Un éxodo impulsado porque las que se quedan en Venezuela enfrentan el riesgo de desnutrición durante el embarazo, la falta de medicamentos y de atención oportuna, la inseguridad y el temor por el futuro que les puede esperar a los bebés.
María Granados, venezolana, celebró su cumpleaños número 33 con el nacimiento de su hija Sofía.
Fue el 8 de febrero en el hospital público Erasmo Meoz de Cúcuta, una ciudad en el noreste colombiano que colinda con Venezuela.
Un día después, la madre todavía tiene conectado un tubo de suero en el brazo y por ello debe tener mucho cuidado al levantar a su pequeña.
Pese a esa dificultad y al llanto de la nena, esta mujer nacida en Valencia conversa con BBC Mundo sobre un fenómeno que se ha multiplicado dramáticamente entre 2016 y 2017: las venezolanas que cruzan la frontera para recibir atención, dar a luz y criar a sus hijos en Colombia.
Un éxodo impulsado porque las que se quedan en Venezuela enfrentan el riesgo de desnutrición durante el embarazo, la falta de medicamentos y de atención oportuna, la inseguridad y el temor por el futuro que les puede esperar a los bebés.
María Granados jamás imaginó que su hijo nacería en Cúcuta.
«Me hubiera gustado más que naciera y viviera como yo, en Venezuela, pero tampoco me parece malo que haya sido en Colombia», afirma la madre, mientras juega con las manos de la recién nacida.
Granados cuenta que ella siempre pensó que iba a pasar toda su vida en su país natal.
«Feliz, feliz, no estoy. Yo pienso que uno no es feliz cuando no está donde uno quiere, pero tampoco estoy mal», indica María.
Ella sabe que, desde ahora, la salud de su hija será más importante que la nostalgia por su tierra.
Cúcuta es el epicentro de la llegada de decenas de miles de venezolanos aColombia.
El fenómeno de las mujeres que cruzan la frontera para dar a luz es apenas una de las múltiples dimensiones de la crisis migratoria venezolana que parece no estar cerca de parar.
El Puente Internacional Simón Bolívar, que se encuentra entre esta ciudad y la urbe venezolana de San Antonio del Táchira, registró un promedio de 27.000 ingresos diarios entre personas que cruzan la frontera para quedarse en Colombia, en tránsito hacia otros países, o que entran y salen de forma permanente.
En Cúcuta te cruzas con venezolanos que literalmente venden todo lo que pueden, desde ron hasta su propio pelo.
Están aquellos que todos los días cruzan el puente en la madrugada y vuelven a Venezuela antes de que caiga la tarde con algunos pesos en el bolsillo, y también los que pasan la frontera con varias maletas conscientes de que no volverán en mucho tiempo a su país.
Apenas unos metros después de pasado el puente se escucha a personas ofreciendo boletos solo de ida a varios destinos de Colombia. También a Argentina, Chile, Ecuador o Perú.
El viaje puede durar hasta seis días, con una comida al día y una ducha durante todo el trayecto.
Pero la oficina de Migración de Colombia informó que, entre las principales causas de este inmenso movimiento migratorio, se encuentran la atención médica y la compra de medicamentos.
El número de venezolanos que recibió atenciones de emergencia pasó de apenas 124 en 2014 a 24.727 el año pasado, según cifras brindadas por el Ministerio de Salud a BBC Mundo.
En lo referido a natalidad y obstetricia, en los primeros 10 meses de 2017 el sistema de salud pública de Colombia atendió 1.310 mujeres entre partos, embarazos que terminaron en aborto, controles prenatales, etc.
Además, se aplicaron 111.827 dosis de vacunas a venezolanos, alrededor del 90% de ellas a niños menores de 5 años.
La gran mayoría de los casos se da en el departamento de Norte de Santander, donde se encuentra Cúcuta.
«Por ética, por la Constitución y por ley, nosotros tenemos la obligación de atender a cualquier paciente de cualquier nacionalidad y condición socioeconómica que llegue al servicio de urgencias», explica el director del hospital de Cúcuta, Juan Agustín Ramírez.
El médico añade que en los años anteriores la mayoría de los casos de atención a venezolanos se limitaba a accidentes de tránsito y «eran muy escasos».
Migración informó que en la actualidad más de 550.000 ciudadanos de Venezuela se encuentran en suelo colombiano.
El país gobernado por Nicolás Maduro atraviesa una seria crisis económica, con hiperinflación y escasez de alimentos y medicinas.
Sin embargo, los bebés no adquieren la nacionalidad colombiana por nacer en Cúcuta. Las leyes de este país establecen que la nacionalidad se otorga solo en el caso de que uno de los padres tenga domicilio legal en Colombia.
Del más de medio millón de venezolanos que ahora se encuentra en Colombia, menos de la mitad ingresó legalmente, según el último reporte de migración.
«Busqué tanto tiempo quedar embarazada, que me pase a estas alturas de mi vida y tener que venir acá (Colombia)… eso nunca lo pensé», cuenta Jacqueline Molleja, quien está a pocos días de dar a luz.
Esta venezolana de 31 años llevaba tres meses de embarazo cuando decidió cambiar Caracas por Cúcuta.
Sus motivos fueron dos: hipertensión y dinero.
El primero la llevó a buscar atención de emergencia en el hospital de Cúcuta, donde tuvo que ser internada varios días y desde donde conversa con BBC Mundo.
Por su alta tensión todavía no sabe si se le practicará una cesárea o una inducción de parto, pero ella luce optimista.
Ya cesaron sus fuertes dolores de cabeza y cree que no tendrá mayores problemas en la recta final de su embarazo.
El segundo motivo que la llevó a dejar Caracas lo explica ella misma: «Uno quiere a su país, es el lugar donde uno nació y crió, pero dadas las circunstancias tuve que buscar otras opciones. Es bastante triste«, lamenta Jacqueline.
Para Molleja es una ironía que su estado de gestación se haya producido justo en momentos en los que su país «no garantiza desarrollar un embarazo óptimo».
Así fue que esta caraqueña decidió marcharse, para dar a luz e inmediatamente después buscar trabajo en cualquier lugar de Colombia.
«Tú quieres lo mejor para tu hijo».
Consultadas al respecto, enfermeras en puestos de salud en Cúcuta cuentan que desde hace unos meses que no hay un día en el que no se vea una venezolana realizándose algún control o atención obstétrica, sin contar a las que ya se encuentran en el área de maternidad del hospital.
Y no es raro ver a mujeres con embarazos avanzados caminar por el Puente Internacional Simón Bolívar.
Sin embargo, no es una situación que ocurre únicamente en esta ciudad, sino que se produce en el resto de Colombia.
Incrementos significativos también se han registrado en ciudades cercanas a Venezuela como Maicao o Arauca.
También en Bogotá, uno de los principales destinos de los migrantes del país vecino, e incluso en Barranquilla.
El aumento de casos ha sido calificado como «sin antecedentes» por autoridades locales.
Esta situación, junto a las otras atenciones médicas a las que acceden venezolanos en Colombia, motivó al gobierno a aprobar un decreto que destina más de US$3,5 millones para servicios de salud a migrantes de países fronterizos.
Los recursos se destinarán principalmente para la atención de gestantes y niños, eventos como tuberculosis, VIH/SIDA, enfermedades transmitidas por vectores (leishmaniasis, chagas, arbovirosis), desparasitación, atenciones crónicas y salud mental.
El Ministerio de Salud colombiano informó que ante el «ingreso masivo de venezolanos a Colombia» presentará un plan básico de beneficios para extranjeros no afiliados al sistema de salud que incluirá atenciones de emergencias, prevención de enfermedades, controles prenatales y vacunas.
A diferencia de María Granados y Jacqueline Molleja, la madre de Aarón David, Marcia Bautista, tiene que regresar a territorio venezolano.
Reside en la ciudad de Barinas (noroeste) y trabaja limpiando casas o «en lo que se pueda».
Poco después de quedar embarazada supo que necesitaría una cesárea.
«Estoy aquí por la situación que se vive allá. No se consiguen los insumos, ni las medicinas. No me alcanzaba para pagar una cesárea. Yo soy de bajos recursos y no tenía con qué pagar», relata Bautista a BBC Mundo.
La mujer indica que se animó a viajar hasta Cúcuta porque le llegó el rumor de que en Colombia «estaban colaborando a las mamás venezolanas» y así fue.
Después de ser atendida por primera vez, los médicos le dijeron que retornara en la semana 38 para la programación de su cesárea.
«Yo pensé que iba a dar a luz en Venezuela, porque tengo otro niño nacido allá», afirma Bautista, quien añade que es consciente de que sus problemas no han terminado.
Ahora ella con su esposo tienen dos hijos que alimentar.
«No quiero volver, pero tengo. A ver si después me vengo con el otro niño para acá».