«Todo es una mierda en Chile hacia las personas trans. No hay ni siquiera una ley que nos proteja. La Ley Zamudio te puede proteger en un caso de discriminación, pero es lo único. La circular que indica que las personas trans tienen que ser tratadas por su nombre social en los servicios públicos no la respeta ningún servicio público, es heavy, no te respetan y les da lo mismo tratarte por tu nombre de hombre aunque seas una mujer, no les importa».
Tiene el salón Le Petite junto a su amiga Sofía Sepúlveda y todo el ambiente es muy ella, puro glamour. Esta peluquería se reconoce weedfriendly, abierta para todos y todas. Alexa Soto se retoca por última vez con brillo antes de conversar de su historia y su rol como activista trans. Es parte del cortometraje de historias robadas de la red social Snapchat -que se estrenó en el prestigioso festival Clermont Ferrand y en el Festival Internacional de Cine de Cartagena- que junta fragmentos de la vida de tres jóvenes que reflexionan sobre cómo el género influye en sus vidas cotidianas, sus familias y amigos, Alexa es la protagonista de este trabajo, que estuvo a cargo de Felipe Elgueta, Ananké Pereira y Alba Gaviraghi.
«Muchas personas trataron de documentar ese momento de mi vida, me decían que tenía que hacer videos y cosas, como en verdad no soy tanto de planear lo que publico, todo es súper espontáneo, lo que yo publico en mi instagram también. A medida que me van pasando las cosas, las escribo, muy desde la guata, escribo, escribo, escribo y no sé, lo corrijo y chao, lo subo. No lo pienso tanto y en Snapchat me pasaba lo mismo, aparte que estaba como recién tomando hormonas entonces estaba súper loca. Eso fue en realidad una de las cosas más bacanes de haber participado en ese proyecto. Nunca me dijeron tienes que ir para allá y grabar esto. Nunca me pidieron nada, solo me pidieron mi autorización y listo», contó Alexa.
-¿Cuál es la responsabilidad de los creadores en este nuevo momento social en cuanto a mostrar la realidad trans?
-Yo creo que es mostrar la realidad, no desde una perspectiva de víctima, porque las personas trans no somos víctimas, somos común y corriente. Esa es la responsabilidad de todos los trabajos audiovisuales que se puedan hacer con el tema trans, verlo desde una perspectiva cotidiana, las personas son trans todo el día, no para la cámara, no para salir, no es un disfraz, se sienten así y punto. Todos somos libres de hacer lo que queramos, ese es el mensaje final. Por qué yo tengo que intervenir en la vida de otras personas, todos tenemos derecho a tener la vida que queremos tener. Esa es su responsabilidad, mostrar esta realidad, pero también que no somos pobrecitas, estamos viviendo la realidad que las personas nos hacen vivir, que es triste y todo, pero no es nuestra responsabilidad, tenemos que enfrentarlo y ser fuertes ante eso.
-Con tanta exposición me imagino que te sabes un referente ¿Cómo te tomas ser una educadora de la comunidad trans?
-Yo me di sola esa responsabilidad. Lo hice porque yo sabía lo que era ser trans en Chile y que no era fácil. Soy súper consciente que mi realidad no es como la realidad de otras personas trans, tengo una peluquería, trabajo súper bien, no tengo mayores complicaciones y también me desenvuelvo en un círculo donde me respetan mucho, me aceptan y todo el rato también me alentaron demasiado cuando hice la transición, pero la mayoría de los casos de personas trans sufren bullying en el colegio, no sé en sus mismos barrios son súper maltratados. Cuando yo empecé recién a transicionar busqué información acerca de fundaciones trans, de personas, también en Internet y solo pillé referentes gringos o una mexicana que es bien famosa, una youtuber y dije “en Chile nadie cacha de nada y en verdad existen las personas trans hace mucho tiempo y no son respetadas en ningún aspecto”. Yo me acuerdo que cuando salí del clóset fue el día anterior a que Caitlyn Jenner saliera en la portada de Vanity Fair, eso era lo más cercano a las identidades de género y el tema trans que tenía conocimiento Chile y era el papá de las Kardashians y que tampoco todos saben quien es ¿cachai? onda no todo Chile sabe quién era y en la tele tampoco se abordaba el tema de lo cotidiano, siempre había un estigma social acerca del personaje trans y siempre es algo súper oscuro, sexualizado. Somos como prostitutas o algo nocturno y al final los medios de comunicación se han encargado de tildar nuestra realidad como oscura.
«Hay muchas mujeres que son trans y que son prostitutas porque no les dan pega en ninguna parte y en verdad, las personas que pueden trabajar normal son personas que han tenido que invisibilizarse dentro de la heteronorma para poder surgir, entonces por lo mismo mirando toda esta situación obvio que tenía que decir “alto”, yo no soy una mina que se queda callada. Y sobre todo si estaba entrando en esta realidad que es dura. Es súper heavy».
«Yo he vivido toda mi transición en una relación. Cuando recién empecé yo recién había empezado a pololear, entonces igual estuve dos años transicionando con un pololo súper segura, en una zona de confort de amor, cariño y todo eso. Y en verdad después de que viví la soltería o en estos lapsos de estar soltera, he vivido realmente la discriminación de mi transexualidad y hay caleta de cosas que pasan, porque los hombres son demasiado morbosos con las minas trans y todo el rato te miran como un objeto sexual. Es estar todo el rato recibiendo discriminación en distintas partes o ir a un carrete y que se te acerque un hueón y después no te pesque porque eres trans o que se ría con sus amigos de ti desde la otra esquina, todo ese tipo de cosas me han pasado después».
-Como lo que pasó con las zapatillas DC, cuando la marca de zapatillas le envió un mensaje directo preguntando si le gustaría hacer pornografía…
¡Sí!, de hecho sí. Todo ese tipo de cosas me han ido pasando con el tiempo. Cuando recién empecé a escribir todo esto escribía más mis cambios físicos onda ah ya este mes los pelos y el otro mes la piel cachai, todas esas cosas. Y es cuático porque siempre tengo algo que escribir porque siempre está pasando algo.
-Todo el tiempo estamos mutando…
Sí y todo el rato hay una reacción brígida y algo te caga. Es como ansiedad, pero a veces te cansas. Hay días en que estoy enojada con mi realidad, por qué tengo que enfrentarlo, por qué tengo que escribir esto para que la gente lo entienda, por qué la gente es tan individualista. A veces estoy en ese día cachai, porque igual me canso. Hay veces que no sé, me pueden decir algo y me da lo mismo, no me importa, en verdad no me afecta, pero hay días en que me pueden decir exactamente lo mismo y puedo llorar todo el día. Tengo momentos de debilidad también.
-¿Las escuelas de Pedagogía se están haciendo cargo de su rol en la formación de nuevas personas, que conozcan y sepan del tema trans?
-Yo creo que ese es el mayor problema, que a los niños no les enseñan que te podís sentir como querai con respecto a tu cuerpo, que debes escucharte a ti y sentir como sentís nomás, que no hay que seguir una regla en el fondo y ese es el problema principal de todo esto. Que le dan una base con puras enseñanzas conservadoras y súper facha igual. Todos tenemos que tener una familia, tener hijos, tu tenís que ser hombre, tú mujer, hay que usar pantalones, tú vestido ¿cachai?. Te tienen que gustar ciertas cosas, hacer este tipo de cosas, porque si no vas a ser como un don nadie. Y tampoco nos enseñan a que nos pueden gustar distintas personas, entonces todos vamos creciendo como en una represión y con una obligación de pertenecer a algo y seguir una regla.
Es súper mal visto que un hombre esté enamorado de una mujer trans por ejemplo. Hay un estigma social brígido. Hay hombres que me dicen sí, a mí me gustan las minas trans las encuentro súper guapas y no se qué, pero yo no soy gay. Y es lo primero que te dicen entonces una piensa ¿por qué voy a creer que eres gay si yo soy una mina? . Todos podemos hacer lo que queramos mientras no le hagas daño a las personas. Entonces todo el rato nos enseñan a ser estas personas súper conservadoras y seguir todas esas reglas y esas mismas personas, a veces, salen a agarrarse minas trans.
-¿Viste el documental En Tránsito que se estrenó hace unas semanas y que muestra la vida cotidiana de cuatro personas trans?
-Nooo, soy la peor, pero ahí sale una de mis mejores amigas, la Mara.
-¿La chica que falleció?
-Sí, la Mara era como mi primera amiga trans, de hecho la Mara estuvo como dos horas antes de que se muriera en mi casa tomando once conmigo, fue heavy igual. La invité de la nada, le dije amiga estoy sola en mi casa, fue cuando mi pololo se había ido a quedar a la casa de sus compañeras, porque iba a hacer una tarea, no sé algo de la tesis. Vimos RuPaul, comimos todo. después se fue a su casa, pasaron dos horas y le dio la aneurisma y se murió al otro día en la tarde. Me llamaron en la mañana tipo tienes que venir al hospital, me duché y me arreglé como para después ir a trabajar también, el doctor salió diciendo no se vayan porque la Mara se va a morir ahora y nosotros ¿cómo se va a morir? y se murió como en media hora. Llegué a mi casa a cambiarme de ropa para ir al velorio y estaba puesta la mesa que había tomado once conmigo y fue muy triste ver su servilleta con el labial. Los doctores y las enfermeras se portaron pésimo, fueron cuáticos, la Mara no tenía resignación genital, tenía el nombre de carnet Mara Rita sí, entonces era “oye pero qué onda, tiene pene” y todos decíamos es trans, qué importa, anda a salvarle la vida, se está muriendo. Le preguntaban al pololo si sabia, metiéndose en eso y todos pensábamos es mentira que está pasando, esta loca se está muriendo y todos estaban preocupados del pene de la Mara. Como nos trataron, como fueron las enfermeras.
-¿El sistema de salud contigo ha sido igual?
Es una mierda todo. Todo es una mierda en Chile hacia las personas trans. No hay ni siquiera una ley que nos proteja onda la Ley Zamudio te puede proteger en un caso de discriminación, pero es lo único, no tenemos ningún tipo de protección. La circular que indican que las personas trans tienen que ser tratadas por su nombre social en los servicios públicos no la respeta ningún servicio público, es heavy, no te respetan y les da lo mismo, les da lo mismo tratarte por tu nombre de hombre y que seas una mujer, no les importa, eres un travesti para ellos y lo usan como un insulto. Para mí no es un insulto la palabra travesti creo que hay que apropiarse de esa palabra, hace cuarenta años no existían términos como transgénero, eran todos travesti.
-Claro, desde lo despectivo…
Obvio que sí poh, es como erís travesti y erís prostituta. Y en verdad puta demás que sí, está todo bien con esa palabra, no es un insulto. Había que tener demasiados cojones para ser un travesti en Chile hace treinta años, transicionar hace treinta años en Chile, hay un montón de minas trans que transicionaron en dictadura, que se operaron en dictadura. Entonces sí, está bien. Dime travesti, no me ofende para nada.
-¿y cómo enseñas formas y establecer el buen trato?
Hay una ley de identidad de género que no protege a las personas trans, yo transicioné después de los 18 pero mis momentos de mayor vulnerabilidad fueron en mi adolescencia, que es cuando una se siente más insegura, donde recibes más bullying y donde las críticas que recibes de tus pares te afectan mucho más. Con el tiempo una va creando una responsabilidad y te pueden dejar de importar hartas cosas, como empoderándote de tu persona, pero cuando eres adolescente estás viviendo aparte una pubertad, la crueldad de la adolescencia que todos sabemos perfectamente cuál es, que nadie tiene vergüenza ni miedo de insultar o burlarse de otra persona y es una realidad que aunque hayan campañas de bullying y sigue pasando. No hay un respeto de verdad, porque nadie se lo toma en serio, creo que la forma real que no nos dañen es que exista una ley que nos proteja y que sobre todo les enseñe a las personas.
Ahora entiendo porque las mujeres somos mucho más inteligentes emocionalmente, porque realmente sientes de una forma diferente. Quizás las hormonas te hacen actuar, en el caso de la testosterona más por instinto, pero eso también está avalado por todo un sistema en que a los hombres se les valida ser unos imbéciles y por lo mismo actúan como actúan: por instinto y sin respeto.
-¿Qué piensas de la ola feminista que estamos viviendo?
Yo me siento súper parte de eso, creo que también lo he vivido con mi círculo de amigas que con todo esto que está pasando, también nos cuestionamos mucho más todo lo que nos pasa y todo lo que hacemos, cómo actuamos, las decisiones que tomamos. No me he encontrado con este tipo de feministas extremas que dicen que las minas trans no somos mujeres, que no pertenecemos al feminismo.
-¿Hay muchas?
Sí y son cuáticas, como que las feministas extremas realmente creen que las minas trans no somos minas y tienen unos argumentos muy de mierda, que al final ensucian demasiado el movimiento feminista y no quiero ser despectivas hacia ellas, pero creo que cualquier movimiento que excluye a alguien en el lugar en el que está no está bien. Seleccionar demasiado todo para que pertenezca a algo no está bien y en el fondo, estas minas son como anti hombres, quieren que los hombres desaparezcan y a mí me gustan los hombres, me gusta tirar con hombres, me caen bien, tengo amigos hombres y no los odio. Tienen que aprender a ser feministas igual. Ser feminista no es lo mismo que ser machista, el feminismo exige derecho, exige igualdad. Entonces el feminismo extremo sí se puede parecer al machismo porque te impone cosas, que no te depiles, que no te pintes y a lo mejor no eres ni hombre ni mujer y te sentís como género fluído, como que te podís sentir más mina un día y te feminizas y otro día no. Es una performance personal aparte, no te hace más feminista o menos feminista. Yo no le estoy faltando el respeto a ninguna mina arreglándome. Entonces la ola feminista igual abarca demasiado, están las tomas de la universidad que me han invitado a conversatorios y cosas bacanes, pero también está este lado que no me representa para nada.
Alexa termina recordando la beca Trans del Salón Le Petite, la cual consiste en una asesoría de imagen gratuita, la que puede incluir corte y/o color de pelo, servicio de uñas, maquillaje, y estilismo. Además existe la opción de registro fotográfico o audiovisual. La idea es ofrecer un cambio de look que se ajuste a las necesidades de cada persona, que este cambio externo refleje quien realmente sienten que son y para eso, basta com escribir al email petitesalons@gmail.com, indicando tu nombre, edad, y la razón por la que necesitas su ayuda.
Fotos por Adán Espinoza