«Las hijas del fuego» es el último estreno de la guionista y directora de cine, Albertina Carri. Una incendiaria obra cinematográfica que instaló en la pantalla grande el concepto de «porno lesbofeminista». La cinta ganadora del premio Mejor Película en la última versión del Buenos Aires Festival Internacional de Cine (BAFICI), adopta una postura crítica sobre los estereotipos de belleza y género que reproduce la industria pornográfica. Estereotipos de «nuestras subjetividades, cuerpos y vínculos» que, en palabras de Albertina Carri, responden a «formas de domesticación que generan mucha angustia e insatisfacción».
«Las hijas del fuego» de la cineasta argentina Albertina Carri, es sin lugar a dudas, una intensa experiencia cinematográfica que quita la venda de los tabúes sexuales y sumerge al público en un profundo escáner de la sexualidad lésbica, realista y poliamorosa.
No obstante, la obra ganadora de la vigésima versión del Buenos Aires Festival Internacional de Cine (BAFICI), no sólo se trata de sexo.
«Las hijas del fuego» nace de una crítica al género pornográfico, visibilizando lo que la industria del porno ha generado «sobre nuestras subjetividades, nuestros cuerpos y vínculos», explica Albertina Carri a El Mostrador.
Para la directora argentina, la pornografía es un género «principalmente educativo» y desde esa lógica pedagógica, la pieza audiovisual «suma otros puntos de vista sobre lo que significa gozar en una relación sexual».
En este sentido, Carri afirma que la película responde al género «porno lesbofeminista». Un tipo de pornografía «necesaria» y que «rompe con las lógicas binarias y hegemónicas sobre nuestros cuerpos».
Bajo esta premisa, la cinta deconstruye -a través de los ojos feministas de su directora-, los estereotipos de belleza femenina que en palabras de Albertina, «son formas de domesticación que generan mucha angustia e insatisfacción».
La incendiaria cinta argentina se desarrolla en la ciudad de Ushuaia, donde una pareja de enamoradas se reencuentra tras meses sosteniendo una relación abierta y a distancia. Es a partir de este reencuentro, que una de las protagonistas expresa a su pareja el deseo de rodar una película erótica, argumento que da inicio a la aventura del film en un viaje por la carretera sur de Argentina.
La guionista describe a «Las hijas del fuego» como una película «sin concesiones», cuyo impacto recae en la crudeza de las escenas de sexo que estimulan a un público «interpelado, excitado, y a veces, agradecido».
En este sentido, para lograr la naturalidad de las escenas en el rodaje, las actrices previamente realizaron diversos talleres para liberar su sexualidad frente a las cámaras. «Hicimos talleres de eyaculación, de masturbación grupal y de Drag Kings», relata Carri.
Además, el elenco llegó a un acuerdo sobre «lo que cada una estaba dispuesta a hacer, tanto las chicas en escena como yo en la cámara».
Antes de comenzar la función de «Las hijas del fuego» durante su estreno en Chile, también se exhibió el cortometraje «Pets». Una obra de Albertina Carri creada con archivos pornográficos de los años 30 y 40 que encontró «entre latas viejas».
La crudeza del cortometraje reabre el debate de la zoofilia como práctica sexual. En este aspecto, Albertina enfatiza que está «totalmente en contra de cualquier práctica no consensuada». Y en la cinta «Pets», «no podemos saber si el perro está de acuerdo o no en esa escena, pero lo que es peor, es que la que seguro no está de acuerdo con esa práctica, es la chica a la que el perro se monta».
«Ella mira afuera de cámara con lágrimas en los ojos y se percibe como alguien le da la indicación para que siga. Por eso el corto que hice con ese material y otros retazos de pornografía de los 30 y 40, se llama Pets. Porque lo que ese porno se pregunta es ¿quién es la mascota, la mujer o el perro? La respuesta probablemente sea: ambos».