Natalia Dufuur es una joven bailarina y actriz que dedica su vida a lo que más le apasiona y le da color a su vida: el burlesque. Una disciplina que no solo combina la elegancia y la sensualidad, sino que también trabaja con la aceptación personal y la autoestima de las mujeres, tomando el arte del destape como algo más profundo que conlleva sacarse los prejuicios, la vergüenza y los pudores.
La disciplina del burlesque no es tan conocida y popular en Chile como lo es en otras partes del mundo, pero de alguna manera logra captar la atención de las cientos de mujeres que deciden practicar este arte, que va más allá de sacarse la ropa, implica algo más profundo, como la aceptación del cuerpo y el amor a sí misma. Así lo vivió Natalia Dufuur, una joven actriz y bailarina que dedica su vida a lo que más le apasiona y que habló en exclusiva con El Mostrador acerca de este baile, de su propia academia de burlesque y más.
Natalia es actriz de profesión, estudió en la academia de actuación Fernando González Mardones y desde pequeña siempre le llamó la atención la belleza de las mujeres de Hollywood de los años 20 -50, la estética vintage en general, es lo que la llevó al burlesque, ya que de alguna manera “entra en esa fantasía, de la elegancia, de la coquetería un poco de la época, siempre me llamó la atención”, dijo Dufuur.
La bailarina cuenta que comenzó a cantar en el restaurante francés “Boudoir”, el cual tenía una propuesta parisina donde interpretaba piezas de Moulin Rouge, entre otras. Luego fue parte del programa de televisión “Cabaret Burlesque”, donde aprendió de grandes profesores como Emilie Loison, Antony Ortga y la Mari Pepa Nieto.
Luego de ser finalista de ese programa viajó y tomó clases de distintos tipos de bailes, entre ellos ballet, danza contemporánea y se fue perfeccionando, en New York tomó clases en la Escuela de Burlesque de esa ciudad, de ahí participó en festivales como el de Río de Janeiro, al encontrar esta pasión no la soltó más e invistió todo su tiempo y dinero para perfeccionarse y adquirir nuevas herramientas.
“Acá en Latinoamérica el burlesque está todavía muy en pañales, porque tenemos una cultura muy machista y también como la industria del espectáculo no es tan inclusiva como si lo es el burlesque… por una cosa de estereotipos y de que el burlesque invita un poco a que todas podemos hacerlo, entonces es muy nuevo para Chile, incluso Buenos Aires y Brasil también, hay todo un movimiento que está acompañado del feminismo y del body positive que es lo que yo me dedicó full”, expreso la coreógrafa.
Actualmente Natalia tiene su propio estudio de burlesque en pleno barrio Bellas Artes, allí tiene más de 120 alumnas. Comenta que antes del estallido social tenía más de 150 practicantes, pero que la cifra ha bajado un poco por la situación país.
“Al principio fue un desafío muy grande, porque tampoco tenía la cantidad de alumnas como para tener un estudio porque en realidad como no me dedicaba al 100% nunca me había enfocado tanto en hacer que la escuela creciera, pero lo monté el 2017 y en verdad ha sido la mejor decisión que he tomado en mi vida, porque me dedico completamente a lo que amo y además la escuela ha crecido un montón hasta ahora. Yo he creciendo, he ido aprendiendo mucho, viajar me ha abierto muchas posibilidades tanto como creativas como profesora, como para contener también, es un espacio”, dijo.
“El Burlesque se ha vuelto un lugar de mucho trabajo personal, de autoconocimiento, aceptación y de trabajar el autoestima principalmente. Entonces al final el burlesque se vuelve una excusa para trabajar la sensualidad, para mirarse al espejo, aceptarse y conquistarse una misma, ha sido muy bonito y el proceso de todas las chicas”, agregó.
Señala que tiene alumnas de diversas edades, van de los 17 hasta los 75 años y que cada una vive cosas distintas y muchas veces algunas también sienten que esta disciplina les cambió la vida, así lo expresan sus alumnas en su página web, por medio de un testimonio personal Marcela de 39 años, señala que para ella ha sido un proceso de aprendizaje, descubrimiento y contención.
Este tipo de experiencias llevaron a Natalia a prepararse como terapeuta en programación neurolingüística, lo cual ha implementado dentro de su escuela para acompañar el proceso de sus alumnas.
Incluso ella señala que vivió una experiencia similar cuando decidió dedicarse a esta disciplina. “Creo que el burlesque ha sido lo más difícil que me ha pasado en la vida, y lo más hermoso también. Yo no me forcé mucho en que apareciera sino que la vida se encargo de encontrármelo de frente y justo se me apareció en un momento muy complicado de mi vida que yo tenía un autoestima muy, muy, baja”.
“Durante toda mi niñez y toda mi adolescencia tuve muchos problemas y rollos con mi cuerpo, un poco con mi percepción física, muy distorsionada de lo que era, de cómo me veía, cómo me sentía, entonces de alguna manera siento que me vino un poco a salvar la vida el burlesque, a mirarme realmente como soy y como quiero y como digo siempre, me ayudó a mirarme con ojos de amor que lo que yo trato de enseñar a mis propias alumnas porque lo viví en carne propia y me hizo reconectarme con mi cuerpo, con mis sensaciones, con mi erotismo, con un montón de cosas que la gente las asocia solo al sexo porque tampoco hay una educación que nos haga entender y apreciar de que la sexualidad uno la puede vivir en todas las áreas de nuestra vida”, dijo la actriz.
“Cada curso son maestras para mí porque me desafían porque me obligan a flexibilizar mi manera de enseñar, porque siempre aparecen casos más complejos de mujeres que tienen mucha vergüenza o que tienen muchos juicios con ellas y con las demás entonces ha sido un proceso muy bonito, de aprendizaje y para mí el burlesque eso es un gran maestro que viene a enseñarme de que el amor debe partir por lo propio y solo así uno lo puede compartir con los demás y para mí fue algo que me hizo renacer, yo creo que no sería la misma persona que soy hoy día si no hubiese pasado por esta hermosa disciplina que me ha permitido reinventarme muchas veces”, añadió.
Mujeres y su relación con el cuerpo
Para Natalia las mujeres tienen una deuda gigante como generación con las mujeres, “siento que todas estamos un poco dañadas de alguna manera que siempre estamos tratando de encajar en algún canon de belleza o estereotipo que es inalcanzable, que es ficticio, siento que en el fondo somos víctimas de una industria que nos hace creer que siempre nos va a faltar algo o que tenemos que parecernos a algo que no somos y creo que el burlesque viene un poco a decirnos que está todo bien con nosotras mismas, que es momento que nos disfrutemos ahora, que quizás en 10 años más vamos a poder mirar para atrás y vamos a arrepentirnos de haber estado todo el tiempo con nuestras inseguridades y con tratar de ser algo que no somos”.
El arte del destape
Dufuur dice que todas las ramas del burlesque tienen el mismo concepto que es el arte del destape, que en sus palabras “es sacarse la ropa y ahí también viene en juego que es lo que uno se saca realmente, los juicios las vergüenzas, los pudores entonces empieza a abrirse algo como mucho más profundo y que es lo que trabajamos en la escuela con mis alumnas”.
¿Es una disciplina para todas?
-El burlesque es una disciplina súper inclusiva, de partida todas las mujeres que quieran tomar clases lo pueden hacer, no importa el cuerpo, la talla, no importa nada, porque todas lo podemos hacer y es un poco esa la bandera del burlesque, eso es lo hermoso que tiene, porque permite que todas se puedan sentir, aunque sea una hora a la semana, que se sientan vivas y diosas de Olimpo, por lo menos en un espacio seguro donde puedan ser ellas mismas y un poco explorar en esta nueva faceta que se les entrega en este espacio. De hecho ahora voy a empezar a hacerla clases a una chica que está en silla de ruedas, también es un desafío para mí, pero también ella se sintió en la confianza de como transmitimos esto en la escuela, me escribió y para mi maravilloso, realmente es para todas.
¿Es solo para mujeres?
-No es solo para mujeres, hay toda una rama gigante que es igual de equitativa, que se llama “boylesque” que es un burlesque de hombres, pero creo que me ha costado mucho que mi estudio sea un espacio muy seguro para las chicas que toman mis clases. En general es un lugar que hay que cuidar mucho porque hay una fragilidad muy grande, las chicas llegan muy vulnerable, llegan casi todas con ganas de atreverse pero con mucho miedo de mirarse al espejo, entonces siento que primero como sociedad tenemos que evolucionar mucho para que ese espacio sea un poco más grande, pero creo que por ahora, mi rollo está con las mujeres.
Un espacio de respeto y aceptación
“Lo que mas me cuesta trabajar con mis alumnas que casi todas llegando queriendo ser lo que no son, o queriendo bailar como la de al lado, hay muy poca autenticidad en querer ser lo que uno es, y ser la mejor versión de uno mismo, no tratar de ser la versión de alguien, sino que yo como Natalia quiero bailar como yo puedo hacerlo y bien y con el cuerpo que tengo quiero verme así, pero siento que hay una idealización por no ser lo que somos, que es mucho más grande que la aceptación”, manifestó Natalia acerca de sus
La bailarina destaca que en su escuela se vive en un espacio donde “hay mucho respeto, mucha colaboración con las compañeras, todas están en el mismo proceso, tengan la edad que tengan y eso, es algo muy heavy en el fondo es reflejarse en el espejo es la tarea más importante y más difícil, siendo que se pueda escuchar muy banal o superficial, pero no es fácil, entonces esa es como la primera etapa para poder aceptarse y después de eso ya se pone más complejo, porque en el fondo, yo le hablo a las chicas de un alter ego, de que cuando nos subimos al escenario queremos ser la mejor versión de uno mismo, entonces qué le entregamos a ese personaje y qué nos enseña ese personaje a nosotros, entones s un camino bastante largo de creación, de aceptación y, además, bailar, que es otro tema que ni siquiera he tocado acá”.
“Todas merecemos bailar, pasarla bien, disfrutar de nuestro cuerpo, tengamos el cuerpo que tengamos, de vestirnos como queramos, de explorar nuestra sensualidad y sexualidad es demasiado importante, es demasiado importante, ahí hay un tema con el placer y mucha culpa, que también es súper cultural”, concluyó Natalia, quien destaca lo complejo y hermoso que es este arte, que requiere mucha práctica y que a ella y muchas mujeres les ha entregado las herramientas para ser la mejor versión de sí mismas.
Para más información acerca de las clases puedes visitar la página web de Natalia o su cuenta @burlesque.chile de Instagram.