ceda ese poder, dijo.
“El mayor sueño de los brasileños es tener casa propia, o sea que cualquier política que lo facilite es bienvenida”, dijo. “Esto dificulta el acceso a la propiedad, porque la forma en que se hace incrementa los precios de la vivienda”.