Lo que parecía una tradición hoy es cosa del pasado. Regalar flores, chocolates o dedicar poemas en el Día Internacional de la Mujer pasó a la historia. Si bien aún hay personas que “celebran esta fecha”, año tras año son más las mujeres que deciden conmemorarlo y salir a marchar en lo que consideran el “Día de la Mujer Trabajadora”. En opinión de la socióloga María Emilia Tijoux, «no solamente en Chile sino que a nivel mundial, es una fecha que tiene gran sentido político, reivindicativo y de lucha por la vida”. Reflexión compartida por la antropóloga Sonia Montecino, quien agrega que “lo que ha sucedido ahora es que los movimientos feministas globalizados han comenzado a recuperar el 8 de marzo para hacer conciencia de todas las brechas que quedan para lograr la equidad de género”.
Hace no muchos años, el 8 de marzo, mejor conocido como el Día internacional de la Mujer, era una fecha que se celebraba y no se vivía, tanto como ahora, en un ánimo de conmemoración. Los tiempos y las tradiciones han cambiado, por lo que decir “feliz día” junto con algún regalo, ya no es tan bien recibido, sobre todo entre las generaciones más jóvenes. Acerca de estos cambios, la repercusión del movimiento feminista en la sociedad y más, hablaron la socióloga María Emilia Tijoux y la antropóloga Sonia Montecino con El Mostrador.
El proceso de recambio generacional fue uno de los elementos que tímidamente fue marcando la pauta y dejando entrever señales de que las cosas estaban cambiando. Mientras en la televisión repetían sin cesar publicidad de “celebra a las mujeres en su día”, como si fuera un “San Valentín 2.0”, las redes sociales ya viralizaban mensajes como “este día de la mujer no regales rosas”, además de publicaciones que trataban de educar y recordarles a las personas el trágico hecho que dio origen a un día que debía ser conmemorado, no celebrado.
Son variados los motivos que llevaron a recordar esta fecha. Los principales sucesos ocurrieron en los siglos XIX y XX, donde por el ejemplo, el 8 de marzo de 1857, cientos de obreras textiles de una fábrica de Nueva York salieron a marchar en contra de las precarias condiciones laborales que tenían, pero la jornada terminó con 120 mujeres muertas a raíz de la represión policial para detener la manifestación.
Además, el “8 de marzo” surgió a raíz de otro fatídico hecho. El 25 de marzo de 1911 en Nueva York, ocurrió un gran y trágico incendio en la fábrica Triangle Shirtwaist, donde fallecieron 146 personas, de las cuales 123 eran mujeres y 23 hombres, en su mayoría inmigrantes de Italia y de Europa Oriental. Todas estas víctimas fallecieron porque los dueños del negocio decidieron cerrar las puertas para que no hubiese robos, por lo que el hecho despertó la rabia ante la injusticia que vivieron estos trabajadores y trabajadoras, marcando un antes y un después en la historia de las mujeres y en la percepción de los derechos laborales que se tenía en ese entonces, los cuales eran muy precarios.
Estos y otros sucesos marcaron un precedente que en 1975 fue oficializado, cuando la Organización de las Naciones Unidas (ONU) proclamó el 8 de marzo como el Día Internacional por los Derechos de la Mujer.
Es por este motivo que la percepción que se tiene del 8M se vive en el sentido de conmemorar y no así de celebración. Sobre esto opinó la profesora titular del Departamento de Antropología de la Universidad de Chile, Premio Nacional de Humanidades y Ciencias Sociales 2013, doctora en Antropología, Sonia Montecino, quien señaló que “cada vez hay mayor conciencia histórica de que el 8 de marzo es una fecha que conmemora la lucha de las mujeres por sus derechos laborales y no una ‘celebración a la mujer’. El mercado y los medios de comunicación, durante mucho tiempo, vaciaron de sus significados originales este día, aprovechándose para vender productos y en otros casos para banalizarlo, incluso se dio que una primera dama invitó a un cantante popular a La Moneda para ‘festejar’ a las mujeres invitadas”.
“Lo que ha sucedido ahora es que los movimientos feministas globalizados han comenzado a recuperar el 8 de marzo para hacer conciencia de todas las brechas que quedan para lograr la equidad de género”, agregó.
En esa misma línea comentó la doctora en Sociología de la Universidad de París VIII y magíster en Ciencias Sociales, Universidad de Arte y Ciencias Sociales, Chile, María Emilia Tijoux, quien señaló que “las mujeres, en general, están viendo al 8 de marzo como una celebración distinta, que conmemora una tragedia, pero que al mismo tiempo se han informado mucho más de lo que implica un 8 de marzo, sobre todo hoy día en tono a lo que ocurre en Chile, a este despertar o estallido social que efectivamente tiene a las mujeres como… me atrevo a decirlo así: en una verdadera primera línea de trabajo, de comprensión, de práctica”.
“Así es que efectivamente el 8 de marzo hoy día, no solamente en Chile sino que a nivel mundial, es una fecha que tiene gran sentido político, reivindicativo y de lucha por la vida”, recalcó Tijoux.
Para Montecino, en estos últimos años se han hecho más visibles estos cambios, pero sobre todo a partir del 2014, en que las marchas de las feministas comenzaron a tener protagonismo en la esfera pública.
En tanto, para Tijoux, depende del país. “En Chile, las luchas, por ejemplo, de las estudiantes, secundarias y secundarios, en los momentos más álgidos también de las luchas posdictaduras. Creo que las luchas sociales van de la mano con los movimientos sociales, no son solamente las luchas propiamente denominadas de las mujeres, sino que las luchas de las campesinas, de los campesinos”.
Este cambio de concepción de esta fecha va de la mano con la potencia del movimiento feminista, así lo señala la antropóloga, quien cree que “sin duda, son los movimientos feministas los que han colocado y recuperado el sentido del 8 de marzo. En Chile esto ya ocurrió en la década del 30 del siglo pasado con el MEMCH y posteriormente fue retomado por el feminismo en el periodo de la dictadura, y con la recuperación de la democracia se celebró, pero con menos sentidos relacionados a la lucha por los derechos de las mujeres”.
“Los feminismos de hoy día han vuelto a resignificar la conmemoración con una clara recuperación de la memoria de las mujeres que han luchado desde distintos ámbitos por la igualdad de género, trazando genealogías en los espacios urbanos, como ha sucedido con el ‘súper lunes’ y, el año pasado, reivindicando el valor de muchas ‘rebautizando’ calles y plazas. Asimismo, las marchas marcan una fuerte presencia de colectivos que sitúan la fecha y su raigambre feminista”, dijo Montecino.
Una interesante reflexión realiza María Emilia Tijoux en torno a los regalos que se entregaban y continúan dándose. “Un día que la mujer es homenajeada con flores, chocolates y alguna comidita por ahí, oculta la represión de la que la mujer ha sido objeto durante tanto tiempo, o sea, no es extraño que muchas veces el mismo golpeador o acosador o el mismo violador sea el que el 8 de marzo esté regalando una rosa. Ahí hay algo muy perverso”.
Además, Tijoux agregó que “no hay que olvidarse que ahí hay un mercado también, se hablaba del Día de la Mujer como el Día del Amor, madre, abuelo, o el Día de la Madre, que prácticamente es lo mismo, ya que históricamente se relegó a que la mujer solamente puede ser madre, no puede ser otra cosa más que madre, y seguimos viendo hoy en día en los discursos de la extrema derecha que conllevan considerar a la mujer solamente a la existencia de la maternidad, y de una maternidad que esté bajo los designios de la Iglesia, o estos partidos políticos extremos”, concluyó.
“Los movimientos feministas desde sus distintas vertientes han logrado que sus demandas y sus horizontes utópicos formen parte de los discursos culturales. Es difícil que haya una vuelta atrás, porque el surgimiento de sectores ultraconservadores y la exacerbación de las violencias llevan a una resistencia femenina más férrea. Las mujeres –entre otros grupos discriminados– han tomado conciencia de su posición y proponen transformaciones, pero las instituciones dominantemente androcéntricas no han cambiado. Ese descalce es el que mantiene la ‘alerta feminista’ que interpela a las estructuras del poder social, político y económico que legitima la posición subalterna de las mujeres”, dijo Montecino.
En cuanto al futuro del movimiento, Tijoux planteó que quedan muchas cosas por hacer. “Por ejemplo, para que pueda permear, el racismo aún está pendiente, acusando a mujeres, tratándolas mal, haciendo trata, tráfico, muerte, violación con las inmigrantes, y que es lo que en mi trabajo me toca ver. Las mujeres mapuches también se han apropiado muchísimo de muchas cosas del movimiento, que vienen no solamente de la creatividad de lo que ha ocurrido en Chile, sino también de lo que han hecho las argentinas, las norteamericanas, las colombianas, las bolivianas”.
“Hay algo que hoy en día ya nadie lo puede negar: es hora que pensemos en gobernar, en que las mujeres están listas, dispuestas y preparadas hace muchísimo tiempo para participar en la política, y obviamente en ese sentido ver al mundo, yo diría, de manera ecofeminista, verlo y pensarlo de otro modo. Si queremos un mundo menos violento, son la mujeres las que van a tener que estar pensando”, finalizó.