A pocos días de realizar el Plebiscito Nacional 2020, las académicas de la Escuela de Periodismo de la Universidad Católica del Norte, Fancis Espinoza, doctora en Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales, junto a Paulina Salinas, doctora en Ciencias Sociales, explican la importancia de incorporar la perspectiva de género en el proceso constituyente.
Ad portas de vivir el primer proceso constituyente paritario del mundo, es de suma relevancia instalar en el debate público la importancia de reformar la Constitución con perspectiva de género, incluyendo la voz y voto de la comunidad LGBTIQ+ y de las comunidades indígenas.
Frente a este escenario, la analista política y doctora en Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales, Francis Espinoza, destaca que “estas conversaciones constituyentes nos llevan a la consolidación de un verdadero contrato social, como lo planteaba Jacques Rousseau, es una base fundamental del Estado Moderno y un modo de vida tendiente a la felicidad de todas y todos los ciudadanos”.
Para la académica de la Escuela de Periodismo UCN, “si efectivamente gana el Apruebo, una comisión constituyente nos permitirá una equidad de oportunidades en la discusión político-ciudadana del país por primera vez en la historia”.
Y esta utopía político-ciudadana de un Estado de bienestar, “debiera plasmarse en todas las instituciones estatales como parte de una cultura de hacer una buena democracia y una mejor gobernanza”, añade.
Entendiendo además, que la paridad de género sólo operará en el caso de la Convención Constitucional, la doctora en Ciencias Sociales, Paulina Salinas, señala que “la participación de un 50% de mujeres no asegura que se logre efectivamente perspectiva de género, ya que esto implica un cambio cultural de más largo plazo”.
No obstante, es importante realizar el ejercicio de paridad «como un modelo de relación que pueda proyectarse en otros espacios de participación, como en el poder ejecutivo, judicial, legislativo, partidos políticos, ministerios, entre otros», añade Salinas.
Desde distintas tribunas y perspectivas políticas, el fenómeno de la equidad de género en el proceso constituyente ha instalado el concepto de una “Constitución Feminista”. Sin embargo, no todas coinciden en que esta sea la definición adecuada.
Para la académica de Periodismo UCN, Paulina Salinas, hablar de Constitución Feminista apunta a «un cambio en la distribución del poder, lo que tiende a mantener las lógicas dicotómicas. Es decir, pasar desde una lógica machista predominante a una feminista no creo que sea representativo del universo de mujeres en el país».
Referirse en cambio a una Constitución con perspectiva de género, “permite hacer un nuevo trato donde se tienda a modificar el orden de género y las relaciones sociales que se establecen en la sociedad, mejorando en equidad de forma transversal y poniendo énfasis en aquellas dimensiones donde las mujeres han sido particularmente discriminadas: condiciones laborales, beneficios de salud, seguridad social, responsabilidad familiar, entre otros», puntualiza Salinas.
Para Francis Espinoza, “desde la cuarta ola en adelante se ha utilizado el concepto feminista para dar cuenta de implicaciones mucho más allá de la participación de las mujeres en los espacios públicos, como por ejemplo, una visión matrística de las sociedades donde gobierne la comunicación y el bienestar común para todas y todos los ciudadanos».
Sin embargo, el feminismo también es un concepto altamente criticado «porque discriminaría a sectores de la población que no se consideran parte de lo feminista”, añade la analista política.
“Me gusta la idea de que, ya sea desde una equidad de género o desde la visión feminista, la participación de los grupos excluidos de los discursos hegemónicos estén presentes en el sueño país», añade Espinoza.
Cabe destacar, que a partir de las movilizaciones feministas la participación de mujeres en política y opinión pública ha sido más visibilizada, pero no lo suficiente en una sociedad predominantemente patriarcal.
“Gracias al cuoteo de género vamos avanzando en guarismos equitativos en organizaciones estatales, pero falta mucho en los espacios privados y de la sociedad civil”, advierte Francis.
Por su parte, la investigadora Paulina Salinas, afirma que “el liderazgo de las mujeres ha sido central porque han sido puestas a prueba en un sentido máximo, teniendo que responder a requerimientos laborales, demandas familiares y condiciones económicas adversas”.
“Son las mujeres las que han enfrentado la educación online de sus hijos preferentemente, y han tenido que ser tremendamente resilientes para adaptarse una y otra vez”, expresa Salinas y añade que “este es el liderazgo que hay que visibilizar”.
Respecto al liderazgo femenino con mayor connotación pública, Salinas destaca la labor de la doctora y subsecretaria de Salud Pública, Paula Daza, ya que “sin mayor aspaviento no ha parado y allí ha estado en el área más compleja. Es absolutamente destacable su labor y creo que aún escasamente reconocida”.
Destacando a mujeres referentes en la política, Francis considera que “en la actualidad es un orgullo tener a una ex presidenta como Alta Comisionada de la ONU, Michelle Bachelet, dado que la política internacional es bastante masculina, pero ella hizo cambios significativos en la valoración de la mujer”, puntualiza la académica.