Las mujeres con tocofobia severa llegan a desarrollar un miedo tan grande que comienzan a evitar el sexo para no arriesgarse a quedar encinta. Algunas, incluso, se plantean abortar antes de seguir adelante con un embarazo. Las historias traumáticas, los programas de televisión y las películas tienen parte de la culpa, según los expertos.
«Tengo miedo a llevar un alienígena dentro», asegura Samantha, una joven que a sus 26 años sufre tocofobia, un temor irracional al embarazo y al parto.
No es la única. Esta fobia afecta al 14% de las mujeres en todo el mundo, según un estudio reciente de la revista médica Acta Obstetricia et Gynecologica Scandinavica.
«Pienso en eso todo el tiempo», confesó a la BBC. «Ver mujeres encinta me aterra y tan sólo hablar sobre el embarazo o el parto puede hacerme temblar, sudar o desatar ataques de ansiedad».
Ponerse nerviosa ante la idea de traer un niño al mundo es normal. Pero quienes padecen de tocofobia severa pueden llegar a extremos con tal de evitar un embarazo.
Rena Gough lo sabe bien.
Se dedica a entrenar mujeres en el hipnoparto, un método que enseña a afrontar el momento de dar a luz con técnicas de autohipnosis, relajación y respiración.
Y ofrece sesiones específicas para mujeres con tocofobia.
«A algunas les asusta tanto pasar por un embarazo que deciden abortar o simplemente evitar quedarse encinta a toda costa», afirmó al canal de radio BBC 5 Live.
Samantha, que asiste a esta terapia dos veces por semana, lamentó que mujeres como ella muchas veces no cuenten con el apoyo de su entorno.
Amigos y familiares le dicen que «no es algo grave» o que «exagera».
«Mi esposo quiere tener familia desde hace años», contó.
«Intenté enfrentar mis temores y dejar de tomar la píldora. Pero estoy tan asustada que ahora simplemente rehuyo del sexo todo lo que puedo. Incluso he pensado en volver a tomar los anticonceptivos a espaldas de mi marido y fingir que no puedo quedarme embarazada», admitió.
«Me es imposible hacerme a la idea de que pueda haber un ser humano, que respira y crece, pateándome los pulmones y las costillas. No confío en que mi cuerpo vaya a ser capaz de soportarlo, aun sabiendo que fue diseñado para eso».
Sophie King es una partera en Reino Unido que afirma ver cada vez «más mujeres que los sufren que antes, posiblemente, porque la tocofobia está ligada a los trastornos de ansiedad, que también van en aumento».
Según los datos más recientes de la Fundación de Salud Mental de ese país, se reportaron 8,2 millones de casos de ansiedad en 2013.
La institución asegura que es tres veces más probable que una mujer de entre 16 y 24 años reciba este diagnóstico que un hombre.
A Laura, de 33 años, las sesiones de Gough le ayudaron a superar el temor al parto antes de dar a luz a su hijo.
«Los partos son algo que me asustan desde que tengo memoria, así que creo que se debe a esas escenas horrorosas que pasan en la televisión y en el cine y a esas historias que se cuentan sobre partos que acabaron mal», explicó.
Una amiga suya estuvo «6 días de parto» y una familiar le comentó que se había sentido como si la «partieran en dos».
Experiencias como estas hicieron que se enraizara en la mente de Laura la idea de que «dar a luz es demasiado doloroso como para soportarlo».
Pese a que ella siempre quiso formar su propia familia, cuando se enteró de que estaba esperando un niño, la emoción que sintió al principio pronto fue reemplazada por el pensamiento de: «Ay, Dios, ahora realmente tengo que dar a luz».
Para King, existen dos tipos de tocofobia.
La primaria, que afecta a aquellas mujeres que nunca han estado encintas.
Y la secundaria, que se da en personas que pasaron por un parto traumático y han desarrollado temor a que esto se repita.
«Según mi experiencia, muchas mujeres con tocofobia primaria pueden haber sido víctimas de abusos en el pasado, haber tenido problemas ginecológicos o padecen de depresión o desórdenes de ansiedad», explicó.
El British Journal of Midwifery, la revista médica británica dedicada a la asistencia en el parto, se hace eco de este problema.
Según esta publicación, una «pérdida de control» y «experiencias traumáticas previas» tienen un «efecto nocivo grave en cómo las mujeres perciben la capacidad de dar a luz vaginalmente».
Samantha cree que su temor se remonta a los abusos sexuales que sufrió de pequeña.
«Hicieron que mi cuerpo se sienta como desconectado de mi cerebro», confesó. «Me es muy difícil confiar en alguien o en algo, así que no confío en que mi cuerpo vaya a aguantar algo de esta dimensión», añadió.
Alexia Leachman padeció de esta fobia y ahora se dedica a entrenar a mujeres gestantes.
Para ella, existe un «discurso negativo» sobre el parto que alimenta este miedo y que ha sido creado por la forma en que los programas de televisión, las películas y las revistas lo retratan.
«Resulta raro encontrar una historia positiva sobre alguien dando a luz», afirmó. «Yo meto presión a los medios de comunicación para que publiquen más contenidos positivos».
Las técnicas de autohipnosis, relajación, visualización y respiración ayudaron a Laura a mantener sus temores a raya durante la fase previa al parto.
«Sin ellas, hubiera estado en modo ataque de pánico total antes de que llegara el momento de dar a luz, sin ninguna idea de cómo actuar».
Pese a que tuvo complicaciones, aseguró que consiguió tener un buen parto.
Su bebé, Fraser, ahora tiene 16 meses de edad.
King afirmó que las mujeres con tocofobia pueden consultar a sus parteras sobre «opciones como cesáreas o terapias cognitivo-conductuales«.
Las mujeres que aún no están embarazadas también pueden sacar cita con obstetras para discutir sus temores.
«Debería haber más apoyo a las mujeres con tocofobia. Cuando rompí aguas estaba aterrorizada», aseguró a la BBC Becky, una joven de 26 años de Manchester.
«Pero me dije a mí misma que cada contracción era un paso más en el camino para bajar de una montaña gigante que me acercaría a mi bebé. El dolor fue fuerte, pero aguantable, y el parto resultó ser mucho mejor de lo que me había temido», admitió.
«Si pudiera contarle mi historia a otras mujeres con tocofobia, podría ayudarles a vencer su miedo», dijo Becky.
Samantha es una de esas mujeres: «He dejado que mi temor se interponga en mi camino a toda la felicidad y amor que me brindaría una familia propia».
«Espero poder quitarme de encima este terrible miedo y hacer realidad mi sueño de formar una», zanjó.