Ad portas de un nuevo 8M y la huelga feminista del 9M cuatro miembros de Autoras Chilenas (Auch!) abordan cuáles debieran ser los contenidos de este trascendental documento. Será, destacan, la primera carta fundamental en ser redactada paritariamente a nivel mundial.
“Movimos unos buenos metros el límite de lo posible”, afirma emocionada la escritora y docente, Alejandra Costamagna sobre el paso histórico que se dio en la Cámara y el Senado, tras aprobarse el régimen de paridad para constituir la comisión —en caso de que gane el apruebo— que redactará la nueva Constitución.
Un paso potente para el mundo de la cultura, en particular para las mujeres y las escritoras que integran Autoras Chilenas (Auch!), quienes ad portas de un nuevo 8M y en un año clave tras el estallido del 18 de octubre de 2019, ya piensan en el que tal vez sea su libro más importante: la nueva Constitución.
“Seremos en primer país en el mundo que redacte su constitución paritariamente”, observa la escritora, dramaturga, actriz y también parte de Auch!, Nona Fernández, un hito que también es celebrado por Costamagna. “Si pensamos en ampliar la democracia, no podemos dejar fuera la mirada del 51% de la población. Porque así como en el canon cultural hemos quedado relegadas, también en el libro que nos regula políticamente se nos ha silenciado desde el origen: nunca una Constitución en Chile ha escuchado nuestra palabra, por eso es un hito tan relevante”.
El dato que de hecho es reafirmado por la abogada, investigadora constitucionalista, poeta y miembro de Auch!, Sofía Brito: “Efectivamente seremos el primer país en escribir una constitución realmente paritaria (50% y 50%). En otros países ha habido leyes de cuotas donde las mujeres han alcanzado un 30% de representación, pero nunca nada como lo que va a suceder en Chile”.
Pero ¿cómo debiera ser esta nueva carta pensada y delineada por mujeres? Aquí estas cuatro integrantes de Autoras Chilenas responden esta pregunta y adelantan líneas.
Alejandra Costamagna:
“Educación, salud, trabajo son derechos, nunca mercancías”
“Tenemos derecho a una política de amor y sexualidad libre de cualquier atadura.
Nacemos iguales en dignidad, nacemos diversas y diversos en cada cuerpo. Tenemos derecho a cuestionar la normalidad. El Estado debe velar por la igualdad de oportunidades para todes. La educación, la salud, el trabajo y las jubilaciones dignas son derechos y nunca, nunca pueden ser mercancías. El Estado debe garantizar su calidad, su accesibilidad y su carácter inclusivo. Tenemos derecho a un cielo azulado y a un mar que tranquilo nos bañe. El Estado debe asegurar el cuidado extremo de nuestros recursos naturales.
El Estado debe velar por que el agua sea siempre un bien público, del que podamos disponer en igualdad de condiciones. El Estado de Chile es plurinacional y multicultural. Deben ser reconocidos en sus derechos los diversos pueblos originarios que lo habitan. Las personas migrantes deben gozar de los mismos derechos que el resto de la población. El Estado debe atender y velar por el cumplimiento de las siguientes demandas callejeras: “Contra todo Estado patriarcal”, “Nunca más milicos a la calle”, “¡Basta de abusos!”.
Nona Fernández:
“Una Constitución cariñosa, convocante”
“Una Constitución feminista donde podamos desplegar en ella nuestra mirada inclusiva, colaborativa, transversal. Una mirada que incluya la reflexión sobre todos los problemas de precarización de la ciudadanía, porque ahí donde hay un problema hay un grupo de mujeres sufriéndolo y pensándolo. Una Constitución cariñosa, convocante, que nos devuelva la pasión y las ganas de participar. Que nos entregue las herramientas vinculantes para habitar una verdadera democracia participativa donde sintamos que nuestra opinión, nuestros deseos y nuestras problemáticas, son importantes. Una Constitución que nos dé el espacio para ser protagonistas de nuestra propia historia y no que una vez más, como siempre, sintamos que la historia nos la escriben otros. Una Constitución pensada por la ciudadanía. Redactada por una Asamblea Constituyente Paritaria y Plurinacional. Y firmada, por supuesto, no por la presidencia de la República, sino que por el pueblo de Chile”.
Sofía Brito:
“Que no seamos las mujeres quienes carguemos con el peso de la vida”.
La investigadora en derecho constitucional y escritora feminista este 5 de marzo lanzó esta semana el libro Por una Constitución Feminista (Pez Espiral), donde compiló una serie de textos de figuras que repensaron el contenido de lo que bien podría ser una Constitución Feminista.
“La revuelta nos sitúa en un momento constituyente donde nos hemos puesto por delante el desafío de repensarnos en una vida otra, una vida digna. Como sabemos la relación entre feminismos y sistema jurídico es compleja. «El patriarcado es un juez», como bien dicen nuestras compañeras, Las Tesis. ¿Cómo construir una Constitución feminista en este contexto?
Una Constitución feminista será una que logre reconocer la violencia de género como fenómeno estructural. Una que reconozca las diversas identidades que confluyen en estos diversos territorios. Una que garantice derechos, para que no seamos las mujeres quienes carguemos con el peso de la vida. Una que se pare frente al Derecho que ha sido históricamente construido por hombres blancos heterosexuales. Una que nos permita pensar e imaginar nuevas formas de vivir. Una que nos permita estar en sintonía con nuestro cuerpo, y con los cuerpos e imaginarios que nos rodean.
Alia Trabucco:
“Una Constitución que abogue por la autonomía de las mujeres”
La escritora, quien es parte de la compilación realizada por Sofía Brito en el libro Por una Constitución Feminista” , aporta un fragmento del ensayo “Contra el derecho” publicado en esa edición.
“Este es el momento político para imaginar otro derecho. Una nueva constitución redactada de cara a la crisis climática, de cara a la desigualdad estructural, de cara a la discriminación de género, de cara a la violencia machista. Una constitución que enfrente abiertamente la precarización que promovió el orden neoliberal durante décadas. Una constitución que esta vez ampare, que proteja, que repare. No tiene por qué ser una constitución que dure un siglo o dos. El deseo de durabilidad es un sinsentido en un presente donde se proyecta tanta devastación. Bastaría con una constitución que transforme este presente y la siniestra sombra que hoy arroja hacia el futuro. Una constitución que combata la catástrofe climática protegiendo los bosques, los humedales, los océanos, los ríos. Una constitución feminista y por eso radicalmente política. Que considere trabajo las labores domésticas. Que abogue por la autonomía de las mujeres y el derecho a decidir sobre nuestros cuerpos. Que reconozca nuestra diversidad y la riqueza en esa diversidad. Que cambie la definición de la nación y que reconozca a nuestros pueblos indígenas. Que nos garantice derechos sociales por parte de un Estado anti-patriarcal. Que impida la codicia que hoy arrasa con nuestros territorios. Que devuelva valor a lo público y recupere el sentido de lo común. Nunca ha existido una constitución feminista. Pero hubo en momento en que no existía el derecho a voto para las mujeres, no existía la posibilidad de ir a la universidad, no existía el divorcio, no existía la autonomía ni en lo público ni en lo privado. Todo eso cambió gracias a la imaginación porfiada y radical del feminismo. Y para redactar nuestra nueva constitución necesitamos esa imaginación insubordinada, una imaginación que nos devuelva la posibilidad de tener un futuro”.