A principios del siglo XX, Estados Unidos vivió un auténtico boom económico gracias a la creciente industrialización.
Eso, de alguna manera, dio origen al «sueño americano», el país de las oportunidades para conseguir realizarse, sobre todo en términos económicos.
En el marco de esa revolución económica, muchos emprendedores que no venían de familias ricas lograron hacerse millonarios.
Y ese fue el caso de Madam C.J. Walker, considerada la primera mujer en el país que se convirtió a sí misma en millonaria gracias a la construcción de un imperio cosmético.
Su historia se puede encontrar en unos 200 libros, apareció en varias exhibiciones de museos, incluso en el Simthsonian en Washington DC, y Nueva York nombró una calle en su honor el año pasado.
Y en marzo, Netflix lanzó «Self Made» (Hecha a sí misma), una serie de cuatro capítulos protagonizada por la actriz estadounidense Octavia Spencer y que relata la vida de Walker.
El éxito de la serie incluso llevó a la reedición de la biografía publicada por la periodista A’Lelia Bundles quien es también la tataranieta de Walker.
Pero ¿quién fue Walker y cómo consiguió su éxito económico?
Sarah Breedlove, pues ese era su nombre, nació en el seno de una familia pobre en 1867 en el estado de Luisiana, donde sus padres fueron esclavos.
Pero al momento de su muerte, a los 51 años, era ya una de las mujeres de negocios más ricas del país.
«Algunos dicen que ella fue la primera estadounidense en amasar su propia fortuna», le dijo A’Lelia Bundles a la BBC en una entrevista con la historiadora Amanda Foreman.
Y así lo ratifica el libro de los records Guinness, que le otorga tal distinción al contar con más de US$1 millón cuando murió en el año 1919.
Sin embargo, el libro también reconoce que otras mujeres de negocios estadounidenses podrían haber alcanzado el millón de dólares antes que Walker, pero «sus finanzas no están tan bien documentadas».
«Walker no fue la primera afroestadounidense rica, pero fue quizás, la primera en ser famosa», coincide el periodista Shomari Wills, autor del libro Black Fortunes («Fortunas Negras») sobre los primeros esclavos estadounidenses que se convirtieron en millonarios.
Pero ¿cómo consiguió Walker crear su imperio cosmético desde cero?
La mujer notó que se le estaba cayendo el pelo y temía quedarse calva.
Así, con la ayuda de sus hermanos barberos, Walker comenzó a experimentar con diferentes productos y terminó creando una fórmula para que el pelo vuelva a crecer, según cuenta su biógrafa.
«Dos de los productos originales de Madam Walker: Wonderful Hair Grower (para el crecimiento del cabello) y Tetter Salve, remedios antiguos para curar la enfermedad del cuero cabelludo. Del archivo de la familia Walker de A’Lelia Bundles, Washington, DC«
Como el experimento funcionó, otras personas quisieron probarlo. Así, Walker comenzó su negocio de vender su revolucionario producto puerta a puerta.
«Y ella también se convirtió en su propia modelo», añadió Bundles al destacar que era la misma Walker la que aparecía en las etiquetas de sus productos.
A principios del siglo XX, los estándares de belleza estaban muy relacionados al estereotipo de la mujer europea blanca. Y no había productos para resaltar la apariencia de las mujeres negras de la época.
«Madam Walker ayudó a esas mujeres a transformarse a sí mismas, a tener más confianza y ayudarlas a ser un poco más económicamente independientes», añadió.
El éxito de los productos de Walker fue creciendo cada vez más hasta que necesitó ayuda para realizar las demostraciones y ventas, de modo que comenzó a formar a otras mujeres.
Así nació la fábrica The Walker Manufacturing Company, que llegó a emplear a 20.000 personas entre hombres y mujeres en Estados Unidos, América Central y el Caribe.
Cuando murió en 1919, Walker dirigía un negocio con un ingreso anual de más de US$500.000 y había acumulado una importante cantidad de propiedades que incluían la elegante mansión «Villa Lewaro» en el condado de Westchester, Nueva York, y un palacio en Harlem, según el libro Guinness.
«Soy una mujer que viene de los campos de algodón del sur. De allí me ascendieron a la tina de lavado. De allí me promovieron a la cocina. Y desde allí me promoví al negocio de la fabricación de productos para el cabello y otras preparaciones… He construido mi propia fábrica en mi propio terreno«, dijo Walker en 1912, según publica su sitio web oficial.
Sin embargo, a pesar de su éxito como empresaria y su fortuna, J.C. Walker no pudo escapar al sexismo y racismo de la época, apuntó la historiadora Amanda Foreman.
Así que decidió invertir parte de la fortuna que iba acumulando en organizaciones que luchaban por causas de derechos humanos e igualdad.
Incluso llegó a la Casa Blanca para entregar una petición al entonces presidente, Woodrow Wilson, para conseguir su apoyo en la defensa de los ciudadanos negros que eran víctimas frecuentes de linchamientos en la época.
«Así que ella usó su dinero y poder para marcar una diferencia» en la sociedad, concluyó Bundles.
*Esta historia fue publicada originalmente el 4 de abril de 2019 y actualizada el 7 de abril de 2020 tras el estreno de la serie de Netflix sobre la vida de Madam C.J. Walker.