La resolución del sumario del caso, que involucraba al profesor de historia de la Universidad de Santiago Luis Ortega -quien fue acusado de acoso tras una asamblea de alumnos-, salió publicada en octubre de 2017, absolviéndolo de todos los cargos que se le acusaron. Hoy años más tarde, el académico relata a El Mostrador Braga cómo fue su experiencia. “Yo no pude seguir haciendo clases, no podía porque estaba sometido a una amenaza física muy fuerte”, y comenta que ha recibido agresiones y amenazas de violencia incluso en situaciones en que se encuentra junto a su familia.
Durante el año 2016 el movimiento feminista universitario aún estaba en sus tímidos inicios. Además, escasamente existían protocolos en las casas de estudio, empresas, entre otras entidades para tratar casos relacionados al acoso sexual. En el ámbito universitario puntualmente, dentro de los campus, el tema solía ser un “secreto a voces” y no había instancias ni áreas dentro de las casas de estudio para plantear, conversar y seguir un conducto regular respecto a este tipo de casos.
Recién el 2018 estallaría la llamada “ola feminista” con tomas y manifestaciones del estudiantado en más de 20 universidades a lo largo del país y una decena de colegios emblemáticos.
Es en este contexto que, en la Universidad de Santiago, el año 2016, en una asamblea de alumnos donde se discutían posibilidades de paro, demandas y otros temas, saltó a la palestra la existencia de actitudes inapropiadas de algunos profesores hacia sus alumnas. Como estos testimonios se fueron agrupando y nombres de académicos fueron señalados, los alumnos prepararon un petitorio y se lo entregaron a rectoría, quien se comunicó con los docentes mencionados.
Uno de ellos fue el exprofesor del Departamento de Historia de la universidad Luis Ortega, quien, ante la noticia dada por el director de carrera, solicitó que se hiciera un sumario investigativo, ya que, según relató a este medio, él no consideraba haber tenido alguna conducta inapropiada, por lo que apoyaría una investigación formal de las denuncias. Sin embargo, mientras la investigación aún estaba en curso, el petitorio salió a la luz pública, y los mencionados como culpables por el alumnado, dándose así por iniciada una serie de enfrentamientos entre los estudiantes, rectoría y los profesores.
Ortega por entonces no quiso referirse públicamente a las acusaciones, a la espera que saliera el resultado del sumario. El cual, por no existir protocolos, se realizó bajo la figura de acoso laboral. De las 11 acusaciones iniciales en su contra, al final se tramitaron cargos contra 5 alumnas.
“Dos de ellas nunca se presentaron a declarar cuando las llamaron, lo dice el Fiscal, y de los varones, ninguna prueba, ningún testimonio, eso es lo que a mí me interesa aclarar, al final de la resolución dice ‘De acuerdo con lo expresado en el informe, se descarta la acusación por acoso sexual, por cuanto no se logran configurar hechos al respecto’”, señaló Ortega.
La investigación
Años después del inicio de este conflicto, el profesor Luis Ortega, quien fue absuelto por fiscalía tras una ardua investigación, cuenta por primera vez su versión de lo sucedido.
“A pesar de haber sido absuelto al haberse comprobado la no sustentabilidad de algunas de las 11 acusaciones en mi contra y la falsedad de otras, este caso sigue siendo motivo de molestias y agresiones por parte de estudiantes de la Usach, las que incluso han afectado a mi esposa. De otra parte, es para mí importante poder ofrecer mi versión, apoyado por documentos, entre los que se cuenta el Informe Final del Sumario redactado por el Profesor Doctor Humberto Guajardo Sainz, entonces Decano de la Facultad de Ciencias Médicas, especialista en psiquiatría, pues esta situación ha sido muy gravosa y dolorosa para mi familia, en particular para mis hijos, sin hacer mención al daño moral y a mi prestigio, que ello ha ocasionado”, dijo el académico.
En este sentido, uno de los puntos que se señalaba era que «el académico Luis Ortega es acusado de un hostigamiento reiterado hacia compañeras, en los cuales eran invitadas a su casa o a reuniones extraordinarias en su oficina, a puerta cerrada, donde no dejaba entrar a nadie más, solo a mujeres solas».
En esa misma línea, el académico alega que esa acusación era totalmente falsa y descontextualizada, “en el informe del fiscal, hay un testimonio de una colega mía y de uno de los auxiliares que dicen que yo siempre, siempre, mantuve la puerta abierta, y, de hecho, la auxiliar dice ‘cuando tenía la puerta cerrada es porque no estaba’. Esa es la primera cosa. En segundo lugar, yo invitaba alumnos a mi casa, sí, yo invitaba alumnos, incluso me llevé a uno de vacaciones para que escribiera su tesis, entonces, esta afirmación se cayó ante el fiscal, y como el fiscal dice, se cayeron las otras”.
Otro punto mencionado en la declaración pública aseguraba que Ortega «utilizaba razones académicas para mantenerse cerca de las compañeras, les decía que fueran a su oficina para subir sus notas, pasar el ramo u ofrecer oportunidades laborales».
Frente a esto, Ortega dice que efectivamente a todos los alumnos que estuvieran con promedio final entre 3,5 y 3,9 se les daba una oportunidad para no reprobar la asignatura, un trabajo de investigación especial que consta en el informe del fiscal.
El cambio generacional ha hecho que muchas cosas que antes eran socialmente aceptadas y estaban normalizadas, ya no lo estén, como comentarios acerca del físico de algún alumno o alumna, piropos, etc. Sobre ello, el profesor respondió que no había hecho ese tipo de comentarios, que pudieran malinterpretarse.
“Nada de eso, pero sí hay una situación bastante interesante en el sumario, una de las acusaciones que se me hace, es que yo habría herido la susceptibilidad de un estudiante, que a esa época se diría que estaba ‘saliendo del closet’, la situación fue que yo estaba haciendo una clase de siglo XIX, explicando cómo el gobierno había traído científicos extranjeros, entre ellos Claudio Gay, y se me ocurrió decir “pobre Claudio Gay, imagínense ustedes tener un apellido con la connotación que tiene”, y en la acusación se decía que yo había ofendido a este estudiante, pero él nunca hizo una acusación, otro alumno lo hizo, el mismo que dice que yo también acosé a una alumna francesa de intercambio”.
En este sentido, el académico cuenta que este alumno se contactó con la chica, quien ya había regresado a Francia, y que ella expresamente le dijo que no se había sentido acosada, sin embargo, que de todas formas esta acusación había sido incluida. “Ella dice en la página 446 ‘nunca hubo palabras, gestos o conductas inoportunas conmigo’ y eso ella se lo dice a un alumno que se comunicó con ella a Francia”.
Con la misma alumna hubo otra situación que denunciaban los alumnos, y era respecto a una especie de favor económico, ya que el profesor habría pagado una cuenta de la alumna y más tarde sus padres le devolvieron el dinero. “A propósito de eso del pago de las cuentas (…), yo la llevé a la Clínica Santa María, la atendieron, yo pagué, y luego sus padres me reembolsaron, quedaron eternamente agradecidos como consta en el sumario”.
Para el docente, el testimonio de la alumna francesa resulta definitivo e incluso deja en evidencia que se “contactó con ella un alumno y se insistió en la acusación, y ella lo desmintió, y ese era un caso muy importante porque incluso se hizo una investigación en la universidad con la oficina de relaciones internacionales e intercambio estudiantil, no hubo ninguna queja, ninguna, al contrario, yo con ella mantuve una correspondencia mucho tiempo después de que ella se regresó a su país, de hecho cuando ella estaba postulando a una beca en Francia, un año y medio después, me pidió una carta de referencia, usted comprenderá que no se le va a pedir una carta de referencia a una persona que ha tenido las conductas que le han sido atribuidas”, dijo.
“Hay otro caso de una alumna que me acusó de que yo la acosaba, pero que también me fue a pedir trabajo un año después de que yo supuestamente la hubiese acosado”, agregó.
Uno de los puntos cuestionados del sumario es si fue mirado desde una óptica con perspectiva de género, ante lo cual el profesor señaló: “ la perspectiva de género es una cosa y los procedimientos son otros. “Aquí hubo un sumario de todas las partes en el que habla la universidad y los acusadores y hoy algunos dicen: ese sumario “vale callampa”, y a mí no me parece, porque es un trabajo muy serio, hecho por un experto”.
“Yo no estoy descalificando la perspectiva de género, yo no me preocupo de eso, mis temas son otros (…), y sí está bien la perspectiva de género, pero esto otro, de qué estamos hablando, esta es una carrera donde se están preparando profesores”, añadió.
Como el movimiento feminista tuvo su punto más álgido en las universidades el 2018, posterior a las acusaciones y el sumario del profesor, los cuestionamientos a la educación sexista no eran un tema que estuviera tan presente en los petitorios de las universidades. “Puedo decir que siempre enseñé en la Usach los derechos de las mujer trabajadora, siempre estuvieron presentes. Lo de la educación sexista no tenía protagonismo, tal vez por eso”, dijo Ortega.
“Yo no pude seguir haciendo clases, no podía porque estaba sometido a una amenaza física muy fuerte”, Ortega comenta que ha recibido agresiones y amenazas de violencia, incluso en situaciones en que se encuentra junto a su familia.
Revisa el sumario completo AQUÍ: Resolución 6140 de Rector.