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Quince años «Rompiendo el Silencio» o cómo hemos trabajado las lesbianas por nuestra visibilidad Yo opino

Quince años «Rompiendo el Silencio» o cómo hemos trabajado las lesbianas por nuestra visibilidad

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Erika Montecinos
Por : Erika Montecinos Periodista, activista, fundadora y coordinadora de la Agrupación lésbica Rompiendo el silencio desde el año 2002.
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El año 2002, internet estaba partiendo en Chile. En el año 2002, había banner de colores, letras times new roman y las redes sociales, a lo más, estaban en un messenger de escritorio. En el año 2002, aparecían los primeros medios periodísticos electrónicos, virtuales o en línea. En el año 2002, gobernaba Ricardo Lagos y comenzaba el agotamiento con la Concertación.

Fue en ese contexto, en que fundé Rompiendo el Silencio, la primera revista digital para la comunidad lésbica en Chile. No era un sitio cualquiera, era una revista que con los años, se convirtió en todo un referente para la comunidad. Y es que este medio de comunicación, con entrevistas y reportajes de primera fuente, conformó comunidad y es quizás uno de sus grandes logros ahora que lo miro desde lejos.

La situación para lesbianas, bisexuales, gays y trans, era diferente. No digamos que era invisible, porque no lo era. Estaban las organizaciones LGTB, conformada en su mayoría por gays,- los que ostentan hasta el día de hoy las principales vocerías-, muy pocas lesbianas y trans. Se realizaba la única marcha por la diversidad, que primero era la “marcha gay” y que luego pasó a llamarse “Marcha del orgullo”, y no era en mayo ni en junio, sino en septiembre, después de las fiestas “patrias”. Ese mes, elegido primero por el infame incendio de la discotheque Divine de Valparaiso en 1993, se llamó en un principio “la Patria gay”, pero después tímidamente comenzaron a alegar lesbianas y trans por la invisibilidad a sus identidades. Como ven, la cosa no es de ahora, sino de años.

En internet, proliferaban los sitios para gays, citas para gays, foros para gays… algunas lesbianas se atrevieron a abrir sus propios sitios gratuitos para encontrarse y conversar. Hasta que llegó el mundo del foro, revolucionó la manera de contactarse con las pares. Al inicio, fui criticada por algunas activistas que me decían que estaba incentivando aún más el no salir del closet, ponerme un “nick” (de nickname o sobrenombre), podía ser fácil para las lesbianas que en esa época, asomaban lentamente a la esfera pública.

Había organizaciones lésbicas, ¡claro que sí!, pero como siempre, y más en esa época, invisibilizadas. Eran organizaciones que datan incluso de los años ochenta, que sobrevivían a duras penas. Tenían una casa para reunirse, realizaban actividades, tenían espacios radiales, boletines y no salían en ninguna parte. Por eso, más que nada, quise hacer la revista. Comencé a sentirme muy incómoda con esta invisibilidad forzada, que algunos dirigentes gays nos achacaban responsabilizándonos de nuestra propia invisibilidad. Había que ser muy patudo y machista para decir eso. Culpándonos de nuestros actos a las mujeres, cuando sabemos en qué se basa nuestra doble discriminación.

La violencia a la población LGTB, no ha cambiado. Siempre ha sido duro vivir como lesbiana, gay o trans en esta sociedad conservadora y pacata. Podríamos decir que hoy están todas las condiciones para que se nos trate con respeto, y vemos que es así. Hay nuevas generaciones con un discurso y una actitud mucho más incluyente. Gracias al feminismo, se cuestiona la heteronormatividad. Las mismas organizaciones LGTB quieren incluir el enfoque feminista en su quehacer. Pero nos siguen matando. Con la misma crueldad y odio. Nosotras ya contamos con más de cinco mujeres lesbianas víctimas del odio irracional. No partió con Daniel Zamudio. Él fue uno más de esta larga data de muerte e intolerancia. Mónica Briones, la escultora lesbiana asesinada en los 80, tampoco fue la primera. Quizás cuántas mujeres más en Chile fueron asesinadas por su orientación sexual y jamás se supo como tal.

Por eso no paramos de luchar hoy, después de 15 años, con un nuevo formato. Rompiendo el Silencio tuvo una reinvención que la hizo convertirse en una revista impresa el 2008 y luego, el 2013, sacar personalidad jurídica y transformarse en una organización. Hoy es Agrupación Lésbica Rompiendo el Silencio, tal vez la organización más importante de lesbianas y bisexuales en Chile, que trabaja codo a codo con otras colectivas y organizaciones de lesbianas que han tomado conciencia de la necesidad de organizarse y liderar sus propias causas. Ser sus propias voceras. Cuesta, no la tenemos fácil, pero ¿cuándo a las mujeres se nos ha dado algo fácil?

En estos 15 años, yo crecí, crecimos todas. En estos 15 años, tal como su nombre lo dice, fuimos lentamente “rompiendo el silencio”, y nos queda mucho tiempo para seguir trabajando en ello.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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