El concepto de esta barrera invisible que impide la promoción de las mujeres nació hace casi 40 años, pero se volvió masivo con la candidatura de Hillary Clinton a la presidencia de Estados Unidos. BBC Mundo le preguntó a varios expertos cómo romper el techo de cristal.
«Aunque esta vez no logramos hacer añicos ese elevado y duro techo de cristal, gracias a ustedes el techo tiene unos 18 millones de grietas».
Así se expresaba Hillary Clinton días después de su derrota frente a Donald Trump en la carrera por la presidencia de Estados Unidos.
Durante su campaña, especialmente cuando se convirtió en la primera mujer en ser nominada como candidata por uno de los dos partidos políticos mayoritarios del país, se habló a menudo del «techo de cristal».
El término hace referencia a las barreras invisibles, formales e informales, que limitan el avance de las mujeres a posiciones de poder en todos los ámbitos de la sociedad.
En el caso de Clinton, por ejemplo, el techo era de carácter político.
No obstante, la expresión se usa con más frecuencia en el mundo financiero y empresarial, en referencia a los límites que impiden a la mujer ascender o ganar lo mismo que el hombre.
En el marco del evento de 100 Mujeres organizado por la BBC en Silicon Valley, California, le pedimos a varios expertos consejos para romper ese techo de cristal.
1. La educación, imprescindible
El papel de la educación como herramienta para impulsar la formación de las mujeres desde que son niñas es esencial para poder agrietar el techo de cristal.
Es una inversión necesaria y que rendirá sus frutos, no sólo para las mujeres sino para toda la sociedad.
Shellye Archambeau, directora ejecutiva de MetricStream Inc., trabaja desde 1984 en el sector tecnológico. Desde que estudiaba la secundaria supo que quería ser CEO de una empresa.
«Siempre supe que era posible, pero también que las probabilidades de lograrlo eran muy bajas», le cuenta Archambeau a BBC Mundo.
«Así que me dediqué a armar un plan, a investigar e ir cumpliendo con una serie de pasos muy metódicos para llegar al punto en que quería estar», agrega.
Al hablar de educación no nos referimos únicamente a los estudios formales de las mujeres, sino a un cambio de mentalidad que compete también a los hombres.
«Es necesario que los hombres nos eduquemos sobre estos temas», le dice a BBC Mundo Dale Thomas Vaughn, cofundador y socio en la empresa Gender Leadership Group.
«Tenemos que aprender cómo hablar sobre estas cuestiones, cómo dirigirnos a las mujeres y también cómo hablar de ellas entre nosotros los hombres», opina.
2. Tener valor y perseverar
«Mi primer consejo para romper el techo de cristal es no buscar una bala de plata que resuelva el problema de un golpe», expone Lori Mackenzie, directora del Instituto Clayman para la Investigación de Género en la Universidad de Stanford, California.
Según Mackenzie, este es un asunto que tiene muchos ángulos: «Hay interacciones diarias que suponen un techo de cristal y tenemos que ser valientes y luchar por el cambio a partir de nuestras posibilidades».
«Tendemos a prestar más atención a nuestras potenciales carencias que a nuestros talentos. Propongo que hagamos un cambio, que seamos audaces o incluso descaradas si es necesario», añade Mackenzie.
La empresaria Marilyn Loden, que en 1978 acuñó el término «techo de cristal», coincide con el enfoque de la experta de Stanford.
«Salgan y luchen por lo que desean y merecen, no se queden esperando a que les sea ofrecido», señala Loden.
3. Buscar referencias y buenos mentores
«Creo que para muchas jóvenes es difícil aspirar a algo que no ven que pueden lograr», sostiene Shellye Archambeau. «Por eso trato de ser visible, para que sepan que sí es posible hacerlo».
La figura de otras mujeres que lograron quebrar, aunque fuera parcialmente, el techo de cristal puede ser fuente de inspiración para las generaciones que siguen.
Es uno de los objetivos de Hayley Leibson, fundadora y directora de Lady in Tech, una startup dedicada a seleccionar mujeres para ocupar trabajos tecnológicos.
«No puedes ser lo que no puedes ver», indica Leibson en conversación con BBC Mundo. «Creo que es positivo leer libros o ensayos de mujeres que han alcanzado el éxito».
Y agrega: «También se puede intentar hablar con ellas. Suelen ser mujeres accesibles que están deseando compartir su experiencia y devolver parte de lo que han recibido».
4. Involucrar a los equipos directivos de las empresas
Numerosos estudios indican que las empresas que tienen más mujeres en puestos directivos son más exitosas. Esta es la idea que repitieron las mujeres en 100 Mujeres en Silicon Valley.
«El liderazgo de la empresa se tiene que implicar, debe demostrar que se preocupa por este asunto», le dice Loden a BBC Mundo.
«Es bueno para la empresa tener más mujeres directivas. La diversidad es buena para el negocio, no hay nada malo en abrir puertas».
Además, Loden considera que las compañías deben fijar directrices de comportamiento y asegurarse de que habrá consecuencias para quienes no las respeten.
5. Contar con aliados e incluir a los hombres
Si hablamos de implicar a los demás, es indudable que los hombres deben ser partícipes de la conversación.
Para Hayley Leibson, la creciente participación de los hombres en el debate es señal de que el cambio es posible.
«Cada vez hay más chicos que acuden a nuestros eventos, quieren marcar la diferencia pero no saben cómo o por dónde empezar», explica.
Dale Thomas Vaughn es efusivo al hablar sobre el papel que juegan los hombres, especialmente los más jóvenes: «Los hombres millennials estamos convencidos de que el techo de cristal es algo que desaparecerá en nuestra generación».
«Pero sólo un pequeño porcentaje se reconoce como feminista. Yo les digo: nuestro silencio es un problema para nuestra labor en apoyo de la equidad», agrega.
Vaughn concluye: «Hemos vivido una gran crisis y sabemos que nada está escrito sobre piedra. Las dinámicas del poder se pueden rescribir, pero no esperen que el sexismo simplemente desaparezca. Abandonen los laterales e implíquense, ¡hablen!».
Este artículo forma parte de la temporada de 100 Mujeres #100Women que organiza la BBC durante el mes de octubre.