Durante este período de confinamiento las rutinas diarias de las personas se han visto fuertemente afectadas, al alterar sus hábitos podrían revivir o aflorar los trastornos alimenticios. Así lo plantea Fernanda Cancino, actriz de profesión, quien tuvo anorexia y se encuentra en tratamiento. En ese contexto la joven conversó con El Mostrador Braga, acerca de su experiencia y cómo la situación actual puede afectar a las personas que tuvieron, tienen o que podrían desarrollar algún trastorno en base a las circunstancias y el “body shaming” –avergonzar a alguien por su cuerpo- que circula por las redes sociales.
El efecto que pueden tener los comentarios, fotos, “chistes” o memes que la gente comparte en redes sociales sobre la apariencia de otra persona, o sobre cuánto están engordando en este período de cuarentena, podría afectar a quienes ha padecido algún tipo de trastorno alimenticio, ya que estos comentarios solo aumentarían las inseguridades. En este contexto, conversó con El Mostrador Braga, Fernanda Cancino Espinoza, una joven actriz de 26 años, que tuvo anorexia y se encuentra actualmente en tratamiento.
Fernanda cuenta que hace tres años comenzó con los primeros síntomas de la anorexia: “El primer año fue básicamente enfermarme, enfermarme mucho, empezar a sintomatizar de una manera muy intensa, para luego darme cuenta de que ok, necesitaba ayuda y empezar a buscar por distintas partes”, relata la joven.
“Ahí tuve un pequeño período que llamaríamos como un período intermedio, en donde prácticamente empecé a buscar ayuda con psicóloga con nutricionista, pero como ya era muy severo mi trastorno por decirlo de alguna manera. No fui capaz de salir a flote por mi sola y seguí empeorando aún más, hasta que ya no había por dónde y tuve que entrar hospitalizada, para luego ser derivada a un hospital psiquiátrico que tiene un programa especializado para chicas y chicos con trastornos de la alimentación”, agregó.
Finalmente terminó recibiendo hospitalización domiciliaria por 8 meses, explica que su trastorno fue provocado por el estrés al que estaba sometida, “soy actriz, estaba trabajando en una obra que estaba dirigiendo, que había escrito yo, era una obra mía, la estaba produciendo y habíamos quedado seleccionados para un festival internacional en Bielorrusia y tenía mucha exigencia. De hecho la anorexia es uno de los trastornos que afecta mucho a la gente obsesiva, que tiene perfeccionismos, entonces yo venía muy desde esa línea”.
El estrés, la frustración y la exigencia la hicieron caer en la anorexia, ahí empezó con algo que ella define como “controlar su cuerpo”.
“Empecé a generarme una rutina donde todos los días salía a trotar, hacía ejercicio, ejercicios anaeróbicos, abdominales, sentadillas, harta tabla, súper obsesiva con los ejercicios, de alguna forma quería hacerme pasar por eso porque si era capaz de controlar mi cuerpo, era capaz de controlar mi mundo, entonces fue algo súper patológico. Y resulta que claro, dentro de todo ese proceso empecé a cuestionar mi cuerpo, mi apariencia, así no se ven las chicas que son exitosas, así no se ve una actriz que puede viajar por el mundo, así no se ve… todo el así no se ve”, comenta.
De ahí en adelante comenzó su obsesión por siempre ser más flaca o tonificada, hasta que notó que estaba mal y decidió buscar ayuda por su cuenta. Cuenta que llegó a pesar 36 kilogramos midiendo 1,70 de estatura, ahí fue consciente de que su vida comenzó a estar en riesgo y se trató con una psicóloga y nutricionista.
Después de tocar fondo, Fernanda comenzó a mejorar y a empezar de cero, meditaba, escribía, creó un podcast donde aborda esta temática, comenzó a salir y a vivir de nuevo aceptándose por fin. “Esto soy yo, esta es mi cuerpa, la amo, tal cual es, la acepto, así soy”, comenta.
Cuando llegó el coronavirus a Chile, Fernanda venía de un viaje a Estados Unidos, así que estuvo en cuarentena por dos semanas. “En un inicio fue súper decepcionante, porque yo personalmente decía pucha, pasé 8 meses en mi casa, sin poder salir a ninguna parte, sin poder hacer prácticamente nada, tuve un “par de meses de libertad”, de poder irme de vacaciones y ahora tengo que volver a estar hasta quién sabe cuándo en una cuarentena, en un confinamiento, más encima estamos todos en esta, súper, súper deprimente”.
“Creo que a todos esto genera mucha angustia, esto ayuda a que una si padece trastornos alimenticios, sintomatices aún más, entonces si yo era con anorexia, era sumamente restrictiva, no comía nada, me gustaba pasar horas sin comer, hacía ejercicio, pucha para que te voy a mentir, yo los primeros meses que estuve acá en Chile, hice ejercicio todos los días y mis doctores me tienen permitido hacer ejercicio sólo dos veces a la semana y yoga”.
Comenta que está comiendo de manera más normal, que mantiene una minuta controlada por una nutrióloga, pero que ha sido un proceso duro.
Por su podcast “Hasta que choque el hueso: crónicas anoréxicas”, mantiene contacto con sus seguidoras. Allí conoció a chicas con bulimia, quienes le han comentado que durante la cuarentena han estado más ansiosas y con atracones, con más ganas de hacerse vomitar por las calorías que no pueden quemar por el encierro, entonces “es súper complicado y gente que no padece ningún trastorno de la alimentación, pero que tiene estos atisbos de trastornos de relaciones un poco dañinas con la comida, un montón de amigas me lo han dicho, porque las mujeres somos más propensas a padecer desordenes alimenticios, no es que los chicos no los padezcan, pero las mujeres somos las más propensas, claro muchas amigas me han dicho: ay me siento mal porque no hoy día no hice ejercicio, súper obsesionadas con controlar desde el ejercicio físico”, señala Fernanda.
“Estamos expuestas a mucha información, pasamos el día en la casa, frente al computador, haciendo teletrabajo, no sé al celular, al tablet, a la tele, a un montón de cosas, de redes sociales que independiente de que uno esté trabajando todo el día igual para qué vamos a mentir si hay un ratito del Instagram, hay un ratito del Youtube, hay un ratito de lo que sea te aparece en todas partes la gordofobia y el body shaming”, relata.
Para Fernanda los comentarios de sus familiares en los grupos de Whatsapp también le han afectado y podrían afectarle a quienes tienen algún trastorno alimenticio, “mandan un montón de memes, un montón de bromas que para mí son de mal gusto como ”uy vamos a salir rodando”, oye que está buena la cazuela, oye que no sé qué, todos esos son comentarios gordofobicos a morir y obviamente a las personas con trastornos alimenticios nos vemos súper afectados, a mí me afecta mucho”, revela agregando que optó por silenciar la mayoría de estos grupos por sanidad mental que le hacen poner en duda su cuerpo.
“Evidentemente me afecta que hagan comentarios de mi comida”, comenta, añadiendo que le han dicho “no te serviste lo suficiente” o “chuta que comiste harto”, y que esos comentarios gordofóbicos son terribles para ella, “me derrumban todo el autoestima, inmediatamente no quiero comer, quiero dejarlo de lado, se me quita toda el hambre, yo hago todo un esfuerzo para poder comérmelo igual porque por nada del mundo quiero seguir cayendo en este tema de la anorexia pero es súper complicado”.
¿Por qué se meten en lo que yo como?
“Yo veré lo que coma o lo que no coma, yo sé lo que hago con mi cuerpa, me estoy cuidando, el día que me coma un veneno quizás metete en lo que estoy comiendo, pero sino no, (…) ¿por qué se meten en lo que yo como? déjenme tranquila, tiene un efecto súper negativo en la gente con trastorno alimenticio, que la gente se meta con tu comida creo que es lo peor que te puede pasar”.
¿Crees que la cuarentena podría potenciar los trastornos alimenticios?
-Totalmente, creo y lo lamento en el alma, pero creo que en este tiempo de encierro de cuarentena sí o sí va a haber un bum si hiciéramos como un catastro de las personas que saldrían con trastorno alimenticio o con incipientes trastornos alimenticios se dispararía, yo creo que definitivamente es una instancia que va a potenciar mucho este tipo de cosas, porque hay demasiada información dando vuelta en las redes sociales que es súper gordofóbica, que genera mucho bodyshaming, mucha discriminación, mucha inseguridad e incertidumbre en el ambiente.
¿Qué les dirías a las jóvenes que se encuentran lidiando con un trastorno alimenticio durante este periodo?
– Les diría en primer lugar que las entiendo, que las abrazo bien sororamente, yo creo que dentro de las cosas que podría recomendarles en estos momentos en cuarentena, cuando hayan momentos difíciles, complejos en los que vean algo que les genera ansiedad, que les genera angustia, algún meme, alguna cosa en las redes sociales, yo les diría primero que nada que respiren que traten de aprender a tomar esos comentarios como algo que es externo a nosotras.
Finalmente les diría que busquen ayuda médica y “que traten de poder mirar las cosas desde afuera y tratar de cada vez que se miren en el espejo tratando de buscar algún defecto hacer el cambio de switch y decir “soy hermosa, estoy bien”, estoy sana, me preocupo por mi cuerpa, la amo, la cultivo, la nutro con comida saludable, con comida nutritiva, con comida de amor, yo creo que es algo que por lo menos a mi me ayuda mucho”, y que les recomienda meditar y darse un tiempo para ser conscientes de su cuerpo, “no es como “eso te va a quitar el trastorno alimenticio”, no, pero si te va a ayudar a irte conectando con tu cuerpo”.
El podcast de Fernanda lo puedes encontrar en Spotify o en Souncloud, bajo el nombre “Hasta que choque el hueso: crónicas anoréxicas” y también puedes ver sus comentarios y actualizaciones en @lageneralcancino en Instagram.