Los hoteles, posadas y cualquier tipo de establecimiento que brinde el servicio de alojamiento en Río de Janeiro tendrá que dar abrigo a mujeres víctimas de violencia machista durante la crisis de la pandemia del coronavirus, según un proyecto de Ley aprobado este miércoles en la Asamblea Legislativa.
El proyecto también cobija a los hijos o dependientes de las víctimas, quienes podrán hospedarse con sus madres en este tipo de establecimientos.
El texto, aprobado en una sola discusión del Parlamento regional y a la espera de sanción por parte del gobernador de Río de Janeiro, Wilson Witzel, señala que el Gobierno regional podrá solicitar administrativamente la recepción de las víctimas en los hoteles si un juez así lo determina.
De acuerdo con el texto, las víctimas serán remitidas por un juez a cualquier establecimiento que brinde alojamiento, tras la solicitud directa de la mujer o del Ministerio Público, garantizando la confidencialidad de la medida de protección.
Los hoteles tendrán que proporcionar servicios de lavandería, comida, teléfono e internet a las víctimas durante la situación de emergencia en salud pública causada por la COVID-19.
No obstante, estos servicios serán costeados posteriormente por el Gobierno regional.
Según el proyecto, cada remisión de una víctima debe garantizar al propietario del establecimiento el posterior recibo de indemnización, incluidos los gastos con remuneraciones, cargas de seguridad social y disposiciones laborales, los cuales serán cancelados por el Fondo Estatal de Asistencia Social.
La propuesta también tuvo en cuenta la situación laboral de la víctima y señala que la mujer que deba someterse a este tipo de protección tendrá garantizado su trabajo y, si es necesario, podrá retirarse temporalmente del mismo hasta por seis meses y recibir un ingreso de aproximadamente 500 reales (unos 96 dólares) y apoyo sicológico.
Según el Anuario Brasileño de Seguridad Pública 2019, en el gigante sudamericano se registraron 263.067 casos de maltrato físico a mujeres en sus hogares, lo que se traduce en una agresión cada dos minutos.
Con el inicio de las restricciones a la movilidad en Brasil por la pandemia del coronavirus, la cifras son poco alentadoras.
De acuerdo con el Ministerio de la Mujer, la Familia y los Derechos Humanos, durante los nueve días siguientes a la fecha en la que comenzó a hacerse efectivo el confinamiento social en varios estados de Brasil, las denuncias telefónicas de mujeres por abusos y maltratos en sus hogares aumentaron un 17,97 %.
Según esa cartera, entre el 17 y el 25 de marzo se registraron 3.303 llamadas y 978 denuncias en Brasil, mientras que en los primeros 16 días del mismo mes, cuando la vida en el país transcurría con normalidad con escuelas y comercios funcionando y la gente trabajando en las oficinas y no en sus hogares, fueron 3.045 llamadas y 829 denuncias.
Y en Río de Janeiro, una de las regiones que más registra este tipo de agresiones, los pedidos por medidas de restricción aumentaron un 50 %.