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Amor libre: ¿es posible relacionarse de esta manera? ¡Amor!

Amor libre: ¿es posible relacionarse de esta manera?

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Magdalena tiene 28 años y su última relación amorosa la llevó a replantearse cómo quería vincularse con los hombres; hoy elije vivir sus romances sin ataduras, exclusividad ni mentiras.


«Algunos dirán que renuncié al amor; yo digo que ahora me siento más amada que nunca». Con esas palabras Magdalena describe su presente actual. Ella define su elección, el «amor libre», como «una manera de entender las relaciones desde una perspectiva que implica que nadie es propiedad de nadie y que una relación sexo-afectiva determinada no es el centro de la vida de una persona. También considera que es válido todo lo que dos personas consensúen entre sí».

Como la mayoría de las personas, Magdalena se crió convencida de que la monogamia era la forma correcta de relacionarse estando en pareja.

Creció marcada por un mandato social que presupone que sólo ama quien se entrega totalmente, quien promete fidelidad y es capaz de hacer renuncias, concesiones y hasta cambiar por el otro.

Su último novio, el motor del cambio

Al poco tiempo de empezar a salir su ex novio la miró a los ojos, le agarró la mano y con una voz dulce y segura le dijo que ella era la razón de su ser, que no quería estar con nadie más y que ella hacía que su vida tuviera sentido. Sin embargo, cada vez que él quería pasar tiempo con otras amigas, ella ardía de celos. Y cuando quería estar a solas con su familia ella se sentía mal.

A la distancia Magdalena admite que la relación era bastante enfermiza, aunque enfatiza que era dispareja: «Porque cuándo él no quería estar conmigo, era su deseo y yo tenía que respetarlo. Pero si él quería estar conmigo y yo tenía otra cosa que hacer… ¡Mamita! El lío que se armaba».

Un día, él tocaba con su banda y Magdalena tenía otros planes. No quería ir. Sin embargo, ante su llamado desesperado, terminó cediendo y lo fue a ver. Ese fue el punto de inflexión, el momento donde se sintió atrapada en un vínculo sin sentido.

«¿Tan complicado tiene que ser el amor?»

Antes de iniciar una relación hoy le comunica a la otra persona su elección. Las reacciones, cuenta, son de lo más variadas. Normalmente responden bien, dicen que no les molesta. Sin embargo, pronto dejan de llamarla o de contestar sus mensajes. A veces, incluso, insinúan que lo hacen porque seguro «tienes con quién entretenerte».

Magdalena también cuenta que «muchos varones, inventores del ‘sin compromiso’, son los primeros en resistir esta forma de relacionarse, identificándola con la promiscuidad y la indiferencia. Primero acceden, sorprendidos por la ‘mente abierta’ de una persona que practica la libertad, pero cuando se dan cuenta de que es en serio deja de gustarles. Otros, enseguida se creen que es un pase libre para hacer fiestas sexuales».

Las relaciones abiertas no son una novedad, lo novedoso es la sinceridad del vínculo. Justamente, Magdalena arremete contra el «afuera hipócrita»: «Un amigo con el que manteníamos también un vinculo sexual; un hombre comprometido con otra mujer, pero engañándola, una vez me dijo ‘Si no prometes fidelidad ni pides exclusividad, nadie te va a tomar en serio y se van a ir’. Nosotros no defendemos la infidelidad: defendemos la sinceridad en las relaciones. Una relación libre no implica necesariamente que uno salga con más de una persona».

De acá a diez años

Desde que Magdalena elije este tipo de relaciones dice que ya no siente angustia ni ganas de perseguir al otro. Tiene más seguridad para decir que no y una mayor claridad de lo que quiere para su vida.

A futuro, no se imagina casada, ni conviviendo ni con hijos. Ninguno de esos tres mandatos sociales forman parte de su elección.

 

Fuente: La Nación Argentina

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