En diez días, el optimismo del movimiento internacional feminista se ha evaporado, pues ahora la atención está puesta en el coronavirus. Éste sería un caldo de cultivo para la violencia feminicida, advierte especialista.
«Estamos altamente preocupadas: el dejarte encerrada con tu agresor en una situación de sicosis ocasionada por la pandemia del coronavirus se traduce en un riesgo mayor para mujeres y niñas», dice a DW María Guadalupe Ramos Ponce, investigadora de la Universidad de Guadalajara.
Si al 8 de marzo, la jornada de la marcha feminista, en el estado mexicano de Jalisco se registraban 36 mujeres asesinadas, hoy la cifra asciende a 45. «En tiempos de mundial de fútbol, en Navidad y año electoral, la cifra de feminicidios suele ascender», puntualiza la jurista mexicana, especialista en derechos humanos de la mujer.
«En muy pocos estados, como el de Nuevo León, se ha establecido un mecanismo para que las mujeres puedan hacer su denuncia por videoconferencia. Las atiende un agente del ministerio público, es decir directamente un operador de justicia que le pueda tomar la denuncia», agrega.
¿Se acabó el optimismo?
El tono ha cambiado. Para la marcha internacional del 8 de marzo y para el #Díasinmujeres mexicano, Ramos Ponce hablaba, en Bruselas, de que la inédita movilización significaría un parteaguas en cuanto a que, finalmente, gobiernos e instituciones tendrían que enfocar las causas estructurales y sistémicas de la violencia de género.
«Hoy nos preocupa que la alarma levantada no haya pasado al siguiente nivel», acota Ramos Ponce, que integra el «Grupo de Referencia Regional” de la iniciativa Spotlight.
Maria Guadalupe Ramos Ponce (al centro), investigadora de la Universidad de Guadalajara, Bruselas, 8 de marzo de 2020.
Bajo la luz de Spotlight
Esta iniciativa, con fondos de Unión Europea y Naciones Unidas, se creó en 2017 para «enfocar» –como lo indica su nombre en inglés– las causas estructurales de la violencia hacia las mujeres.
Fue lanzada en 2018, con un total de 500 millones de euros para América Latina y el Caribe, Asia y África. Para 2019 estaban definidos los países latinoamericanos con los que se comenzaría (Argentina, El Salvador, Honduras, Guatemala y México) y el monto inicial para esos países (50 millones de euros).
En julio de 2019, desde Bruselas se convocó a la presentación de proyectos. Entretanto, en México hay en marcha tres, uno de ellos centrado en fortalecer la respuesta efectiva del Estado. Según información oficial de Spotlight, a estos proyectos seguirán otros en Veracruz, Ciudad de México y Nuevo León.
¿Unos sí, otros no?
¿Por qué para Jalisco –uno de los diez estados con más feminicidios, según cifras publicadas por El Universal en agosto de 2019– no hay proyectos? «Como parte del Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio no le encuentro lógica ni sentido”, responde Ramos Ponce.
Si bien, en un primer momento, en el marco de esta innovadora iniciativa internacional se formaron grupos nacionales, regionales e internacionales, «la falta de articulación y de transparencia en metodología y recursos amenazan con que sus bondades queden, otra vez, sobre el papel”.
O en su defecto en pequeñas acciones, como la campaña internacional #WithHer, que presenta a mujeres de todas las latitudes en busca de solidaridad. «Es lamentable que no se destinen los fondos a atender las problemáticas estructurales de la violencia de género», critica Ramos Ponce. Que se presente, además, como un proyecto de gobierno es, en su opinión, más nocivo aún.
Dos pandemias
«La displicencia del gobierno respecto a las movilizaciones por los asesinatos de Ingrid y Fátima nos muestra que no hay agenda feminista. Ni voluntad política para implementarla”, se queja Ramos Ponce, mencionando a dos de los asesinatos más estremecedores de los últimos meses en México.
En su opinión, así como con la pandemia del COVID-19, el gobierno federal ha dejado, responsablemente, el tema en manos de los especialistas, con la pandemia del feminicidio –que acaba con más mujeres al día que el Coronavirus– se debe hacer lo mismo.
«Esta pandemia de COVID-19 puede ser un caldo de cultivo y una carta abierta para que el feminicidio continúe creciendo en el país», dice la experta, llamando a la ONU y a la Unión Europea a no mirar para otro lado. «Esta pandemia del feminicidio es sistémica y estructural y no para, siguen asesinando a mujeres y niñas, desafortunadamente”, concluye.