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Mujeres iraníes y su lucha para poder andar sin velo por la calle Destacado

Mujeres iraníes y su lucha para poder andar sin velo por la calle

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Loreto Santibáñez
Por : Loreto Santibáñez Editora de Agenda País y Revista Jengibre. Periodista UC
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Llevar el velo islámico llamado hijab es obligatorio para las mujeres en Irán. Sin embargo, las nuevas generaciones se las ingenian para poder escapar de la Policía Moral.


En Irán, las mujeres no pueden andar por las calles con su cabeza o cuerpo descubierto. Tras la Revolución Islámica en 1979, el ayatola Ruhollah Jomeini se convirtió en el líder de la nueva República Islámica y al poco tiempo decretó la obligación de que las mujeres llevaran velo. Ahí la política y la religión están ligadas, y el país se rige por la sharía, una ley de la religión islámica que recoge un conjunto de mandamientos relativos a la conducta humana, que no se basa en ningún código legal definido y depende de la interpretación de cada gobierno.

Por eso en el país solo hay algunos espacios públicos y al aire libre para ellas en los que no rigen los estrictos códigos de vestimenta: los parques de mujeres. En Teherán, la capital, hay cuatro, donde solo pueden acceder niños varones menores de 6 años y están prohibidas las fotos o videos para mantener la privacidad.

La idea de crear estos parques no surgió por mejorar la calidad de vida de estas mujeres en una sociedad tan restrictiva, si no porque un estudio evidenció el déficit de vitamina D en muchas iraníes causado por su escasa exposición solar.

Por eso, y para poder descubrir su cuerpo alejado de las miradas masculinas, estos espacios se encuentran rodeados por altos muros y tanto el mantenimiento de seguridad como de jardinería está a cargo de mujeres.

Sahar, una estudiante de secundaria usuaria de estos parques, señaló a Efe que ahí puede sentirse más libre para pasear o practicar deporte: «A las mujeres nos gustan estos parques desde su apertura», sostuvo. De la misma opinión es Shirin, una ama de casa de unos 50 años que acude a diario a ellos, quien aseguró que «es muy cómodo no cubrirse el pelo y con el buen tiempo se puede estar incluso en camiseta de tirantes y pantalón corto, lo que nos permite tomar sol».

La vida para las mujeres iraniés está llena de restricciones. Y se siguen sumando. El actual líder espiritual, el ayatolá Alí Jamenei, manifestó recientemente que las mujeres no debían montar en bicicleta públicamente, «porque atrae la atención de los hombres, expone a la sociedad a la perversión y quebranta la castidad de la mujer».

Pero notas están de acuerdo con estas normas. Una de las grandes campañas feministas iraníes es My Stealthy Freedom (Mi Libertad Oculta), iniciada por la periodista y activista Masih Alinejad, que publicó varias fotos de sí misma sin el velo. La imagen se hizo viral y muchas iraníes siguieron su ejemplo difundiendo imágenes normales de su día a día, en lugares públicos de Irán, sin pañuelo y abogando por el derecho a la libre decisión.

Masih Alinejad,

Muchas mujeres de ese país quieren cambios para terminar con la discriminación de género. El año pasado, 18 mujeres entraron a la cámara como diputadas, el mayor número en la historia parlamentaria iraní. Sin embargo, sectores conservadores pidieron anular la elección de una de las legisladoras debido a la publicación de unas fotos suyas sin velo durante un viaje al exterior.

«Antes de las elecciones parlamentarias del año pasado, activistas por los derechos de las mujeres iniciaron la campaña ‘Cambiemos el rostro masculino del parlamento’. No sólo pretendían alentar a las mujeres a presentarse a la Cámara, sino que también criticaban a las diputadas que no presionaban para obtener más derechos. Así, se triplicó el número de mujeres que se presentaron en comparación a 2012», escribió Holly Dagres, analista en Irán y editora del boletín informativo The Iranist.

Estrategias para tener más libertad

En Irán todas las mujeres, incluso las turistas, deben salir a la calle con la cabeza cubierta por un velo. Las niñas mayores de nueve años tienen que llevar el hijab incluso dentro de su domicilio o en cualquier otro lugar si está frente a un hombre mayor de 15 años.

Existen las Gasht-e Ershad (Patrullas de Guía) que se formaron el 2007 cuando las autoridades decidieron combatir la vestimenta «no islámica». Sólo durante el 2014, se multó, llamó la atención y arrestó a 3,6 millones de mujeres iraníes. Las faltas incluyen llevar el pañuelo que cubre la cabeza lo más atrás posible o vestir prendas sueltas, especialmente durante el caluroso verano.

Durante el año pasado, Irán dispuso 7.000 nuevos agentes de la moral -incluídas mujeres- con el fin de intensificar la presión sobre la población en general. Si bien hay hombres a los que se les sanciona por llevar peinados «muy occidentales», son las mujeres  las más afectadas.

La nueva «Policía Moral» dependen del ayatolá  Jamenei. Por eso el gobierno del Presidente Hassan Rohani no tiene autoridad sobre ella -a pesar de estar en contra- pues la Constitución de Irán le da escasa influencia sobre las fuerzas de seguridad.

El descontento entre las nuevas generaciones crece. Una de las formas de protesta más difundidas consiste en quitarse el velo al conducir. Como consecuencia de esa práctica solo en 10 meses de 2015 la policía retuvo unos 40.000 coches de las infractoras.

También algunas mujeres empezaron a raparse la cabeza y a vestir con ropa suelta y más masculina para lograr ser confundidas por hombres y pasar inadvertidas ante los ojos de la policía. Diversos casos se han masificado en redes sociales como verdaderas hazañas.

El temor a encontrar a agentes de la policía llevó incluso a la creación de una aplicación móvil, donde los usuarios señalaban en el mapa el lugar donde los agentes se encontraban fiscalizando. Sin embargo, la avalancha de descargas que produjo su estreno puso en alerta al Gobierno  y se prohibió. A pesar del bloqueo, la aplicación puede descargarse fuera de las fronteras de la República Islámica.

Mujeres las más discriminadas

La imposición de cubrir el cuerpo no es la única ley que afecta a las iraníes. Otras leyes discriminatorias son que una mujer no puede casarse sin el permiso de sus padre, no puede viajar al extranjero sin la correspondiente autorización de sus padres o de su marido, ninguna mujer puede ser jueza y cualquier relación extramatrimonial es severamente castigada.

Además, reciben menos salario que un hombre en el mismo puesto de trabajo, pues ellos son los «jefes de hogar». La activista por los derechos humanos Shadi Sadr asegura además que en un país donde el 60 por ciento de los estudiantes son mujeres, menos del 20 por ciento logra obtener un trabajo.

«No quiero vivir en un país donde un desconocido te grita desde su coche que te pongas el pañuelo», afirmó Karima, una arquitecta en trámites de obtener un visado para poder mudarse al extranjero, a El País. «Aquí, si un hombre te toca o te dice alguna obscenidad, tienes que agachar la cabeza y seguir tu camino. Eres tú la que provocas», relató.

La arquitecta confiesa que no puede seguir viviendo sin libertad, interpretando una vida inventada cuando sale a la calle. «Una actividad tan simple en muchos países como tomar el sol en bikini, aquí tienes que viajar kilómetros para adentrarte en medio del desierto y que nadie te vea».

Sin embargo, reconoce que su vida es más tranquila por ser una persona de altos ingresos y vive sola en un apartamento al norte de la ciudad, la zona rica de la capital. «Si tienes dinero, tienes libertad. Esa es una de las grandes contradicciones de la República Islámica de Irán».

Al igual que Karima, Yala también vive sola en la zona del norte de Teherán. La ingeniera dijo a El País tener una posición privilegiada, pues viaja una vez al mes fuera de las fronteras iraníes.

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