A través del Aikido, arte marcial que se caracteriza por la búsqueda de la neutralización del oponente en situaciones de conflicto, un grupo de estudiantes de Universidad Santo Tomás se adjudicó un Fondo Concursable para la realización de un taller de defensa urbana para mujeres.
Defensa urbana para mujeres es un proyecto en donde el Aikido es la base. Pese a ser un arte marcial poco común, este se caracteriza por la búsqueda de la neutralización de un oponente en situaciones de conflicto, dando lugar a la derrota de él o ella, pero sin dañarlo. Desarrollado en Japón por el maestro Morhei Ueshilba, esta disciplina suma cada vez más adeptos en el país.
La iniciativa que partió de la mano de Carolina Alcorce y Karin Mancilla, ambas estudiantes de Psicología de la Universidad Santo Tomás (UST), sede Viña del Mar, tiene su raíz en los riesgos que sufren las mujeres al estar expuestas frente a la delincuencia o violencia que puedan vivir en el día a día.
Es por esto que las estudiantes luego de enterarse de los Fondos Concursables de su Universidad, decidieron postular. “Presentamos el proyecto y un día me llaman para preguntarme qué nos motivó en organizar estas clases de Aikido. Explicamos que Defensa Urbana para Mujeres nace con el fin de entregar las herramientas necesarias para que ellas sepan defenderse en diferentes ocasiones. En agosto me confirmaron que nos adjudicamos el Fondo Concursable y que el proyecto podría materializarse”, comenta Carolina Alcorce, quien cursa el tercer año de la carrera de Psicología.
Las clases comenzaron en septiembre, en el Dojo “Aiki Shuren” de Quilpué. El taller de 60 minutos impartido por el sensei Fernando Delgado se realiza todos los sábados hasta noviembre, con cupo completo en esta primera versión.
Carolina Alcorce lleva más de un año asistiendo a clases de Aikido y señala que más allá del aprendizaje de técnicas de defensa personal, “que son muy necesarias, especialmente para las mujeres, considerando que nuestro día terminan muchas veces pasadas las 23.00 horas”, el practicar esta arte marcial la ha ayudado en otros aspectos de su vida, incluidos sus estudios universitarios.
“Trabajamos mucho con nuestro centro, con nuestro ser, con estar atenta al entorno, con nuestras capacidades. Es creernos más el cuento. Es una disciplina muy integral. Al ser estudiante vespertino, la mayoría trabaja, estudia, son mamás, tienen hijos y a veces el estrés y la preocupación sobrepasan. Por eso nació este proyecto. Se tomó en cuenta los riesgos que sufren las mujeres al estar expuestas y las consecuencias que producen el estrés y el cansancio”, finaliza.