En el documento con que la emisora intenta desestimar la demanda de su ex trabajadora por despido injustificado y hostigamiento por ser mujer y madre, comparan las competencias profesionales de la periodista y su ex compañero Álvaro Escobar para explicar la brecha, la acusan de llevarse mal con el equipo de trabajo y de tener un modus operandi (usar facturas) debido a que el 2011 le ganó una demanda a Mega por 10 millones de pesos. Mentiras, manipulación y oportunismo para sacar beneficios económicos aparecen en el texto. “No me extraña”, asegura la comunicadora.
Radio Bío Bío respondió al filo del plazo a la denuncia de vulneración de derechos fundamentales con ocasión de despido y cobro de prestaciones laborales, interpuesta por la periodista Rayén Araya en contra del medio de comunicación. El documento de 36 páginas ingresó el viernes en la noche y ya el sábado en la mañana estaba disponible en las redes sociales, a través de una cuenta de Twitter sin seguidores.
Más allá de ese curioso hecho, el escrito tiene un tono duro. Habla de incongruencias, de falsedades, la acusan de ser ella la que eligió usar facturas los primeros meses de contrato para eludir impuestos, insisten una y otra vez en que el despido se provocó porque “la demandante no logró adecuarse a su equipo de trabajo, viéndose mi representada en la necesidad de despedirla”. Y añade: “Debemos dejar en claro que nada de lo relatado en la demanda es efectivo, por el contrario, no son más que falsedades destinadas a hacer creer a SS. una realidad inexistente, y serán las personas mencionadas en la demanda quienes comparecerán a desmentir los dichos de la demandante”.
“Rayén Araya ha demandado a Radio Bío-Bío, esmerándose en crear un relato, construido sobre la base de falsedades y omisiones, en que no ha trepidado, incluso, en involucrar a terceros con acusaciones gratuitas y ofensivas”, escribe el abogado, quien para comprobar su tesis usa declaraciones de la propia profesional en Revista Paula el año 2015.
“Siento que me casé con esta radio. Aquí me aceptan como soy: puedo decir lo que quiera, no me piden que me cambie el color del pelo ni que me vista como señora para aparentar más edad, como me pasaba en la tele”, expresó a la revista.
“¿Cuál es la verdadera Rayén Araya, la de la entrevista, otorgada por propia iniciativa, o la de la demanda que dice que estaba a disgusto desde casi el primer día?”, se cuestiona el abogado.
Sobre el uso de facturas al comienzo de la relación laboral, durante los meses de marzo a julio de 2012 (lo que Rayén acusa sucedió porque cuando llegó estaba embarazada), la radio admite la situación, sin embargo, asegura que fue ella quien lo solicitó, facturando a través de su productora Araya Uribe Limitada. “La señora Araya exigió esta modalidad, pero sabiendo y teniendo plena conciencia de lo que estaba haciendo. No es efectivo que la modalidad haya nacido de mi representada, mucho menos que haya tenido que ver con los derechos de maternidad, por el contrario, fue la demandante quien lo exigió. Atenta contra la buena fe y contra los actos propios el hecho de que la demandante venga ahora a intentar victimizarse de esta situación, argumentando desconocer este tipo de prácticas”, trata de explicar el documento, agregando que “la demandante lucra con esta forma de prestar servicios” “seguramente por razones tributarias”.
El escrito va incluso más allá y dice que este sería un “modus operandi” de Araya, al haber tenido una demanda similar con Mega el año 2011, canal con el que llegó a un acuerdo por 10 millones de pesos. Vale decir que en ese entonces había cambiado la administración de la señal privada y la periodista estaba embarazada. “La demandante lucra con esta forma de prestar servicios. Esto terminó sólo ante la insistencia de la radio, donde, por lo demás, en varias ocasiones criticamos la modalidad de contrato, a través de empresas personales, de figuras de la televisión, por lo que significa como modalidad de elusión de impuestos”, puntualiza. Lo curioso es que la elusión de impuestos se le achaca principalmente a las estaciones televisivas, no a los rostros. Y luego suma a modo de “información”: “Hay que hacer presente que Inteligencia Colectiva Ltda. (el nombre legal de la empresa de Araya) es una sociedad que está en funcionamiento y que recientemente obtuvo grandes recursos del Consejo Nacional de Televisión”.
Tras ese comentario, en su respuesta los abogados señalan que “la mayoría de los hechos que imputa la actora a mi representada anteceden el despido”, por lo que al demandar tutela con ocasión del despido, los dejaría fuera por plazo.
Tras insistir en que Rayén Araya “tuvo constantes problemas con todo su equipo de trabajo del programa matinal”, “incluido su compañero Alvaro Escobar”, intentan explicar la brecha laboral existente entre ambos desacreditando la experiencia y competencia laboral de la periodista vs la del actor.
“Alvaro Escobar es abogado de la Universidad de Chile; Rayén Araya cuando ingresó a La Radio no tenía título profesional y actualmente desconocemos si posee alguno. Avaro Escobar ha participado en teleseries de alta audiencia, fue diputado; Rayén Araya luego de estar en programas de cable, estuvo en canal 13 y Mega y su último trabajo, antes de ingresar a Bío Bío, era en UCV Televisión. Alvaro Escobar, durante 2017, estaba en el programa Más Vale Tarde, el más visto de la televisión chilena. Estaba con la obra de teatro Todas esas Cosas Maravillosas; Rayén Araya no tenía ninguna exposición en otros medios, además de Bío Bío. Un dato más: Alvaro Escobar tiene público femenino, principalmente jóvenes de los 90, un público que buscan las radios informativas como Bío Bío. Actualmente Alvaro Escobar está en Chilevisión haciendo el programa Grandes Pillos, con gran éxito. Alvaro Escobar fue primera mayoría nacional cuando fue electo diputado por Maipú, Cerrillos y Estación Central, el con más electores de Chile. Las diferencias entre Alvaro Escobar y Rayén Araya existen, más allá del 3 por ciento, y más allá, también, de la disposición en laborar en equipo y generar condiciones amistosas de trabajo. Y, si extremamos los hechos, Rayén Araya tenía derecho a estacionamiento en la radio y Alvaro Escobar no”.
La demanda que Rayén Araya interpuso contra Bío Bío incluye discriminación por ser mujer y ser madre, lo que este documento niega. “Nos parece de un oportunismo gravísimo que se utilice para intentar obtener indemnizaciones que no corresponden. Lo anterior, más aun teniendo en cuenta que mi representada siempre ha sido respetuosa de los derechos de los trabajadores, especialmente de los de la demandante, a quien siempre promovió y permitió lograr desarrollo profesional en la compañía. (…) Nos parece que la demandante simplemente se está aprovechando de una situación para “ver” si puede obtener una ventaja económica”, teorizan y añaden: “En la empresa existen muchas mujeres, las cuales, como la demandante, se desarrollan en igualdad con sus pares hombres. Para que exista discriminación, debe necesariamente haber alguna situación especial que permita suponer que su despido se debió a la existencia de esa circunstancia, sin embargo, en este caso no hay nada de ello. En efecto, la actora alega discriminación por ser mujer, sin embargo, ello es falso, y como se ha señalado a lo largo de este escrito pretensor, el despido de la actora se basó en razones de carácter objetivas (necesidades de la empresa) y durante la relación nunca se le hizo sentir mal ni se le discriminó ni por su condición de mujer ni por su condición de madre”.
La versión de Rayén
Rayén Araya ya había leído la respuesta cuando nos comunicamos con ella. “Después de haber visto de cerca el comportamiento que tienen con las mujeres, la denostación y tono despectivo con el que se refieren a las trabajadoras, no me extraña en absoluto el tenor de la contestación. Hay faltas a la verdad que acreditaré en el tribunal con la seriedad que corresponde. Es todo muy esperable, la cantidad de abogados y la agresividad son propias de quien se expresa en el escrito”, asegura la periodista.
Desde que se conoció su demanda a la fecha, Rayén ha hablado con algunos medios de comunicación, detallando varios de los argumentos esgrimidos por Bío Bío en el documento. “Tengo sentimientos encontrados. En Bío Bío logré desarrollar muchas cosas que quería hacer. Yo quería trabajar con los Mosciatti por lo que representaban en el periodismo, como tipos sumamente comprometidos con la información, a los que no le entraban balas en cuanto a las presiones del mercado para no publicar una cosa u otra. Entonces para mí eran admirables”, explica en El Desconcierto. Y luego comenta: “Estaba feliz, pero no me imaginé que el costo de la felicidad era estar expuesta a tratos vulneratorios de los derechos laborales. Y fue una de las razones por las que más me costó decidir denunciar, porque decía “tengo que denunciar esto pero me muero de pena porque este lugar tiene todas estas virtudes y no hay tantos medios así”. Es súper difícil porque soy periodista y estoy peleando contra un medio de comunicación, pero creo que es lo que hay que hacer”.
Araya explica también que tomó la decisión de hacer la demanda porque “es parte del rol público del periodismo” y que espera que su caso pueda impulsar una reflexión sobre el trabajo periodístico. “Los medios de comunicación son tremendamente sexistas en general, a las mujeres nos toca súper difícil”, dijo.