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Laura Falero, comediante uruguaya: “Reconocer nuestros micromachismos y desprogramarlos es mi pequeña gran revolución” Te descubro

Laura Falero, comediante uruguaya: “Reconocer nuestros micromachismos y desprogramarlos es mi pequeña gran revolución”

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Loreto Santibáñez
Por : Loreto Santibáñez Editora de Agenda País y Revista Jengibre. Periodista UC
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La uruguaya, que se presentará este viernes en nuestro país, nos habla de comedia, feminismo, y de cómo logró transformar sus ideas y pensamientos en un exitoso y divertido relato de vida.


Laura Falero es una joven comediante uruguaya, comunicadora, conductora de radio, guionista y mucho más. Ha ganado premios de stand up, también hace música y por si fuera poco, se declara feminista.

Y es desde el escenario que habla de la igualdad de género, cuestiona la sociedad patriarcal e invita a cambiar de mentalidad.

– ¿Cómo y por qué te acercaste al humor y al stand up? ¿En Uruguay es principalmente un terreno de hombres, al igual que en Chile? 

– Cuando comencé a hacer stand up, no era una cuestión de hombres, no era una cuestión de nadie en Uruguay, el género se estaba descubriendo y éramos un montón de curiosos tratando de aprender y compartir lo que  prendíamos entre nosotros, quizás más a modo de juego. Este juego luego se trasformó para muchos en un gran compromiso y en mi caso en una profesión. Y sí, siempre los hombres predominaron, pero porque la comedia es un terreno masculino por tradición social, y la mujer un elemento decorativo, como pasa en muchos otros ámbitos de la vida.

– ¿Crees que tu humor es para todos o principalmente para mujeres?

– Es para todos. No creo en el humor de género. La comedia que me interesa transitar, parte desde premisas  particulares, no generales. Parte de mi individualidad y mi experiencia libre y crítica, parte de mi necesidad de trasmitir mis revelaciones y cuestionamientos sobres la existencia humana. Y eso trasgrede géneros, intenta ser honesta y fiel a mí misma.

A Laura siempre le gustó escribir: «Tengo más de ocho cuadernos o diarios íntimos donde siendo niña ya anotaba pensamientos, cuentos, observaciones y demás», recuerda. Es esa percepción de la realidad la que ha sabido transformar en un discurso sólido, pero con mucho sentido del humor, donde reflexiona sobre los estereotipos de género o los valores impuestos en nuestra sociedad.

Reconoce que no vio la rutina de Chiqui Aguayo en el último Festival de Viña del Mar, por lo que dice no sentirse en condiciones de opinar sobre las críticas que recibió, porque además desconoce los mandatos culturales chilenos. Sin embargo asegura que respeta ante todo el trabajo del comediante, sea quien sea.

– ¿Qué piensas de las críticas por el lenguaje que usan algunas mujeres en el humor? ¿Las mujeres pueden decir garabatos o hablar de genitales sin ser calificadas de «ordinarias»?

– Las mujeres, o mejor dicho las personas, pueden decir lo que quieran, habrá algunos que se reconozca con un discurso y otros con otros. En la comedia no hay reglas, hay moral. Cada comediante tiene una moral formada, que la propia comedia muchas veces te la hace cuestionar y eso me parece fabuloso porque te expande y, por otro lado, cada una de las personas del público tiene su propia moral también, establecida por su cultura, sus valores del hogar y sus vínculos, su educación y sus mandatos sociales. Entre estos dos actores sociales sucede o no la experiencia de la risa, o el juego, hay quienes se divierten y quienes no y ambas cosas están bien.

– Hay muchos hombres que se resisten o ni siquiera escuchan el humor hecho por mujeres.  

– En mi país hay algún comediante que cree que las mujeres no podemos hacer reír. Y yo me río, porque no me puede afectar, porque si no, no avanzo. Yo soy mujer y soy persona. A mí esas creencias me llevan a un análisis más hondo, que tiene que ver con la desprogramación genética que está viviendo la sociedad, muy lentamente, de los mandatos que tenemos impuestos según el rol que ocupamos, y muchos de esos mandatos tienen que ver con el macho a quien se le está poniendo en jaque, y sobre todo con la mujer, o mejor dicho con "lo femenino" o en términos de Jung el «Anima». Y aquí cito a mi querido Galeano «porque al fin y al cabo el miedo de la mujer a la violencia del hombre es el espejo del miedo del hombre a la mujer sin miedo».

Por estos días Laura se encuentra por primera vez en Chile presentando su unipersonal Graciosa en el Primer Ciclo de Comedia Internacional en el Comedy Restobar. Además dictará un taller de uso del cuerpo en la comedia.

«Graciosa cuestiona los mandatos sobre todo femeninos, machistas y obsoletos, plantea premisas sobre el nuevo rol de lo femenino tanto en la mujer como en el hombre, y cuestiona al patriarcado como hegemonía cultural dominante. Hablo de la violencia machista, el miedo a la violación, y cuestiono mandatos masculinos naturalizados que la sociedad erróneamente los tilda de ‘actos degenerados’ cuando en realidad son complementarte naturales en cualquier sociedad. También hablo de ser solo, y lo bien que se siente», adelanta.

– Te declaras feminista ¿desde cuándo? 

– Creo que siempre lo fui, sólo que me di cuenta siendo más adulta. En mi casa, mis padres me criaron libre y sobre todo fomentando una actitud crítica. La discusión científica, social o antropológica de la humanidad siempre estuvo presente en la sobremesa de mi casa. Lo vivo como algo natural, se fue moldeando con las lecturas, con el arte que me interesaba y con mi propia experiencia personal. No concibo el mundo de otra manera. Cuando fui creciendo y fui entendiendo que lo que había vivido en distintos momentos de mi vida había sido producto del machismo y comencé a reconocer con más asiduidad su manifestación, comenzó mi militancia más activa. Cuando despenalizamos el aborto en Uruguay, conocí a muchos colectivos feministas que me fueron guiando. Y una de las razones por las cuales soy feminista es que es un despertar de la conciencia constante, el inconsciente se manifiesta y se te planta con una revelación conmovedora o atroz que te hace pasar una capa más y derribar creencias constantemente.

– ¿Cuál es la principal crítica que le harías a las mujeres y qué es lo que te gustaría destacar o promover de nosotras? 

– Que no usen más el término «empoderamiento». No queremos poder, queremos igualad de derechos humanos. No somos una manada de perros que vienen a morder, somos persona. Y que cuidemos el concepto de sororidad, y que éste trasgreda clases sociales, razas y géneros biológicos. Y con respecto a promover, es una pregunta extraña, porque parece que fuéramos una marca o un candidato a la presidencia. Somos seres humanos, con vulva, no sé si somos las mujeres las que debamos promover algo, creo que es el patriarcado el que tiene que dejar de oprimir. Y entre nosotras, hablar, contarnos la vida, para aliviarnos y descubrir la verdad.

– Ahora que estamos conmemorando el Día Internacional de la Mujer ¿Cuáles son los principales cambios que crees que debería haber en la sociedad en cuanto a las mujeres?

– Con total honestidad y con mucho más amor, no creo en que sólo el 8 de marzo, o sólo en marzo pensemos en los  derechos humanos que la mujer merece. Es más, creo que en los últimos años se ha convertido en la bandera de muchas corporaciones que utilizan este mes para darle un valor a su negocio porque es lo «políticamente correcto». Porque no nos olvidemos que el machismo es capitalismo. Los cambios son paulatinos, con acciones, con desbloqueos sociales, con un constante cuestionamiento de cómo nos vemos a nosotros mismos: lo que mostramos debería ser lo que queremos ver. Y ese es el cambio de paradigma, en mi humilde opinión. El cambio es erradicar el machismo, o sea la discriminación hacia la mujer o lo femenino. Reconocer nuestros micromachismos y desprogramarlos. Yo tengo 35 años y sé que no voy a llegar a verlo, pero es mi pequeña gran revolución.

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