La abogada miembro de la Red Chilena contra la violencia hacia las mujeres y académica directora de la Escuela de Derecho la Universidad Academia de Humanismo Cristiano, Silvana del Valle, conversó con El Mostrador Bragasobre los pendientes en materia legal en protección a las mujeres, la causa estructural que mantiene a estas iniciativas en espera y la necesidad de accionar en línea con las Convenciones Internacionales de Derechos Humanos en términos de prevención y reparación de violencia contra las mujeres.
El Mostrador Braga conversó con Silvana del Valle, doctora en Derecho y feminista miembro de la coordinación nacional de la Red Chilena contra la violencia hacia las mujeres, quien desentrañó los principales problemas de la Carta Fundamental chilena, que no dan lugar a la existencia de un presente legal más contundente para las mujeres y cuestionó que en nuestra cultura las herramientas legales parecen ser el único camino posible de mejora para la actual situación de género.
“Lo primero que se necesitaría para poder avanzar legislativamente hacia la vida de las mujeres es comprender que la legislación es solamente una de las herramientas estructurales de la cultura nacional e internacional, que avala la violencia hacia las mujeres”, enuncia la abogada para comenzar esta entrevista. Esto, teniendo en cuenta que la petición de justicia es el clamor social del momento y que “para poder avanzar hacia la erradicación de la violencia hacia las mujeres y las niñas, se requiere un cambio cultural completo”.
Cambio que implicaría una eventual modificación a la Carta Fundamental, pero de manera más relevante y concreta aún, pasaría por instaurar una cultura de prevención y reparación hoy ausente, lo que implica “que el Estado de Chile de una vez se comprometa con el cumplimiento de las convenciones internacionales que haratificado y de las que somos parte y que no estamos cumpliendo”, señala la abogada y apunta a los mecanismos sancionatorios del Poder Ejecutivo.
Las problemáticas estructurales
“Pensemos en lo que ocurre en violencia contra las mujeres. Se modifica el código penal a través de la Ley Gabriela pensando en castigar a los femicidas” (…) “en esa Ley no se contempla lo preventivo, ni formas en que ‘la denuncia como panacea’ contra los agresores sea más efectiva, ni contiene una ampliación en el concepto en la Ley de Violencia Intrafamiliar, ya que no existe la posibilidad de establecer una medida cautelar si no existe una relación de convivencia con ‘el padre de mi hijo con el que nunca viví’, ‘contra mi pololo’ o ‘mi amigo que me está acosando porque se quiere tener relaciones sexuales conmigo y yo no’”, explica.
El ejemplo de la abogada dice relación con los vacíos legales en torno a la protección de las mujeres, que a su juicio se relacionaría con el incumplimiento de las normas establecidas por la Corte Interamericana de Derechos Humanos. En este sentido recalca la necesidad de “una transformación completa del Estado” en esta materia.
Para comprender mejor el “problema estructural” al que se refiere la académica es necesario situarse en los tres pilares fundamentales de Constitución chilena de 1980, cuyo diseño “no es acorde con el sistema internacional de los derechos humanos, ni con las exigencias que las feministas hemos establecido a lo largo de las décadas”, expresa, toda vez que “la Carta Fundamental está estructurada de tal manera que mantiene el patriarcado y el capital y otras formas de dominación colonial, racista como forma fundamental de estructuración del Estado”.
En este contexto invita a revisar estos tres pilares mencionados más arriba, que son los primeros artículos de la constitución:
“Recordemos que el artículo primero de la constitución comienza diciendo que las personas nacen libres e iguales en dignidad y derecho, esa redacción original era ‘los hombres nacen libres e iguales en dignidad y derecho’ y luego cuando se aborda el segundo inciso que es ‘la familia es la base la sociedad’, Guzmán dice que esta idea de la igualdad hay que pensarla, porque la verdad es que es evidente que la cabeza de una familia debe ser siempre un hombre, sea el padre, el marido o un hermano –lo dice textual-“. “En las bases de la institucionalidad se establece que la familia es el fundamento de la sociedad, pero esa familia es construida desde un punto de vista patriarcal, la familia nuclear tradicional, en la que además se señala que es el hombre el que debe ser cabeza de familia”. Y profundiza “eso está en las actas constitucionales y es una frase textual de Jaime Guzmán que dice que hay que ‘pensar el asunto de la igualdad’. Si bien en el año ’99 se cambia la frase de ‘los hombres nacen libres e iguales’ a ‘las personas nacen libres e iguales’ a continuación viene lo de la familia y por tanto se mantiene la idea, de que en realidad para la constitución, seguimos bajo una lógica patriarcal que es la que supone que los varones tienen que estar por sobre, el rol de las mujeres” (…) y “en el inciso tercero se establece la subsidiariedad del Estado y por lo tanto el establecimiento del Estado neoliberal como la forma en que este debe funcionar, replicando letra por letra lo que Milton Friedman señala que debería ser el rol del Estado: Defensa interior, Defensa exterior, Poder judicial y Policías. Es decir, el estado no tiene preminencia de manera alguna en la satisfacción de las necesidades públicas”. Para la abogada resulta “muy difícil que la legislación chilena que está sometida a la Constitución y a un Tribunal Constitucional” pueda ser modificada.
Ley punitiva, no preventiva
El panorama analizado por la abogada es claro; poco margen de cambio en el marco de la Constitución, agudizado por un Estado que no funciona alineado con la Convención Interamericana para la prevención y erradicación de la violencia hacia las mujeres Belém do Pará. Silvana del Valle expresa que “el poder ejecutivo cree que basta con que se presenten mecanismos sancionatorios como son la denuncia a situaciones ya ocurridas, los presentan como si fueran mecanismos preventivos, sin serlo y además no sólo los presenta como mecanismos preventivos, sino que tampoco dispone de herramientas suficientes para que sean cumplidas esas medidas”.
Es así que “si la denuncia es mi ‘principal aliado’ para prevenir la muerte de las mujeres, que es lo que dice este último Ministerio de la Mujer, eso no es efectivo. Alrededor del 45% de mujeres que son víctimas de femicidio íntimo de pareja, tenían una denuncia previa y sin embargo asesinó a la mujer, es decir que como mecanismo preventivo del femicidio, ni siquiera en ese sentido funciona, además del hecho que denuncia significa que ya hay violencia”, explica Silvana.
Ahí los vacíos legales, “se mantiene la ley de violencia intrafamiliar sin ningún cambio, la ley de violencia intrafamiliar de hecho debiera ser derogada y establecerse una real ley de violencia hacia las mujeres y las niñas, que pueda abarcar el fenómeno completo”, propone y abre el abanico de opciones “o si se reforma la ley de violencia intrafamiliar, se tiene que reformar de manera tal que se entienda que hay problemas de desbalance de poder al interior de las familias que son reflejo del desbalance de poder que existe en la sociedad, o sea, se retroalimentan”.
Siguiendo la línea argumentativa de la académica, otro ejemplo de falta de contundencia legal es la Ley Integral por el derecho de la mujer a una vida libre de violencia, la que a su parecer “fuera una ley que sea aprobada considerando el fenómeno en su integralidad y lo aborde de tal manera, podríamos tener algún avance, pero me temo, que esa tramitación que además está súper retrasada, no va a tener todas las definiciones, ni herramientas al final del día necesarias para poder enfrentar el fenómeno desde su base, es decir desde la educación, entonces si eso no es así, finalmente va a ser otra Ley programática más donde se dice mucho, pero se establecen muy pocas herramientas verdaderas de trabajo para la prevención”.
Otra causa en agenda es la reparación a las víctimas y sus familias, “¿qué ocurre cuando una mujer desaparece y nadie la busca? ¿Qué ocurre cuando una mujer es asesinada y después de muchos años recién se imputa a una persona y el Estado no gasta recursos en buscar más culpables o cómplices del sujeto? ¿Qué ocurre cuando el Estado libera a un agresor de mujeres y este vuelve a matar o a violar? ¿Qué pasa cuando el sujeto se suicida? Estas cosas no están consideradas y se deja a las familias totalmente desprotegidas, se lava las manos el Estado”, apunta Silvana.
El aporte de las políticas públicas
A pesar del análisis realizado ante lo meramente legal, para la abogada existen alternativas de mejora, las que se encontrarían de lado de las políticas públicas “una posible salida o un avance pequeño es que se empiece a legislar en educación. Ya que nos gusta verlo todo desde una perspectiva legal, entonces hagamos una ley o en realidad sólo bastaría con que se implementaran políticas públicas adecuadas, en que se pudieran establecer fórmulas preventivas a nivel educacional desde el nivel pre escolar en adelante, yo creo que podría haber un cambio” establece.
Y sugiere que “hay muchas cosas que se pueden hacer, la educación no sexista es fundamental, la corrección de los textos escolares, la integración en los currículos infantiles ciertas cuestiones básicas de respeto y equidad”.
Para finalizar, la académica apunta a que estas políticas públicas se implementen de manera adecuada, como es el caso de las campañas recientemente implementadas por el Ministerio de la Mujer durante el periodo de pandemia, las que a su juicio “no son capaces de comprender el problema de fondo, es muy delicado que una Ministra de la Mujer no entienda y en seguida sin ninguna visión ni perspectiva sobre lo que la violencia hacia la mujer significa”.
“La principal medida para apoyar este problema, es el emprendimiento empresarial y no el acceso a la educación, no hay un trabajo sobre acceso a mejores remuneraciones para las mujeres, para mayor estabilidad en el empleo”, subraya considerando que la independencia económica podría ser un factor decisivo para romper los círculos de violencia “pero la independencia económica desde una perspectiva más global y no únicamente pensando que si te regalan una máquina de coser y te puedes poner a vender ropa, vas a salir adelante. Entonces todo eso refleja que no hay una intención real por otorgar independencia económica a las mujeres”.
Finaliza con que “hay muchos temas que tratar y principalmente que el Ministerio de la Mujer sigue existiendo sin un trabajo integral con otros Ministerios, como el Ministerio de Justicia para terminar con la impunidad ante los crímenes cometidos contra mujeres, violaciones o los asesinatos, ¿dónde están los culpables de eso? Libres. No hay un trabajo con el Ministerio del Interior para que controle a las policías, no hay un trabajo con el Ministerio de Educación para implementar planes y programas preventivos, la pandemia fue una ventana de oportunidad donde podría haberse hecho muchísimo y no se aprovechó”.