Esta semana en Mujeres Inolvidables, destacamos a la escritora chilena Diamela Eltit, ganadora del Premio Nacional de Literatura 2018. Durante toda su carrera se ha caracterizado por ser cercana al mundo de la cultura, los temas sociales y las mujeres. Dentro de sus obras más destacadas están Lumpérica (1983), Por la patria (1986), El padre mío (1989), Vaca Sagrada (1991), Crónica del sufragio femenino en Chile (1994) e Impuesto a la carne (2010), entre otras.
Diamela Eltit es una reconocida escritora chilena que nació en Santiago el 24 de agosto de 1949, el mismo año que las mujeres obtenían el sufragio femenino. Coincidencia o no, son precisamente las mujeres quienes han marcado su literatura.
Al ser consultada sobre la relación entre sus escritos y las mujeres, respondió que “el sistema construye un femenino muy intenso y que nunca ha dejado de construirse desde siempre. Uno de los más fuertes y poderosos es el femenino romántico, pero que no es la realidad real, es una construcción de que los discursos llegan para que la mujer responda a ese género, porque el género es una cuestión que se construye y no termina nunca de construirse”, dijo en una entrevista para Vuelan las plumas.
Añadiendo que ella piensa como Marx, “que decía que la religión es el opio de los pueblos, yo pienso que el amor es el opio de las mujeres. El amor tal como lo piensan los sistemas de producción masiva de subjetividades”.
«Ese femenino a mí no me interesa mucho, pero sí me interesa el sujeto batallador, el sujeto paradójico, complejo, con lados positivos, con lados negativos, pero también con fortalezas, eso he trabajado porque me parece interesante abrir el naipe de lo femenino y mostrar su lado más punzante y más propositivo que podría incidir mejor en los aparatos sociales también”, finalizó.
Eltit se graduó en 1971 como Profesora de Estado de Castellano de la Pontificia Universidad Católica, y cinco años más tarde obtuvo la Licenciatura en Literatura del Departamento de Estudios Humanísticos de la Universidad de Chile.
Desde 1977 en adelante inició su carrera como profesora en destacados establecimientos educaciones, como el Instituto Nacional y el Liceo Carmela Carvajal, luego se desempeñó como académica en la educación superior.
Los pasos de Eltit han dejado huella, en 1979 fundó junto a Raúl Zurita, Lotty Rosenfeld, Juan Castillo y Fernando Balcells el Colectivo de Acciones de Arte (CADA) que fue parte importante de la denominada “Escena de Avanzada”. Este colectivo buscaba reformular los circuitos artísticos en plena dictadura de Augusto Pinochet, transformándose en un espacio cultural de resistencia y crítica.
En la década de los 80 la escritora publicó sus primeros libros, el primero fue un volumen de ensayos llamado “Una milla de cruces sobre el pavimento”, en tanto su primera novela fue “Lumpérica”, la cual publicó en 1983.
Dentro de sus obras también destacan Por la patria (1986), El padre mío (1989), Vaca Sagrada (1991), Crónica del sufragio femenino en Chile (1994) e Impuesto a la carne (2010), entre otras.
Sus escritos y su inolvidable pluma la han llevado a obtener una serie de reconocimientos, entre ellos, el Premio José Nuez Martín, conferido por la Universidad Católica de Chile; también obtuvo el Premio Iberoamericano de Letras José Donoso el año 2010; y el Premio Nacional de Literatura el 2018, siendo la quinta mujer en obtener ese galardón. Sus antecesoras en esta área fueron Gabriela Mistral (1951), Marta Brunet (1961), Marcela Paz (1982) e Isabel Allende (2010).
Ante este situación, dijo “el número habla claramente de que es un premio que no ha considerado a las escrituras de mujeres como prioridad, no quiero decir con eso que las mujeres sean mejores escritoras que los hombres o los hombres mejor que las mujeres, porque que una mujer escriba no garantiza nada, pero que un hombre escriba tampoco garantiza nada, entonces ha habido ahí una exclusión que, bueno, me correspondió a mí recibir ese premio sorpresa y con algún grado de responsabilidad también, por ser la quinta mujer (en recibirlo) y cuando vuelva a Chile me imagino que tendré que seguir pensando ese tema”, manifestó en una entrevista con el medio mexicano Rompeviento TV.
“Ojalá este premio considere, pues, como punto para seguir pensando en las mujeres, pero nada lo garantiza, porque el premio ha sido muy esquivo para las mujeres”, agregó.
Respecto a su escritura y su interés literario, en una entrevista con la Revista Arcadia señaló “yo me he concentrado más en la escritura que en la recepción o en el ámbito social literario. Mi tema siempre es escribir un libro más solo porque me interesa hacerlo, muy fuera de lo que dictan el mercado o las demandas editoriales. La escritura es un privilegio y mi último espacio de libertad”.
En la misma conversación con Vuelan las plumas, expresó que “me interesa todo aquello que esté a contrapelo del poder, es decir, la otredad”, asegurando que “tiene que ver con el imaginario de cada sujeto, cada escritor, escritora, artistas en general tienen un determinado imaginario que se ancla en ciertos puntos problemáticos para este productor o productora”.
“En mi caso en particular, me interesó esos flujos que están o que son reprimidos, oprimidos, por los discursos públicos, por los discursos oficiales… cuando hablo de discursos públicos estoy hablando de los oficiales hechos por los medios de comunicación, por las instituciones en un pacto a veces no tan visible que organiza el mundo de una determinada manera, sin embargo, sabemos que el mundo no funciona necesariamente de esa manera, me interesó la periferia, la periferia de todos esos discursos y trabajé pues y sigo trabajando más o menos en esa dirección, en esas periferias, pero no es porque yo decida hacer eso… no es tan simple, sino porque no puedo sino hacer eso, estoy filiada estéticamente ahí”.
Actualmente Eltit vive algunos meses del año en Santiago y otros en Estados Unidos, donde ejerce como académica de la Universidad de Nueva York.
Sin duda alguna sus obras seguirán dando que hablar y llegando a nuevas generaciones. Hasta el momento sus textos han traspasado las barreras idiomáticas y han sido traducidos al inglés, francés, finés, portugués, italiano y griego.