Daniela Viviani eligió el año 1912 para ambientar su novela, donde su protagonista, Luisa decide busca constantemente ser validada como sujeto femenino. En aquellos años nacía la primera ola del feminismo, que ni siquiera era reconocida con ese término, a las mujeres que luchaban por sus derechos se les denominaba sufragistas. El relato tiene toques de humor, rescata el relato picaresco y presenta fielmente el Chile de hace 100 años, donde las mujeres no podían votar ni estudiar libremente.