¿Qué pueden hacer los padres o cuidadores de pequeños en caso de que estos se manifiesten intranquilos por la situación que ha vivido el país durante la última semana? Conversamos con educadoras de párvulos y psicólogos que relatan ciertas acciones que se adoptar para calmar a los niños y niñas, entregándoles así un espacio seguro y tranquilidad.
Debido a los graves sucesos que han ocurrido durante la última semana en Chile, El Mostrador, conversó con distintos psicólogos, psicólogas y educadoras de párvulo sobre cómo abordar la situación actual con los más pequeños del hogar.
Cecilia Villagrán, educadora de párvulos y académica de la Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación, señaló que “los niños y niñas comprenden más de lo que nosotros creemos”, por lo que es importante ir explicándoles punto por punto lo que está pasando y focalizarlo en el contexto en que ellos se desenvuelven, tanto en el ambiente social y familiar.
La educadora de párvulos también señaló que los padres deberían decirles «que efectivamente hay un país que está preocupado porque los derechos están siendo vulnerados”, añadiendo que ahí se les podría preguntar inmediatamente a ellos, ¿Tú sabes cuáles son tus derechos? y ¿Cuándo estos han vulnerados?
Cecilia explicó que las y los niños ya tienen incorporada la palabra derecho en su lenguaje, porque en el sistema educativo se trabaja con este tipo de conceptos. Entonces primero que todo habría que preguntarles ¿Qué entienden por derecho? y ¿Cuáles son los que ellos sienten que no se les respetan?, para así iniciar una conversación, de tal manera que los infantes comprendan que los adultos también tienen derechos que no se les respetan.
En tanto, María Paz Ballotta, también educadora de párvulos, comenta que los niños son sujetos de derecho y por ende “si hay un niño que se siente inseguro por el ambiente social que hay afuera de su casa, en su entorno, es ideal que una persona adulta significativa para él o ella, le diga por ejemplo, que ellos también se dan cuenta de lo que está pasando, pero que no tienen que sentirse asustados, porque esos ruidos son de personas que están haciendo su trabajo para poder cuidarnos. Se entiende que no le podemos decir que hay represión, violencia, etcétera. Ellos son sujetos de derecho y tienen derecho a tener un ambiente seguro”.
Ambas educadoras señalan que es importante explicarle lo que está pasando en el país y tomar en cuenta su opinión. Ballotta asegura que deben “entregarle más seguridad, por ejemplo si ellos sienten ruido de sirena o para quienes vivan en zonas de más riesgo y escuchen disparos, hay que abordarlo no con el tema de la represión, sino que desde la seguridad, o el tema de los saqueos, todo eso abordarlo por el lado de la seguridad. Por mejor hay ruido de sirenas, helicópteros, mencionarles que es porque se está entregando seguridad para que la gente pueda protestar por sus derechos”.
Villagrán aseguró que hay que comenzar a generar una discusión pregunta-respuesta con ellos, “porque muchas veces nosotros caemos en darles lecciones sin escuchar lo que ellos tienen que decir al respecto y los niños y niñas muchas veces tienen respuestas interesante desde las cuales podemos aprender”. Al respecto, la psicóloga, María Joaquina Rocuant, señala que una de las medidas para llevar a cabo esta conversación con el niño o la niña, es pedirle al menor crear una serie de preguntas e ir respondiendo mediante una tómbola, la cual puede ser creada con ayuda del infante, a modo de distracción de lo que está ocurriendo en el país.
“Si al abordar las preguntas la mamá, el papá o la persona que esté a su cuidado, no sabe cómo responder se puede usar alguna estrategia, por ejemplo, decir vamos a hacer una tómbola de preguntas, en donde todas las interrogantes y las cosas que el niño o la niña quiera decir se van a ir contestando. Esta tómbola puede ser por ejemplo una cajita que podemos decorar, que se puede pintar, que el infante puede hacer lo que quiera con esa cajita, para luego depositar en ella las preguntas y al día siguiente contestarlas. Entonces, así los cuidadores del niño o la niña tendrán más tiempo para poder buscar la respuesta más oportuna, porque esta siempre irá de acuerdo a los recursos que tenga este niño y su edad”, dijo la psicóloga.
Rocuant hace un llamado a que como padres, madres o cuidadores, activen sus redes, ya sea con la familia, amigos o comunidad, para poder compartir estas preguntas e ir contestándolas en conjunto, de tal forma que los padres sepan más o menos la respuesta que podrían dar a los menores. La profesional además insiste «en que cada niño es único e irrepetible y tiene sus propios recursos, por lo tanto, son las personas que más conocen a sus hijos quienes pueden dar esa respuesta más oportuna”.
También señala que al ir generando el espacio de conversación es probable que el adulto se sorprenda, porque “quizás son los niños y niñas quienes tengan una respuesta mucho más acertada que nosotros los adultos». Agregando que “lamentablemente la situación que vive nuestro país, está exponiendo los niños las niñas y esto no podemos evitarlo, hay que tenerlo súper claro, la exposición está ahí y hay que abordarlo”.
Las fuentes consultadas concuerdan en que es bueno que quien esté a cargo de el o la menor, sea quien deba tener el cuidado de primero mantener la calma, ya que los niños y niñas tienen una capacidad tremenda para recepcionar corporalmente lo que está pasando a su alrededor. Rocuant menciona que “podemos mostrarnos súper tranquilos, decir que todo está en calma, pero si nuestro cuerpo nuestra agitación corporal, esta acelerado, los niños se van a dar cuenta. Por lo tanto, primero nosotros como adultos y adultas, debemos mantener la calma y transmitir eso a los menores”.
El psicólogo Claudio García, afirma que el ideal es que «los chicos ingresen a un lugar seguro al oscurecer. Que no salgan y ojalá realicen alguna actividad en familia, de tal forma que logren compartir y utilizar ese tiempo, como tiempo de calidad. De esta forma le damos seguridad, compañía y los distraemos en alguna actividad que no los tenga constantemente en este en esta sensación de miedo”.
Por último comenta que “ si hay cambios en los hábitos de alimentación, de sueño, aparición de pesadillas, ciertos nerviosos, cambios en el nivel de motivación o la necesidad de apego excesivo respecto de las figuras parentales, se recomienda la consulta con algún con algún psicólogo o pediatra que de confianza al niño o niña».