El Mostrador Braga destaca a la primera mujer en recibir el Premio Nacional de Artes Plásticas en 2017 y destacada fotógrafa chilena, Paz Errázuriz,quien ha dedicado gran parte de su obra la captura de imágenes del Chile de las minorías, retratando la profunda desigualdad que muchas veces permanece invisible.
Revelar es llevar a la luz, descubrir cosas que son secretas o ignoradas. Revelar es también el proceso mediante el cual una imagen capturada y latente en una placa fotográfica se hace visible.
Reveladora es entonces una palabra que describe en todo su significado a Paz Errázuriz, fotógrafa y primera mujer chilena en ser galardonada con el Premio Nacional de Artes Plásticas (2017) por su destacado trabajo en el que ha capturado el Chile que se queda fuera del encuadre de la norma, mostrando “cuerpos excéntricos, fuera del sistema, fuera del poder”.
Ella misma ha definido su obra como un espejo de su vivencia personal, lo que la ha movilizado a indagar en busca de imágenes que representen la cultura de las minorías para dar lugar a “lo que la conmueve y espanta”. El Mostrador Braga recuerda a quien aún en vida destaca por la poética y humanidad con que ha desarrollado su trabajo, encontrando la belleza en todo aquello a lo que la vista ha rehuido, lo que definitivamente la convierte en una “Mujer Inolvidable”.
Fotógrafa por incidente
Paz Errázuriz, nació en Chile y antes de comenzar su potente carrera como fotógrafa, estudió educación, en el Cambridge Institute of Education de Inglaterra en 1966, los que complementó posteriormente en 1972 en la Universidad Católica de Chile, espacio temporal en que se desarrolla la dictadura militar en Chile, motivo que canceló sus posibilidades de trabajar como Educadora. Ese fue el evento que marcó un giro en la vida de la artista y es así que bajo la necesidad de trabajar Errázuriz incursiona de manera autodidacta en el mundo de la fotografía.
Naturalmente en sus primeras fotografías retrata a niños e incluso publicó un libro de cuentos infantiles con sus capturas, a esto siguieron colaboraciones con la Vicaría de la Solidaridad y revista APSI. Una vez iniciada la década de los ’80, según consigna mujeres bacanas, realizó su primera exposición llamada ´Personas’ en el Instituto Chileno Norteaméricano de cultura y fundó en asociación con otros fotógrafos la AFI (Asociación de fotógrafos independientes) agrupación que denunció y expuso la represión policial y militar de la época, paralelamente colaboró con diversas agencias de prensa.
Una vez terminada la dictadura y con una carrera claramente direccionada en este ámbito, viaja a Estados Unidos a perfeccionarse en el International Center of Photography en Nueva York (1993). Ciertamente, la década de 1990 fue una explosión para la artista visual, puesto que sólo entre 1990 y 1995 publicó tres libros con contribuciones de renombradas escritoras chilenas, entre las que destaca Diamela Eltit (premio nacional de literatura 2018). El trabajo en conjunto con Eltit llevó por título “El infarto del alma” (1994).
Otras publicaciones son: “La manzana de Adán” (1990) junto con Claudia Donoso, “Agenda Cochrane” (1994). Además en 1995 recibió el premio Ansel Adams otorgado por el Instituto Chileno Norteamericano de Cultura. Estos hitos marcaron la carrera de la artista y la catapultaron hacia un exitoso y premiado SXXI que también estuvo marcado por la obtención de diversos premios y becas de perfeccionamiento que finalmente la condujeron a obtener el Premio Nacional de Artes Plásticas en 2017, siendo la primera mujer en recibir el galardón en Chile.
Poéticas Humanas
Todas las páginas que han se han dedicado a describir la biografía y el trabajo de Paz Errázuriz convienen en dos elementos que son fundacionales de su obra, el revelado en blanco y negro y su incursión en la marginalidad, en la cultura de lo minoritario, olvidado y oculto. En esta línea, curadores de arte han destacado el trabajo de la artista por tal sensibilidad, profundidad y humanidad.
Es más, en la versión 2012 de la Feria de Arte Contemporáneo Ch.Aco, Gerardo Mosquera comisario general de PhotoEspaña, homenajea el trabajo de Errázuriz catalogándolo como “una obra muy personal, pero a la vez muy sistemática. Es una artista con una dedicación de toda la vida, con una seriedad, verticalidad y sin concesiones. Metiéndose con un mundo y una línea muy específica, que ha logrado trabajar con gran humanidad, con gran poesía y gran fuerza, sin concesiones, que nace en un momento cultural en un Chile con el que encaja muy bien y con el que ella ha seguido evolucionando en distintas direcciones (…) Es una artista que está muy viva y propositiva y este reconocimiento llega tarde”, dice subrayando en que debió ser reconocida por su trabajo mucho antes.
Probablemente, su incursión en el Chile oculto, el Chile de las disidencias, la marginalidad y los pueblos originarios cercanos a la extinción, han sido lo que ha llenado los ojos de asombro de quienes han observado detenidamente su carrera, sin embargo el asombro se posó primeramente en la mirada de Paz y es ese el valor que la propia artista rescata cuando se refiere a los motivos que la inspiran.
Espacios de malos entendidos
En un registro audiovisual publicado por Fundación MAPFRE, la fotógrafa se refiere a su trabajo en un manifiesto titulado “Anotaciones sobre mi fotografía”, donde desentraña los lugares que ha transitado durante su carrera, las dimensiones de lo humano que ha logrado interpretar y capturar a través de su lente y la forma en que ella significa cada retrato para su propia existencia.
“Son espacios cerrados, marginales, minorías que considero mayorías, están fuera del sistema, fuera del poder, excéntricos. Es una dimensión que me acomoda porque de ahí me planteo con más libertad, las preguntas que siempre me persiguen y desde donde puedo cuestionar temas sobre el poder, el conformismo, la desmemoria, las exclusiones, los abandonos. Creo que me muevo en un espacio de malos entendidos, donde busco y construyo mi propia historia. Cuando hago fotografía voy trazando un mapa para hacer caber lo que me conmueve y lo que me espanta».
De esta forma el trabajo de la artista guarda secretos sobre pobreza y exclusión en un Chile golpeado por la miseria y marginalidad; disidencias y diversidad, donde se interesa por la alteridad de los cuerpos a los cuales la hegemonía no contempla, “grupos minoritarios que para mí son mayoritarios”, dice Errázuriz; entre ellos se encuentran personas de tercera edad, hospitales, suburbios, prostíbulos, travestis e incluso grupos étnicos del extremo austral.
“Cuando fotografío estos cuerpos desnudos de personas mayores, corresponde mucho a una obsesión que yo tengo con mi propio cuerpo, con mi edad, con romper estas amenazas de que la vejez es terrible, horrible, espantosa. Quiero aprender a mirar estos cuerpos (…) Es todo un proceso de reconocimiento, si además salen preciosos eso corresponde al encanto de cada persona que se fotografía, esos cuerpos te pueden dar una imagen muy tranquilizadora, debido a que están bien con ellas mismas. Otros cuerpos pueden ser perturbadores, cuerpos castigados, amenazados de muerte, los cuerpos de los enfermos psiquiátricos, sin embargo, yo igual creo que esos cuerpos son de una belleza extraordinaria”, expresa en Anotaciones sobre mi fotografía.
El aporte a los estudios de género
Cuando nos referimos al aporte que el trabajo de la destacada fotógrafa ha hecho a las perspectivas de género, es imposible pasar por alto que fue la primera mujer en la historia de Chile en ganar el premio Nacional de Artes Plásticas o la forma en que complementó su fotografía con la poética de escritoras chilenas, con quienes realizó un trabajo colaborativo que dio lugar a diversas publicaciones de su trabajo.
Sin embargo, la artista también guarda interés por retratar cuerpos de mujeres con el propósito de invitar a la reflexión sobre lo sexual y lo político. “Me interesa trabajar y retratar mujeres por diversos motivos, lo sexual, la relación que tenemos con el poder, que como consecuencia hace que cultivemos una horizontalidad de los vínculos entre nosotras”, según consigna el Ministerio de las artes, las culturas y el patrimonio.
En este sentido, Errázuriz también ha visibilizado el trabajo de otras destacadas mujeres Chilenas, registro que recopiló en un proyecto fotográfico titulado de la misma forma en 1992, en el que retrató a mujeres de distintas etnias y profesiones, monjas, políticas, escritoras, poetas, artistas visuales, abogadas; mujeres de variadas condiciones físicas y sociales, mujeres ciegas y mujeres presas. También observó a la mujer en el espacio público, existen registros de incipientes protestas de mujeres en 1986. Mirados en retrospectiva cuentan como antecedente e invitan a la reflexión sobre la explosión del movimiento feminista en la cultura hasta el Chile de hoy.
Paz Errázuriz, vive actualmente en Chile y continúa capturando, rescatando y visibilizando las dimensiones humanas que la convierten en rupturista fotógrafa y mujer inolvidable.