“La intimidación no cae en las ideas o los argumentos, sino más bien en el hecho de que es una mujer quien se expresa y opina públicamente”, declaró Amanda Toledo, investigadora de Fundación Karisma, Colombia. Acá en Chile el panorama es similar, por ello desde la Comisión de Género del Colegio de Periodistas y activistas feministas comentaron sobre esta forma de violencia ejercida hacia las mujeres con opinión.
El año pasado, el puertorriqueño Ómar Falcón Torres, conocido en internet como Medeabot, se declaró culpable por 55 casos de acoso digital y violencia contra las mujeres en redes sociales. Además, había otras 46 acusaciones por amenazas menos graves y
daño a la tranquilidad de sus víctimas.
Según la investigación, publicada en el “Reporte de la situación de América Latina sobre la violencia de género ejercida por medios electrónicos”, Medeabot utilizó más de 300 cuentas de Twitter para acosar y amedrentar mujeres. «Te voy a matar», “no tienes dignidad”, “voy a dejar a tu marido sin esposa”, además de amenazas con violar a los hijos o de secuestro, eran algunas de la amenazas del hombre.
“El anonimato que provee el mundo cibernético no da licencia para las personas acechar a otros. Nadie puede esconderse detrás de una computadora para cometer delito. El Departamento de Justicia vela por el cumplimiento de las leyes, y eso aplica igualmente en el ciberespacio”, manifestó el fiscal de ese país, Rafael Sosa Arvelo.
El acoso y violencia contra mujeres en internet es cada vez más común. En 2016, la Asociación para el Progreso de las Comunicaciones (APC) realizó un estudio con 1.126 mujeres víctimas de este tipo de maltrato y estableció siete países especialmente vulnerables: el Congo y Kenia en África, Bosnia Herzegovina en Europa, Pakistán y Filipinas en Asia, y México y Colombia en Latinoamérica.
Parte de las conclusiones recogidas por el informe “Violencia en línea contra las mujeres en México”, hecho por el colectivo feminista @Luchadoras, reveló que las mujeres entre los 18 y los 30 años son las más vulnerables a estos ataques, donde el 40% de dichas agresiones son cometidas por personas conocidas por las víctimas y que hay tres perfiles principales de mujeres que padecen de este tipo de acoso digital: aquellas mujeres que sufren situación de violencia en una relación íntima, mujeres sobrevivientes de violencia física y sexual, y mujeres profesionales que participan en el debate público, donde muchas veces periodistas, comunicadoras sociales, defensoras de Derechos Humanos y políticas.
Panorama chileno
Acá en Chile el panorama no es muy diferente. En emblemáticos casos de violencia como el de Nabila Riffo, que abría un arduo debate en redes sociales, muchas veces se podían visualizar comentarios hostiles referidos a la vida personal de la mujer afectada de violencia de género, causando aún más violencia hacia ella.
“Tenemos el reciente caso de la comunicadora Andrea Ocampo (filósofa feminista) que tras dar una entrevista que hablar sobre que los hombres en Chile no se cuidan, ella es denostada en redes por su físico. Esto suma y sigue”, opinaron Fabiola Gutiérrez y Mónica Maureira, quienes son parte de la Comisión de Género del Colegio de Periodistas.
Además en Chile se ha podido visualizar aún más con la llegada del feminismo a las calles, y con ello, una oleada de mujeres que han dado cuenta de las múltiples desventajas en las que vive la mujer y el problema de género vigente. Junto con ellas llegaron quienes intentan denostarlas por su ideología y que generalmente son acusadas de “feminazis” u otras insultos de índole personal.
June García sabe de esto. La activista feminista y co-autora del libro feminista Tan Linda y Tan Solita: El Libro del Fin del Patriarcado comentó: “Me he topado con una gran variedad de comentarios violentos, desde ‘e falta pico’, hasta hombres que se toman la atribución de reexplicarte cosas innecesarias (el denominado mansplaining), como por ejemplo, cómo escribir un libro de feminismo, esos son divertidos casi”.
A lo que agregó que “en general los comentarios son en relación a mi apariencia o sexualidad, ‘se vuelven feministas para justificar su gordura/fealdad’, ‘quien se querría meter con ellas’, ‘solamente quieren dejarse los pelos’, etc. En el fondo son hombres que se sienten ofendidos porque nosotras no cumplimos ni promovemos un tipo de feminidad que a ellos les acomoda”.
Pero también García acotó otra parte del panorama. “Lo más triste es cuando son mujeres quienes lo dicen, porque una lucha por todas, no solo por las que te caen bien y ellas, cegadas por el patriarcado, se oponen a querer vivir en un mundo más justo. El
desafío está en llegar a ellas”, afirma.
Por otro lado, la activista feminista y fundadora del Observatorio Contra el Acoso Callejero (OCAC), Francisca Valenzuela, relató que “como que hay de todo, siempre está como este tema de tratarte de feminazi, de decirte que estás equivocada, burlarse de la persona, eso es lo que principalmente sucede”.
Desde su experiencia en redes sociales puntualizó que existen ciertos temas por los que la mujer es atacada. “En general las reflexiones feministas son bien atacadas, principalmente las que tienen que ver con violencia porque se ocupa este argumento súper de los nuevos machismos que es como comentar que eso no sucede tan así, que eso también lo viven los hombres. O sea negar un poco que existe un problema real de violencia contra las mujeres”, explicó Valenzuela.
June García por su parte dijo que estas agresiones cibernéticas tienden a ocurrir “cuando se visibilizan problemas femeninos y por alguna razón eso significa atacar a los hombres, tipo ‘las mujeres no pueden caminar seguras en la noche’, siempre salen los que responden ‘es que tienes que ser muy tonta como para ir sola caminando por lugares peligrosos’, ‘si vas vestida provocativamente obvio que te va a pasar algo’, etc.”.
“Y también cuando critico algún estereotipo de belleza hegemónico como la delgadez, la tez clara, ser alta, cuando vas quitando esas cosas del mundo público porque entiendes que afectan las representaciones femeninas y cómo las mujeres nos sentimos con ellas, como lo que pasó con Miss Reef”, agregó la co-autora del libro Tan Linda y Tan Solita.
Además dijo “me desestiman por ser muy joven, como si hubiera que ser adulta para darse cuenta de las opresiones que vivimos las mujeres”.
También, tanto García como Valenzuela encuentran que estas agresiones son mucho más frecuentemente dirigidas hacia mujeres que hacia hombres. “Las mujeres somos más propensas a ser atacadas, porque los hombres tienen una legitimidad adquirida a través de cuestiones culturales (el patriarcado básicamente)”, comentó García.
Todo esto lo han visualizado Fabiola Gutiérrez y Mónica Maureira de la Comisión de Género del Colegio de Periodistas, donde explican que “internet y las redes se han transformado en un potencial político para las mujeres, acceden a información y permiten avanzar en acciones políticas colectivas más allá de las fronteras geográficas. El poder que se ejerce en ese espacio tradicionalmente masculino pone en cuestión a los poderes dominantes. Las mujeres feministas y defensoras de derechos humanos están disputando ese espacio”.
“Dicho eso, efectivamente existe un importante trolleo a quienes ocupan estas plataformas para denunciar, para poner en tensión las relaciones desiguales de poder y comunicar en clave de género. Pareciera que las periodistas y defensoras de derechos humanos fueran una voz desautorizada. Ello atrae los ciberataques, desprestigios y trolleos que se convierten en uno de los tantos tipos de violencia online”, añadieron.
Por su parte, Ximena Riffo, activista feminista de Ni Una Menos Chile comentó que ya no lee este tipo de agresiones que le pueden llegar, pues considera que “es muy desgastante estar atenta a tantas agresiones”.
“Antes leía los comentarios de las notas, pero paso por alto a los troll”, agregó la activista que antes respondía a dichas agresiones o comentarios, porque pensaba que era parte de un ejercicio de democracia. “Luego me di cuenta que es como tener un agresor en casa, y entonces si hay mucha mala energía, los saco y ya, no tiene sentido participar de agresiones, las mujeres ya hemos vivido muchas. Y es momento de construir, de discutir y divagar pero con mujeres, hay muchas otras compañeras que están dispuestas a enfrentar a los troll, para mí no es tema”, acotó.
“Es como muy irónico que, por querer combatir violencia, te violenten en redes sociales, eso es lo que finalmente sucede con las feministas”, explicó Francisca Valenzuela, fundadora del OCAC.
“Si tú eres activa en redes sociales, una feminista que está realmente siendo escuchada, sienten la necesidad del ataque. Entonces, por eso sucede mucho con periodistas que son más en las redes sociales activamente, como en twitter y las activistas que también están más involucradas, eso creo”, finalizó Valenzuela
En cuanto a las redes sociales en que se perpetuaban estos ataques, June García explicó que sucedía en absolutamente todas, mientras que Francisca Valenzuela opinó que twitter es el espacio en que más se producen este tipo de agresiones virtuales.
Las posibles causas
En noviembre del año pasado, la Fundación Karisma realizó el informe de Violencia en Línea contra las mujeres en Colombia, el que fue dirigido por Dubravka Šimonović, relatora especial sobre violencia contra la mujer de la ONU, quien además compartió el diagnóstico realizado por la APC.
“Las causas que generan la violencia digital contra la mujer están relacionadas con sanciones a conductas que cuestionan o se apartan de los “tradicionales” roles de género. Y, en ese sentido, hay grupos de mujeres más vulnerables que otras: políticas, activistas o periodistas”, explicó la relatora.
Amalia Toledo, investigadora de Karisma, comentó: “Los ataques en línea a una mujer tienden a ser personalistas, con frecuentes referencias a las relaciones personales y familiares; descalificativos en cuanto a la apariencia física y la capacidad intelectual; y
sexualizados, en donde el cuerpo es usado como arma y campo de batalla. La intimidación no cae en las ideas o los argumentos, sino más bien en el hecho de que es una mujer quien se expresa y opina públicamente”.
Respecto a esto, desde la Comisión de Género del gremio en Chile comentaron: “La Internet es un espacio alternativo donde las mujeres pueden ejercer poder, donde recuperan la voz pública. Las mujeres públicas siempre estarán expuestas a esas agresiones. Se replican las prácticas misóginas que en el espacio off line. Incluso, hay un estudio pronto a salir en Chile que da cuenta como ciertos foros que están alojados en algunas plataformas, dirigidas por hombres, se dedican a la violencia cibernética, atacan en manada, roban datos privados de mujeres y hacen un mal uso de la información”.
“Las mujeres periodistas puestas en esa posición están doblemente expuestas: el medio tradicional y las redes. Representan un foco mayor de acecho porque las rrss facilitan que los límites se vulneren con mayor facilidad. Sin embargo, hay poco dato estadístico sobre la violencia en línea para poder dimensionar aún más el problema”, explicaron respecto a estas vulneraciones online.
Dentro del estudio de Fundación Karisma, además analizaron que las mujeres periodistas quedaban reticentes tras estos ataques, donde e incluso muchas de ellas decidieron empezar a utilizar seudónimos al firmar sus trabajos o colocar mayor cuidado en qué publicaban o no.
La Fundación Versus, creada por tres reconocidas periodistas de Fox Sports México, Marion Reimers, Jimena Sánchez y Verónica Ramirez, denunció que durante 2017 cada día estas mujeres reciben entre 50 y 100 agresiones en redes sociales por su actividad profesional.
Desde allí han concluido de que la violencia hacia las mujeres periodistas deportivas es más frecuente, tan solo por ser mujeres, por ser periodistas y querer dedicarse al deporte, espacio cerrado en el que por años ha sido reservado para los colegas varones.
A finales del 2017, el “Reporte de la situación de América Latina sobre la violencia de género ejercida por medios electrónicos”, realizado por diez organizaciones de la sociedad civil tales como Asociación por los Derechos Civiles (ADC) de Argentina, Coding Rights de Brasil, Derechos Digitales de América Latina, entre otros, y publicado a finales de 2017, demuestra que las agresiones digitales contra las mujeres sólo son el principio o la continuación de un intento sistemático por silenciar las voces incómodas de las periodistas de la región.
Dentro de los resultados que arrojó el informe, se indicó que latinoamérica representa el escenario más peligroso para el periodismo, con un promedio de 22,8 reporteros muertos al año. Además, Las mujeres reporteras tienen riesgos adicionales debido a ataques sexuales.
“Los derechos de las mujeres se deben respetar con los mismos estándares instalados off line”, expusieron desde la Comisión de Género del gremio chileno.
“El desarrollo de los medios ha estado ligado al desarrollo de la tecnología. La distribución del poder justamente ha estado vinculada con el manejo de esa tecnología. Históricamente las mujeres no hemos accedido a ella. Nos quedamos sin poder ahí y ahora lo estamos disputando. Tenemos que pasar de ser usuarias a expertas porque todo lo tecnológico se asocia con lo masculino en términos simbólicos y de manejo de recursos”, opinan Gutiérrez y Maureira de parte de la comisión.
A lo que finalizaron comentando que “de usuarias a expertas, de activistas a ciberfeministas. Por ello es clave desarrollar instancias de seguridad digital que permitan a las mujeres en general, y periodistas en particular estar más protegidas, porque muchas veces al tratarse de ataques que se cometen dentro del ámbito virtual no se consideran reales y queramos o no, tienen un impacto profundo en la vida de las mujeres”.