La argentina cientista política, Verónica Gago, conversó con El Mostrador, sobre su más reciente creación “La potencia feminista”. Para la autora este es un libro escrito al calor de estos años del movimiento feminista, sumergido en la dinámica organizativa, afectiva, política que le ha cambiado la vida a cientos de mujeres. La escritora presenta por medio de la narrativa una serie de reflexiones, notas, partes de crónicas, y una conceptualización de cosas que pasaron mientras las mujeres organizaban la huelga feminista.
“La potencia feminista, o el deseo de cambiarlo todo”, es la más reciente de creación de la argentina Verónica Gago, quien es una politóloga, doctorada en Ciencias Sociales, docente y feminista, desde esa vereda redactó su obra, editado por Tinta Limón. La autora del libro conversó con El Mostrador, entregando detalles de su contenido, sus reflexiones del movimiento y su percepción del feminismo en Chile y el mundo.
Para Gago este “es un libro escrito al calor de estos años del movimiento feminista. Es decir, sumergida en esa dinámica organizativa, afectiva, política que nos ha cambiado la vida, que ha conmovido todas las relaciones sociales y que nos ha habilitado una desobediencia personal y colectiva”.
La autora comenzó a escribirlo después de la huelga feminista internacional del 8 de marzo del 2017 y lo terminó a mediados de este año, inspirándose en su “efervescencia personal y colectiva, de imaginación política y de práctica callejera que han significado estos años del feminismo como un movimiento masivo y radical al mismo tiempo, que son las dos claves que trabajo en el libro para pensar la singularidad de esta época”.
Gago cuenta que este escrito contiene una serie de reflexiones, notas, incluso partes de crónicas, y una conceptualización de cosas que pasaron mientras las mujeres eran parte de organizar la huelga feminista, mientras discutían en asambleas, mientras creaban alianzas políticas para hacerse más fuertes, sosteniendo talleres y reuniones para procesar juntas la rabia frente a las violencias y las injusticias, dándole un espacio a su deseo de hacer política feminista.
Según relata Verónica, a su parecer “los feminismos en estos últimos años han cambiado el escenario nacional, regional y global y eso se expresa tanto en cómo leemos la coyuntura como en nuestros vínculos más íntimos: esa simultaneidad es revolucionaria. El libro es un intento, parcial y situado, de narrar esa experiencia y lanzar algunas hipótesis de por qué la dinámica feminista es tan potente hoy”
Esta pieza literaria está dividida en ocho capítulos y cada uno aborda un tema, un problema, una perspectiva. Parte por la huelga feminista y lo que ha significado como reconceptualización práctica de lo que entendemos como trabajo, luego sigue con el diagnóstico sobre las violencias conectando, por ejemplo, la violencia doméstica y la violencia laboral, la violencia institucional y la violencia financiera, la violencia racista y la violencia sexual, enhebrando una perspectiva anti-capitalista desde los cuerpos.
Los otros capítulos en tanto trabajan alrededor de la noción de cuerpo-territorio, la economía feminista y todo lo que significa para pensar la sobre-explotación de mujeres, lesbianas, travestis y trans, las asambleas, el internacionalismo, la contra-ofensiva económica, militar y de los fundamentalismos religiosos que produce al feminismo como nuevo “enemigx internx y en el capítulo de cierre son unas ocho “tesis” que intentan sintetizar lo que desarrollo en el transcurso de todo el libro, para Verónica la gama de temas que aborda “son muchas cosas porque es mucho lo que este movimiento produce y da que pensar”.
El título tiene una bajada interesante «o el deseo de cambiarlo todo» ¿Qué ese todo desde la óptica feminista?
– Ese es un punto para mí muy sugerente porque el feminismo –como movimiento, como método, como práctica– combina hablar y actuar desde una perspectiva siempre situada y parcial, rechazando la idea de un punto de vista universal o una posición neutral y al mismo tiempo demuestra que eso implica un deseo de cambiarlo todo o, como dicen las compañeras en Chile que me parece genial, “Vamos por todo”.
“Creo que es un punto de radicalidad enorme porque redimensiona lo que es el todo y pone en conexión y en simultaneidad lo que mencionaba antes: las relaciones cotidianas y la coyuntura política, las estructuras de las organizaciones sindicales y partidarias y las tareas de cuidado, el debate sobre la pobreza y la deuda doméstica, la educación pública y la violencia sexual”, agregó.
Para Verónica cambiarlo todo implica dilucidar entre nosotros cómo se conectan todas las dimensiones, trazar sus conexiones subterráneas, confiar en la potencia cognitiva del deseo para hacer esos mapas y, desde ahí, autorizarnos a crear herramientas nuevas.
Uno de los conceptos que atraviesa todo su libro como un hilo conductor es la “huelga feminista”, la cual para la autora ha sido una pregunta de investigación práctica que le “permitió mapear en geografías bien diversas qué queremos bloquear, qué cosas “ameritan” huelga como dice la Coordinadora Feminista 8M, qué podemos sabotear en los lugares de trabajo y en los lugares que son como sótanos de explotación, porque no se reconocen completamente como laborales y en los que sin embargo se desarrolla trabajo invisibilizado, no pago, o mal pago”.
¿Cómo percibes el feminismo en Latinoamérica y en el caso de Chile?
– Sin dudas creo que América latina, Abya Yala para ser más precisas, es donde los feminismos han empujado con más fuerza en los últimos años. Me parece un punto genealógico importante: es un movimiento que se impulsa desde el Sur. En mi libro por supuesto hay una presencia muy marcada de la experiencia que sucedió en Argentina, pero claramente es una experiencia que se amplifica porque es parte de una experiencia regional y global. Creo que esto es clave: los feminismos rompen con el nacionalismo metodológico tan arraigado en muchos fenómenos políticos. Tanto por el cuestionamiento a la noción patriarcal de patria como al cuestionamiento de las fronteras nacionales como dispositivos de criminalización de la migración y al sustento racista y colonial de nuestros estados.
“Una de las cosas más emocionantes creo que ha sido experimentar ese internacionalismo o transnacionalismo como una fuerza y una presencia concreta en cada una de nuestras luchas. Las consignas o los símbolos como el pañuelo verde construyen un feminismo sin fronteras así como las lenguas en que se dicen los manifiestos y las luchas indígenas, afro, negras han reinventado lo que llamamos feminismos. Todo esto es parte de una vitalidad del movimiento que traza otra cartografía de resonancias, coordinaciones, conexiones, aprendizajes mutuos y contraseñas que nos vamos pasando, contagiando y compartiendo”, añadió.
En cuanto al fenómeno de «Un violador en tu camino” del colectivo Las Tesis, ¿Qué refleja para ti que la marea feminista haya replicado esta canción en todo el mundo?
– ¡Me parece una cosa conmovedora, impresionante! Por muchas razones. Primero, porque expresa la fuerza y la inteligencia que hoy tiene el movimiento feminista en Chile. En ese sentido, el colectivo LasTesis ha montado una escena de justicia con repercusión global que denuncia de manera contundente al terrorismo de Estado encabezado por Piñera y a la vez todas las complicidades que implican una violación.
Verónica percibe que esta performance se ha convertido en una “máquina de justicia colectiva porque ha desatado memorias en cuerpos muy distintos. Luego, que esa acción se convierte en un enorme ejercicio transnacional de ir enlazándonos, comunicándonos, poniendo acciones y lenguajes en común, a la vez que impulsa un trabajo de discusión en cada lugar, de organización de las singularidades de cada territorio”.
Finalmente la escritora expresó que “La potencia feminista” es una invitación a una conversación que parece a la distancia y sin embargo es muy próxima.