Informe de la ONU establece que hay una estrecha relación entre la pobreza y las crecientes tasas de fecundidad entre las mujeres más jóvenes. «Una de las características de la región es la dificultad de aceptar que los adolescentes tienen sexualidad», sostuvo experto.
El embarazo de adolescentes ha creado en Latinoamérica un «círculo vicioso» de desigualdad que impide a las mujeres y a sus hijos salir de la pobreza, advirtió hoy la ONU al divulgar su Informe del Estado de la Población Mundial 2017.
El reporte global del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), que analizó cómo las disparidades en ingresos, educación y empleo impactan en los derechos sexuales y reproductivos, como el acceso a la planificación familiar, confirma que en la región hay una estrecha relación entre la pobreza y las crecientes tasas de fecundidad entre las mujeres más jóvenes.
Según el documento titulado «Mundos aparte: La salud y los derechos reproductivos en tiempos de desigualdad», hay una condición de desventaja social de las mujeres que se refleja en crecientes tasas de embarazo adolescente, un problema que se ha convertido en «el mayor desafío para la región en términos de derechos sexuales y reproductivos», indica la agencia de la ONU.
De acuerdo con el informe, Latinoamérica reporta una tasa de 64 partos por cada 1.000 mujeres entre los 15 y 19 años, cifra solo superada por África.
Además, el retroceso que sufre Latinoamérica en materia de educación sexual puede agravar la desigualdad económica y perpetuar la pobreza de muchas adolescentes de la región, ya que los embarazos no deseados entorpecen su incorporación al mundo laboral.
El director para Latinoamérica del UNFPA, Esteban Caballero, explicó en una entrevista con Efe que Latinoamérica hizo importantes avances en la década pasada, pero en los últimos años está experimentando un «franco retroceso» en materia de educación sexual.
Esta involución se explica principalmente por el auge del conservadurismo ideológico y de ciertas creencias religiosas, así como por la crisis económica, apuntó Caballero con motivo del Informe del Estado de la Población Mundial 2017, que se publicó hoy en Londres y que destaca la relación que existe entre la desigualdad económica y la falta de salud sexual y reproductiva.
«Nunca ha habido mucha educación sexual en la región, pero ahora, la poca que hay, genera más controversia y polarización que antes. Las iglesias y el pensamiento que tienen varias de ellas influye mucho en la opinión pública y en la visión que tiene la población sobre la educación sexual», reconoció el experto en la sede regional del UNFPA, ubicada en la capital panameña.
Según Caballero, hay sectores de la sociedad latinoamericana que están «confundiendo» la educación sexual con la llamada ideología de género, que presionan para frenar iniciativas públicas y que se dedican a denunciar que enseñar sexualidad en las escuelas es «una imposición de la globalización y de la agenda internacional».
«Es una ilusión creer que eliminando la educación sexual en las escuelas se acaba el problema, porque cada vez hay más espacios donde los niños pueden aprender, como las redes sociales, la televisión o internet, donde la información no está controlada y les puede llegar cualquier cosa», aseguró.
«Una de las características de la región es la dificultad de aceptar que los adolescentes tienen sexualidad», añadió el experto.
La otra razón que explica el retroceso en salud sexual y reproductiva es la crisis económica que ha empujado a miles de personas al trabajo informal, ha reducido la recaudación tributaria y, por tanto, la inversión en programas sociales.
«No hemos conseguido blindar las políticas sociales, pero no podemos permitir que en momentos de crisis o incertidumbre se desande el camino», denunció.
El informe divulgado este martes revela que el 30 % de las latinoamericanas entre 15 y 49 años no tiene acceso a métodos anticonceptivos modernos y que, por tanto, no pueden decidir cuándo y con qué frecuencia ser madres.
El director regional del UNFPA alertó, sin embargo, de que esta cifra «es un espejismo que resulta de la tiranía de los promedios», ya que se registran grandes diferencias en la tasas de prevalencia del uso de anticonceptivos entre países de la región, así como dentro de los propios países.
La falta de control sobre su vida reproductiva tiene grandes repercusiones en la vida laboral de las mujeres, ya que restringe su acceso a la educación, retrasa su incorporación al trabajo remunerado y reduce sus ingresos.
«Las soluciones no son tan complejas ni tan caras, simplemente es cuestión de darle más importancia a las políticas de salud sexual y reproductiva. Uruguay es el país que está siendo puntero», concluyó.