Esta semana nos enteramos de la disputa entre Kylie Minogue y Kylie Jenner en la lucha por quien se quedaría con la marca ‘Kylie’. Ambas tienen un mismo nombre, pero con distintos apellidos e intereses comerciales, hasta ahora que se empezaron a cruzar y por eso se fueron a disputa. Vamos a analizarlas.
Recuerdo de chica escuchar a la cantante Kylie Minogue con sus mega hits musicales y su look de niña inocente. Usaba esos pelos crespos frisados, tan particulares de los 80’s, y una sonrisa de grandes dientes, que supongo perfeccionó con el paso de los años. Creo que se los achicó, a diferencia de lo que hoy está de moda, que es agrandarlos, pero de eso escribiré en otro momento.
[cita tipo=»destaque»] Las hermanas Kardashians pusieron de moda eso de cuidarnos el vestuario, el físico, el pelo y el maquillaje, tema que podría ser visto como una frivolidad, pero que de una u otra forma en la sociedad mundial nos permite ser más o menos visibles y hasta sentirnos mejor con nosotras mismas.
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La Minogue fue creciendo y luciendo cada vez más estupenda hasta convertirse en una sex symbol. Sólo pude notar su adultez después de que sufrió cáncer de mamas, del cual afortunadamente se recuperó muy bien. Tan bien que ese desgaste físico del tratamiento la hizo verse más real, como una, que tiene sus imperfecciones naturales acorde con la edad.
Kylie Minogue emana sensualidad, delicadeza, talento y evoca esa magia que provocaban los shows de cabaret, que aunaban todas estas características, las mismas que ha explotado en su imagen artística y en la puesta en escena de cada una de sus presentaciones en vivo.
A Kylie Jenner la conocí hace pocos años por ser parte de los realities de sus hermanas, las Kardashians, y su ‘Ma-Pa’ Caitlyn Jenner, como le decían ella y su hermana Kendall a su padre en algún capítulo de I’m Cait. También vi imágenes de su cambio físico a través de cirugías plásticas, las que terminaron en el éxito de su línea de maquillaje impulsada por el fanatismo de las seguidoras de Keeping up with The Kardashians.
Estas hermanas pusieron de moda eso de cuidarnos el vestuario, el físico, el pelo y el maquillaje, tema que podría ser visto como una frivolidad, pero que de una u otra forma en la sociedad mundial nos permite ser más o menos visibles y hasta sentirnos mejor con nosotras mismas. Quizás algunas de ustedes no están de acuerdo con esta situación, pero así es la realidad. Lo digo por experiencia: cuando quise lucir una imagen sobria de pelo largo castaño con reflejos rubios y vestida como primera dama, me di cuenta que mi trayectoria, prestigio y talento pesaban más que mis kilos de sobra. Así que acepté mi físico de modelo XL –¡por resignación, jajaja!- y decidí convertirme en una curvilínea Kardashian, volviendo a amar mi look actual de pelo naranjo y cuerpo ‘shenshual’.
A pesar de agradecerles el empujón de aceptación externa, existe una brecha generacional que hace que me sienta más identificada con Kylie Minogue, quien tiene una carrera artística que le precede hace muchos años, es dueña del dominio kylie.com, un perfume y varios otros productos, por ende la marca ‘Kylie’ le pertenece moral y legalmente, tal como lo ha determinado la oficina de patentes de Estados Unidos.
Jenner pretende impugnar este fallo del juez alegando que ambas ofrecen productos muy distintos. De momento, el Kyliedrama cerró un importante capítulo y podría ser el fin.