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Body sushi: la costumbre del Japón feudal que hoy genera controversia en Chile Destacado

Body sushi: la costumbre del Japón feudal que hoy genera controversia en Chile

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En la fiesta de cumpleaños del panelista de Mucho Gusto, Karol Lucero, había un hombre y una mujer desnudos con sushi en el cuerpo, tal como si fueran bandejas, tal como ha aparecido en varias películas, tal como el anfitrión vio en Estados Unidos. Lo que no esperaba era generar una polémica sobre objetivización, lo que le valdría a la figura de televisión una conversación con el Observatorio Contra el Acoso Callejero.


El body sushi o sushi corporal o al desnudo es una práctica gastronómica japonesa que llama la atención y lleva años expandiéndose por el mundo. Este fin de semana se introdujo con bombos y platillos en Chile, cuando Karol Lucero, panelista del matinal de Mega, Mucho Gusto, la usó en su fiesta de 30 años.

El nyotaimori (en japonés «presentación en cuerpo de una mujer») o nantaimori (lo mismo en el cuerpo de un hombre) tiene orígenes desconocidos: algunos lo asocian a los tiempos de las casas de geishas en el Japón feudal, aunque otros aseguran que era una forma de entretenimiento de los grupos de violencia organizada.

Sin embargo, ya en los años 1900 había llegado a Estados Unidos, grandes consumidores de la comida japonesa. Pero pasaría casi un siglo para que el sushi se masificara y con ello esta práctica que se ha difundido en exclusivos clubes y restaurantes de Europa y Latinoamérica, incluido Chile. Eso sí está prohibida en países más conservadores y es ilegal en China.

También ha aparecido en el cine. En 1991, se le mencionó en Showdown en Little Tokyo. O en la película Sex and the City en 2008, la osada Samantha se cubrió en sushi para esperar a su amante.

En general, pese a que las modelos están desnudas, está prohibido tocarlas. Además pocas veces está directamente en contacto con la piel, usando hojas de plátano o incluso plástico para hacer una separación y evitar la contaminación del alimento.

Respecto a las normas sanitarias que debe cumplir el body sushi, la ingeniera en alimentos, Marisol Peters, explica que en Chile no existe reglamentación específica para esta forma de servir alimentos. El Reglamento sanitario establece en su artículo 74 que los utensilios deben ser sumergidos en una solución con cloro, situación que en el sushi corporal no podría cumplirse. A pesar de esto, se debe cumplir con las reglas de higiene que se solicita en la preparación del sushi.

En otros países, existen estrictas normas para quienes sirven de modelos, los que deben someterse a un baño previo para eliminar gérmenes o incluso tener controles médicos periódicos para demostrar que no tienen ninguna enfermedad.

¿Arte o cosificación?

Ayer se armó un revuelo tras una publicación en Facebook del Observatorio del Acoso Callejero en que cuestionaban la deshumanización que implica el body sushi. «Nosotros estamos en contra de todo trato que pueda ser deshumanizador en un espacio de trabajo sobre todo cuando implica tratar a las personas como objetos», explica María Francisca Valenzuela, directora del OCAC.

«La crítica tiene que ver con usar a una persona como objeto. Tener a una persona inmovilizada, completamente desnuda, con comida encima, la persona tiene que sacar comida de encima, la verdad es que siempre estamos en contra de toda acción que implique usar una persona como objeto, sobre todo en el trabajo. Nosotras no validamos cuando es un hombre y digamos que es injusto cuando es una mujer, tiene que ver con el trato deshumanizador, independiente de la identidad de género o del sexo», agrega Valenzuela.

Para el chef norteamericano Mark Jeffrey Scharaga, dueño de The Nyotaimori Experience en Las Vegas, es algo estético más que sexual. «No estamos vendiendo sexo, estamos vendiendo la experiencia con una hermosa mujer o con un hermoso hombre», ha dicho.

Para él, hay un mayor desafío al trabajar con cuerpos humanos y no en platos porque hay «curvas y contornos diferentes con los que debes lograr que la presentación se vea tal y como la quieres».

Algunos detractores de las nyotaimori están de acuerdo con el OCAC en verlo como una forma molesta de objetivación. «No es humano ser tratado como un platillo,» le dijo un crítico a The Seattle Times.

En España, la crisis económica de hace unos años hizo que muchas mujeres trabajaran como modelos de estos restaurantes, lo que desató la oposición y crítica de diversas organizaciones feministas.

«Entiendo la controversia. Se trata de temas en lo que supuestamente hay consentimiento, es decir, hay una persona que accede y dice ‘sí, yo quiero realizar esta actividad’ o dice que quiere realizar ese trabajo. Sin embargo se ignora que uno vive en un sistema y uno vive en una sociedad que te lleva a que las personas vean eso como una opción. La verdad es que ahí hay que cuestionar que es lo que estamos haciendo como sociedad para empujar a que estas conductas ocurran o qué cosas les estamos enseñando a las mujeres y a los hombres para que el día de mañana una chica piense que está bien ser Miss Reef o incurrir en este tipo de prácticas y se transformen en legítimas. Lo que tenemos que cuestionar es toda la formación que como sociedad hacemos para que esto exista como un trabajo», explica María Francisca.

Y puntualiza hacia quién va las críticas del OCAC: «No vamos a atacar o a criticar a las personas, no vamos a criticar a una chica que trabaja como promotora y le vamos a decir ‘es muy machista que tú hayas decidido esto’, si no que la crítica es a la educación que como sociedad entregamos para que ella vea esto como un trabajo o como una oportunidad, ésas son las opciones que nos deberíamos cuestionar. Es una invitación a reflexionar sobre poner a una mujer como objeto sexual para promocionar un producto o cuerpos desnudos para poner comida, la verdad es que hay que cuestionar cómo originamos estas prácticas, qué educación y qué formación estamos reproduciendo y cómo lo normalizamos al punto que creemos que está bien, que está de moda, que es legítimo».

La directora del Ocac cuenta que Lucero se comunicó con la organización diciendo que todo esto le había servido de «aprendizaje».

Por su parte, el psicólogo y director de la ONG Mente Sana, Francisco Flores, sostiene que es importante saber en qué contexto se desarrolla el body sushi porque podría darse como una expresión artística que involucraría más allá de una simple cosificación del cuerpo humano.

Por otro lado, si se da en el contexto de una fiesta, Flores comenta que podría deberse al desborde “habitual” dentro de una celebración, puesto que desde la antigüedad es aceptado que las represiones cedan en estos espacios.

El fetichismo con un objeto se puede dar en distintas situaciones y es normal, puesto que es un tránsito para llegar a un fin, por ejemplo, la satisfacción. El fetichismo se vuelve patológico cuando la aspiración al objeto se fija y deja de ser un medio, volviéndose un fin en sí mismo. En ese caso, el body sushi efectivamente podría desarrollar un fetichismo.

El psicólogo de la Universidad de Talca, Cristian González, explica que el body sushi podría darse como un fetiche siempre cuando quienes lo consumen vean el cuerpo de quién está siendo utilizado como «bandeja» como un objeto con el que obtienen satisfacción. De ser así, podría ser peligroso para la persona que actúa como fuente para poner el sushi, en el caso del body sushi en espacios públicos, puesto que podría no estar de acuerdo con que su cuerpo sea visto como un objeto sexual.

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