El cine siempre ha exhibido el cuerpo desnudo de las mujeres por puro «machismo» y, por ello, ahora es necesario mostrar más la anatomía masculina como acto «político». Así opinó el actor chileno Alfredo Castro en Venecia.
Alfredo Castro acudió al Festival de Cine de Venecia con papeles en dos cintas: «Blanco en Blanco», del hispano-chileno Théo Court, en concurso en la sección Horizontes, y en «El Príncipe», de Sebastián Muñoz y que compite en la «Semana Internacional de la Crítica».
En esta última película interpreta a «El Potro», reo en una cárcel del Chile de 1970 en la que convive y protege a un grupo de presos homosexuales, ofreciendo una mirada diferente a la relación entre hombres privados de libertad.
Se trata de una obra cruda, con escenas muy explícitas, en la no faltan escenas de sexo homosexual, desnudos y planos detalle, por lo que el actor y director cree que impresionará en su país.
«Políticamente va a causar impacto, yo no había visto nunca en el cine chileno una película de tanta exposición física y emocional en los personajes masculinos, esa virilidad puesta en cuestión. Me parece muy político», refirió en una entrevista con Efe en Venecia.
En su opinión, el cine chileno ha sido «muy cauto y receloso» a la hora de mostrar el cuerpo masculino, una tónica que esta película rompe por completo.
«Son cuerpos que han sido negados socialmente, los cuerpos de los hombres en el cine no existen, son solo las mujeres las que han sido expuestas en su sexualidad y en su cuerpo, y acá políticamente me parece importantísimo que seamos los hombres los que nos exponemos en pantalla con desnudos frontales, totales, completos», defendió.
El veterano actor de «Tony Manero» (2008) cree que esto se debe, ni más ni menos, al machismo: «El mundo se entendió desde los hombres siempre, también desde lo heterosexual, lo heteronormativo», lamenta.
«Que esta película llegue al menos en Chile a romper este tabú de que los cuerpos de los hombres son sagrados, no se tocan, no se muestran, y si las mujeres son muy expuestas, me parece un cambio interesantísimo de mentalidad», sostuvo.
Cree además que alguien no se da cuenta de este machismo hasta que no ve escenas de desnudo masculino en la pantalla: «Está tan normalizado el patriarcado, lo vivimos durante siglos. Es muy difícil romper con eso», asegura, para valorar después la labor del movimiento feminista en su país.
Por otro lado, respecto a su papel en la película, afirma que no se trata de una historia de homosexuales, sino de respeto y amor entre hombres en un entorno hostil, el de la cárcel.
Una sinopsis que le sirve para pedir «por favor» que se normalice la homosexualidad y «deje de estar asociada al sexo y a la promiscuidad».
El actor fetiche de Pablo Larraín -este año en competición por el León de Oro en Venecia con «Ema»-, ultima nuevos proyectos y acaba de rodar «Tengo miedo torero», adaptación del título homónimo de Pedro Lemebel dirigida por Rodrigo Sepúlveda.
Precisamente en esta película interpreta a un «travesti» que conoce a un chico que pretende atentar contra el dictador Augusto Pinochet y que la engaña para esconder las armas en su casa.