A juicio de la abogada e integrante de Asperger Mujeres, algunas de las adversidades que enfrentan en un mundo laboral sin políticas públicas de inclusión, son las entrevistas laborales que “no están pensadas para personas neurodiversas” y un entorno sin consciencia de las condiciones del asperger femenino. Además, están altamente expuestas al acoso laboral, ya que «no manejan roles sociales para ejercer una defensa frente a la discriminación».
Bajo un paradigma social donde los derechos de la mujer han sido históricamente omitidos e invisibilizados, ¿cómo sería enfrentar este hostil escenario siendo además, una mujer con asperger?
La doble discriminación que enfrentan las mujeres bajo esta condición, es un fenómeno que trasciende desde la etapa escolar hasta la vida profesional y laboral. Esta problemática recaería principalmente, en factores socioculturales que van desde la falta de políticas públicas enfocadas en la neurodiversidad del asperger femenino, hasta la carencia de estudios psiquiátricos y neurológicos con enfoque de género.
Es en este contexto, donde las mujeres con asperger enfrentan la necesidad de organizarse para instalar en el debate público la visibilización de sus derechos. Un ejemplo de ello es la agrupación Asperger Mujeres, creada el año 2013 y conformada por personas con o sin diagnóstico.
Dentro de la trayectoria de este colectivo, las mujeres también encausaron la lucha del asperger femenino al ámbito laboral. En este aspecto, la abogada y activista por la neurodiversidad, Sandra Basso, explica a El Mostrador las problemáticas que afectan a las mujeres con esta condición.
-¿Cuáles son los obstáculos y condiciones que enfrentan las mujeres con asperger en el mundo laboral?
–Nuestro primer obstáculo son las entrevistas laborales, ya que, no están pensadas para personas neurodiversas. Los test están hechos para un solo tipo humano, que es el de la generalidad de la gente, de modo que, pasar una de esas entrevistas diseñadas sólo para un estándar de personas es muy difícil. Luego en su desempeño laboral cumplen con creces los objetivos que se les plantean, pero sus dificultades en un contexto no inclusivo son notorias, sobre todo en Chile, cuya cultura del chaqueteo no acepta la diversidad social.
Indefensas ante el acoso laboral
Sandra Basso considera que en las relaciones laborales, «las mujeres asperger son vistas como las ‘raras’, las ‘excéntricas’, las que tienen roles que a veces parecen un poco masculinos por su ‘hiper racionalidad'».
En este sentido, «no cumplen con los estereotipos de género; no piensan ni actúan como se espera que lo haga una mujer según las etiquetas que la sociedad se espera de lo ‘femenino’”.
Por otra parte, también suelen ser directas o “sin filtro”, por lo que «son las primeras candidatas al acoso laboral, siendo víctimas de conducta de hostigamiento de sus propios empleadores o de sus compañeros de trabajo».
Basso asegura que frente a la situación de menoscabo, las mujeres con asperger «se encuentran absolutamente vulnerables, porque no manejan roles sociales para ejercer una defensa frente a la discriminación imperante».
-¿Cómo podemos mejorar estas condiciones a las que se enfrentan las mujeres con asperger?
-Como sociedad necesitamos desarrollar una “cultura de inclusión de la neurodiversidad”, dándole reconocimiento legal a la diversidad funcional, y eso si o si requiere la incidencia en políticas públicas. Porque se necesita una intencionalidad en el mundo que humanice las relaciones sociales que son cada vez más violentas y competitivas.
Debemos legislar en esa dirección, dando cumplimiento a los compromisos internacionales en materia de derechos humanos que exigen un trato digno para todas las personas sin importar su condición. Y en eso, el Estado tiene el rol principal, ya que es el responsable de hacerlo efectivo.