Publicidad
¡Al agua Bragas! Bella y Sana

¡Al agua Bragas!

Publicidad
Laura Quintana
Por : Laura Quintana Periodista. Coach Ontológico, y Mentora. Experta en comunicación estratégica y legislación en torno a Diversidad, Género e Inclusión.
Ver Más


La primera vez que fui a nadar fue por recomendación de mi psiquiatra. Me había dado mi primera crisis de pánico y, después de algunas sesiones, me dijo que el estar en el agua y hacer un ejercicio repetitivo me podría ayudar a meditar y bajar mis niveles de estrés. Esto fue hace trece años.

Hay algo de estar en el agua que es liberador, quizás sea el transgredir las leyes de la física. Nadar a veces es como volar para mí -volar en medio del agua- y, tal como lo dijo el psiquiatra, puede ser un espacio de reflexión e incluso de desahogo. Me he sorprendido gritando debajo del agua de felicidad o llorando con la más profunda angustia, siento que al salir de la piscina esa angustia queda en el agua.

La natación puede ser practicada por gente de todas las edades, ya que dentro del agua el impacto sobre las distintas partes de nuestro cuerpo se reduce, minimizando a la vez la exigencia en huesos y articulaciones. Casi no existe riesgo de lesiones. De hecho algunas de mis amigas “sirenas”, mujeres mayores que ya pasan los 60, se han sometido a cirugías a rodillas o brazos y lo primero que les recomiendan es volver a nadar y a ejercitarse en el agua.

Hay diversas formas de practicar este deporte: en lo particular me gusta nadar 2.000 metros a distintas velocidades y estilos, ojalá en una hora. Pero también se puede practicar aqua aerobic, ejercicios aeróbicos en el agua, o simplemente flotar y conversar como lo hacen la mayoría de las Sirenas. El agua es un lugar lúdico y de encuentro donde no está el celular, el computador, ni el televisor, donde estamos más vulnerables y donde de cierta manera volvemos al útero

Los beneficios de este deporte son múltiples y se han ido descubriendo a través de los años, entre otras: ayuda a corregir desviaciones de la columna vertebral (hiperlordósis, hipersifósis, escoliósis, hernias discales, entre otras), se recomienda para tratar enfermedades cardiacas y circulatorias, siendo beneficiosa además para tratar la artrosis, artritis y obesidad.

Mejora nuestra resistencia física, ( ya no te cansarás tanto subiendo escaleras o corriendo para no perder el vagón del Metro), mantiene tus piernas sanas porque estimula la circulación sanguínea previniendo las varices, mantiene la presión arterial estable, fortalece la musculatura (más de dos tercios de todos los músculos de nuestro cuerpo trabajan al nadar), mejora la postura corporal (comprobado empíricamente: cuando dejo de nadar un tiempo me vuelvo a “encorvar”), ayuda a combatir la depresión y la ansiedad, entre otros.

Suena una maravilla, ¿no? Bueno, antes de decidirte a nadar debes saber que es un deporte que requiere tiempo, por lo menos dos horas, y constancia: lo ideal es nadar cuatro veces por semana. Pero chicas Bragas les digo vale la pena, la elasticidad mejora y por ende el sexo, te sientes más guapa y sexy, con más energía y con un estado de ánimo positivo que te lleva a llenar la mochila cada día y volver a casa a secar lo mojado.

Recomiendo nadar temprano. La piscina a la que yo voy abre a las 6 A.M, eso te mantendrá todo el día con la energía a full y por la noche te entregará una buena calidad de sueño. También debes tener en cuenta que el agua tratada con cloro y otros elementos para mantener su PH, suele deshidratar sobre todo el pelo y las uñas, por lo que tras cada ducha post piscina debes usar una crema hidratante para cuerpo y una para manos y uñas, además existen productos para el pelo teñido que se aplican antes de meterse al agua para protegerlo del cloro.

¡Anímate! Date un tiempo para estar a solas contigo en el agua, cada día irás mejorando tu técnica y llegará el momento en que tu cuerpo se deslice sin mayores dificultades en el medio acuático y se abrirá tu mente para meditar y encontrar soluciones hasta para los problemas más difíciles. ¡Al agua Bragas!

Publicidad

Tendencias