En el Año Internacional de las Mujeres Rurales, el acuerdo interinstitucional buscará potenciar a las emprendedoras agrícolas como figuras relevantes en el incremento de la seguridad alimentaria y la reducción de los niveles de pobreza.
Suscribir un acuerdo conjunto con iniciativas que aporten a la disminución de la brecha de género en el mundo rural, promuevan la autonomía económica de las mujeres campesinas y permitan socializar experiencias locales exitosa de empoderamiento con el resto de América Latina y el Caribe, es uno de los temas que acordaron la Directora Nacional de Prodemu, Paola Diez y la representante de FAO en Chile, Eve Crowley, durante una reunión sostenida esta mañana en la sede del organismo internacional en Santiago.
En la ocasión, ambas autoridades coincidieron en señalar el compromiso que existe con las mujeres campesinas para hacer frente a las difíciles condiciones de vida y trabajo que las afectan a diario, como la falta de acceso a la tierra, la falta de recursos para emprender proyectos agrícolas y las escasas oportunidades de desarrollo educativo y de asistencia sanitaria, entre otros temas.
Al respecto Paola Diez manifestó la importancia de sumar esfuerzos en la tarea de promover el desarrollo integral y, especialmente, la autonomía económica de este sector que, según estimaciones oficiales, reúne a más de 1 millón de mujeres a nivel nacional.
“Las emprendedoras campesinas son mujeres realmente admirables, que a pesar de las desigualdades que enfrentan, a veces más acentuadas que las mujeres urbanas, saben salir adelante y tienen la fuerza para hacerlo. Si a esto sumamos el respaldo que como instituciones podemos brindarles, con apoyo técnico, formación en género y acceso a redes de cooperación, entre otras herramientas, esto no solo se refleja en una mejor calidad de vida para ellas, sino que para toda su comunidad”, afirmó Diez.
Eve Crowley reforzó esta idea resaltando el impacto positivo que genera el trabajo de las mujeres campesinas en la promoción del desarrollo integral de la sociedad, lo que muchas veces no es visibilizado en términos específicos.
“Si se incrementara el acceso de las mujeres a la tierra, educación, servicios financieros, capacitación y tecnología aumentaría no sólo la producción agrícola, sino que también la seguridad alimentaria, preservación de la biodiversidad y el bienestar social. Por eso reconocemos la importante labor que hace Prodemu en el fortalecimiento de las capacidades y autonomía de las mujeres campesinas de Chile”.
En este sentido durante la reunión se resaltó el Programa de Mujer Campesina, que PRODEMU desarrolla desde hace 26 años y que ha beneficiado a más de 30 mil emprendedoras rurales, entregándoles capacitación técnica para el desarrollo colectivo de proyectos económicos y formación en género tendiente a fortalecer su participación social activa y la promoción de sus derechos.
Al respecto se planteó la posibilidad de que FAO promueva la presencia de PRODEMU en la Reunión Especializada de Agricultura Familiar del MERCOSUR (REAF) -cuya próxima sesión se realizará en junio en Paraguay- para exponer este programa ante los representantes de países asociados, con el objetivo de sondear el interés en replicar la iniciativa en otros territorios de la región.
Otra de las ideas surgidas en el encuentro fue la aplicación del GRAST, herramienta de análisis creado por FAO para evaluar y mejorar las respuestas que servicios públicos de asesoramiento rural dan a los temas de género en el trabajo periódico con sus usuarias. En concreto el instrumento de evaluación se aplicará, como experiencia piloto, al trabajo que el Programa de Mujeres Campesinas realiza con grupos de emprendedoras de la Región de la Araucanía, durante este año.
Antes de concluir esta primera reunión de trabajo, Paola Diez y Eve Crowley destacaron la importancia de aprovechar este Año Internacional de las Mujeres Rurales, para potenciar la figura de las emprendedoras campesinas a través de campañas comunicacionales e iniciativas públicas que creen conciencia social de su importancia para el incremento de la seguridad alimentaria y la reducción de los niveles de pobreza en el sector agrícola.