Lo más potente de ésta serie inglesa de la BBC es su protagonista, Sarah Lancashire, con una muy buena interpretación de la agente de policía Catherine Cawood, una especie de heroína ciudadana que se enfrenta a un caso policial que la afecta directamente, y más aún, está en medio del drama familiar que vive.
Esto va de policías, pero no en la dinámica de “policía bueno, policía malo”, sino de policías de un pequeño pueblo donde todos se conocen, lo que genera conflictos siempre, como se ve reflejado en sus dos temporadas de seis capítulos cada una.
Con un poco de ironía -que apenas se alcanza a distinguir en el guión- se incluye a mitad de la primera temporada otro drama, otro misterio, con un policía en medio de manera tan natural, que te demoras en darte cuenta. Totalmente recomendada para quien guste de los buenos diálogos, de las producciones inglesas y de los misterios policiales. Un poco irónica, pero siempre dramática, no de llorar, pero sí de angustiarse.