El proyecto nació con el fin de enfrentarse a las fuertes barreras de entrada en el acceso a la lectura en una época donde era difícil encontrar libros y textos feministas o de temáticas LGTBQ+, ya que las librerías no los incluían en sus catálogos y las bibliotecas públicas o incluso las de la mayoría de las universidades, tampoco.
Este mes el proyecto educativo sin fines de lucro “biblioteca fragmentada”, cumplió 10 años desde su primera publicación. La iniciativa buscaba crear un espacio de información libre de prejuicios, de fácil acceso, gratuito, lleno de material virtual feminista y sexodisidente. Actualmente, cuenta con un catálogo de aproximadamente 700 textos, ordenados por categorías disponibles para descarga libre y legal.
La historiadora feminista y máster en historia de la Universidad de Chile, Panchiba F. Barrientos, es quien gestiona de manera independiente el proyecto. Sus inicios no fueron sencillos, ya que comenzó en una época donde los círculos para poder leer eran sumamente cerrados, “accedíamos a materiales a través de libros prestados o de ‘las fotocopias de las fotocopias’ de otras/os compañeras/as que compartían lo que habían conseguido”, expresó. Sin duda la lectura de temáticas tan tabúes hace 10 años atrás, se complicaba aún más para quienes no fueran parte de una red feminista, que vivieran en regiones o no fueran estudiantes universitarios.
El proyecto mantiene en su epicentro difundir distintas lecturas feministas publicadas con licencias libres del tipo Creative Commons y en formato PDF, la biblioteca utiliza internet como un nicho de intercambio para construir una comunidad de lecturas y escrituras activistas. En la plataforma, cualquier persona puede enviar sus textos o reflexiones para que san publicadas.
“Se sueña como una red capaz de desafiar los mecanismos de valoración de los saberes y sus formas reconocidas de difusión. Hoy, con la proliferación de los intercambios por Internet y la aparición de editoriales y librerías independientes, conseguir libros feministas y poder acercarse a distintos autores puede resultar más fácil”, asegura Barrientos.
La primera versión de la página de la biblioteca fue puesta en línea en enero del año 2010, y en estos 10 años de trabajo, el proyecto ha desafiado la relación desigual que los habitantes de las grandes y las pequeñas ciudades establecen al vincularse con la lectura, además de presentarse como una alternativa ante el alto costo de los libros y textos impresos.
“Desafiar la centralización, cuestionar el costo elevado de los libros y tratar de hacerles mella, ampliando -de alguna forma- las posibilidades de acceder a distintos saberes, experiencias posibles y a diversos contenidos de estudio ha sido, desde un principio, una de las preocupaciones principales de este proyecto”, determinó Panchiba.
Si bien en esta época las condiciones y la forma en que el feminismo y la comunidad LGTBQ son vistos ha cambiado, y la circulación de este tipo de textos en donde se critican las normas binarias del género ya no es tan precaria y subterránea como antes, si hace falta que existan lugares que aglutinen estas producciones y que permitan su tránsito libre, gratuito y abierto para todos quienes deseen interiorizarse en el conocimiento de estos temas de primera fuente.
La historiadora se motivó en “la promesa que nos hacía en aquellos días la red, que con ella se abrirían nuevos mundos y nuevas posibilidades de intercambio y acceso al conocimiento”. Para ella, crear Biblioteca Fragmentada fue apostar por la posibilidad de romper las barreras de acceso conocidas, haciendo que buscar libros y textos sobre géneros disidentes, estudios queer y teorías feministas no requiriera de conocimientos previos. De esta forma, sortear la trampa de los motores de búsqueda, en donde se necesita saber hacer preguntas exactas, conocer de antemano algunas palabras clave, algunos nombres de autoras/es, etc.
Biblioteca Fragmentada es uno de los lugares en donde se apuesta por posturas que “desafíen las barreras de acceso que históricamente hemos experimentado como sujetos que disienten de las normas sexogenéricas heteroblancocompulsivas y que han constreñido nuestras posibilidades de construirnos y de pensar en conjunto mundos políticos propios a través del ejercicio de leer”, expresa Barrientos.
“Queremos que los saberes circulen y que acceder a distintos temas, reflexiones y textos sea cada vez más fácil para todxs. Después de 10 años de trabajo, seguimos adelante al calor de nuestros dos lemas: Leer, compartir, difundir, ¡Todxs somos la red!, determinó.
Conversando con El Mostrador, la gestora de la biblioteca nos dio una pequeña guía para quienes estén interesados en leer e instruirse de primer fuente sobre el feminismo y diversos temas de disidencias sexuales.
¿Cuáles serían las lecturas que recomendarías para dos perfiles distintos de personas, por ejemplo, mujeres explorando por primera vez el feminismo y hombres que no lo comprenden?
La idea del proyecto es tensionar las categorías binarias y normativas de género así que no podría recomendar unos libros para hombres y otros para mujeres, pero si textos como:
“Criticas sexuales a la razón punitiva”, compilado por Nicolas cuello y Lucas Morgan.
“Bisexualidades femeninas”, de Laura A. Arnés (y 6 autores más).
“Chonguitas, masculinidades de niñas”. Compilado por Val flores y Fabi Tron.
“La cerda punk”, de Constanza Álvarez.
“Otras inapropiables, feminismos desde las fronteras” de Bell Hooks (y tres autores más).
“Por un feminismo sin Mujeres”, compilado por la CUDS.
¿Qué mensaje le darías a quienes conozcan recién tu proyecto?
Yo les diría que lean, compartan y escriban. Nosotros en la página tenemos siempre el espacio abierto para recibir textos, si quieren pueden enviarnos sus escritos en distintos formatos, como tesis, artículos académicos, ensayo, libro. Con licencia libre solamente si, para no tener problemas de derechos de autor.
También les pediría que nos sigan en nuestras redes sociales, como en Instagram y Facebook para que no se pierdan los titulos que vamos subiendo.