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Morir por un abdomen plano: Las consecuencias perversas de una sociedad superficial Yo opino

Morir por un abdomen plano: Las consecuencias perversas de una sociedad superficial

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Daniela Barría
Por : Daniela Barría Socióloga y Magister en Trabajo Social y Políticas Sociales de la UDEC, Máster en Antropología y Etnografía de la Universidad de Barcelona. Experta en estereotipos femeninos de belleza, medios de comunicación y vida cotidiana de las mujeres.
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Aunque hemos visto muchas veces en los medios de comunicación noticias sobre cirugías estéticas mal realizadas, algunas que les han costado la vida a mujeres que sólo buscaban un resultado estético menor, no logramos vencer la presión que ejerce la sociedad sobre nuestros cuerpos. No es algo que sorprenda, la pelea no es fácil pues la construcción social de la belleza hoy día no obedece solamente a cuestiones culturales que van evolucionando de acuerdo a las tendencias artísticas o a la moda, también obedece a una enorme industria que vende de todo en base al cuerpo femenino, desde ropa hasta cigarrillos, alcohol o automóviles.

A todo esto se le ha sumado la enorme industria de las cirugías plásticas, los medicamentos para quemar grasa, las cremas reductivas, y una larga lista que conforman la llamada “industria de la belleza”, industria que encuentra su gran aliado en los medios de comunicación.

Resulta doloroso analizar este tema, ya que si bien para muchos se trata de algo superficial, es un problema profundo que está tan normalizado que provoca muy pocas reacciones de parte de la sociedad. Con esto último me refiero a reacciones masivas del tipo manifestaciones sociales por el derecho a vivir nuestro cuerpo libre de la presión que ejerce la industria ayudada por los medios de comunicación, cuestión que para mí, al menos, sería un signo positivo del despertar de esta absurda superficialidad. Mi reflexión no va por el lado de la salud, no hablo de mujeres obesas o que tengan riesgo de padecer alguna enfermedad por altos índices de grasa, hablo de mujeres normales que sienten discriminación diaria por no encajar en el estereotipo de belleza dominante.

[cita tipo=»destaque»] Nos imponen esas imágenes de cuerpos perfectos como modelos a seguir, y es tanto el bombardeo ligado a “situaciones imaginarias de felicidad, éxito, juventud”, que terminamos creyendo que ser flaca y mantenerse joven por siempre es la llave del éxito y la felicidad en la vida, es aquí finalmente donde está el peligro. [/cita]

Si bien algunas casas de moda han dado algunos pasos para evitar riesgos como la anorexia y la bulimia en sus modelos, solicitando tallas mínimas levemente más grandes que las que se pedían hace 10 años, no son cambios significativos, y por lo demás, sólo hablamos de las pasarelas, no de las mujeres que viven y respiran en una sociedad bombardeada de imágenes perfectas sin ser necesariamente parte de ese mundo. Curiosamente en este último punto está el problema, no somos parte de ese mundo y aun así nos imponen esas imágenes de cuerpos perfectos como modelos a seguir, y es tanto el bombardeo ligado a “situaciones imaginarias de felicidad, éxito, juventud”, que terminamos creyendo que ser flaca y mantenerse joven por siempre es la llave del éxito y la felicidad en la vida, es aquí finalmente donde está el peligro.

Si desmembráramos esto por clases sociales veríamos un panorama más terrible aún. El acceso a la industria de la belleza es clasista, consumimos de acuerdo a lo que podemos consumir con nuestro dinero, de esta forma las mujeres que no pueden pagar una intervención en una famosa clínica con el cirujano más reconocido, buscarán alternativas más baratas, porque aunque no todas consumimos igual, todas estamos presionadas en menor o mayor medida, por tanto recurrirán a otra opción para poder obtener el resultado esperado: eliminar la grasa corporal, tener un abdomen plano, eliminar las arrugas, la papada, tener un busto perfecto, entre otras muchas intervenciones corporales que obedecen a la imagen deseada.

Morir por un abdomen plano está dentro de las posibilidades cuando se recurre a estas técnicas, pero con todo este marco social, tomar la decisión no es tan difícil, es mucho más fuerte el deseo de lucir como el estereotipo de belleza y ser “admirada, tener éxito, hasta creer ser más amada” que poder morir en el intento. Aunque completamente desquiciado, morir por conseguir un abdomen plano es un riesgo aceptable.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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