La desigualdad de género no es cosa del pasado, lamentablemente la brecha sigue estando presente, y aunque algunas familias siguen el camino de la corresponsabilidad y la búsqueda del equilibrio en todo tipo de tareas, existe aún un escandaloso porcentaje de hombres que dedican “cero horas” a los trabajos domésticos no remunerados.
Cada vez que se plantea sobre la mesa que incluso en la actualidad, en pleno 2020 a vísperas de 2021, las mujeres siguen siendo quienes se hacen en su mayoría cargo del trabajo doméstico y sus correspondientes roles de hogar y familia, no faltan los comentarios estilo “no todos”. Con el auge del feminismo se esperaría ver que situaciones como que un hombre decía cero horas a este tipo de tareas ya estén casi extintas, pero lamentablemente no es así.
Según un reportaje de la Revista Ya de El Mercurio en donde se revelan los datos del estudio, «Radiografía al hombre cero», realizado por el Centro UC de Encuestas y Estudios Longitudinales en conjunto con ONU Mujeres y el Ministerio de la Mujer y la Equidad de Género. El impacto del Covid-19 es exacerbado, en todas las esferas, para las mujeres y las niñas. La pandemia está aumentando las desigualdades preexistentes, exponiendo las debilidades de los sistemas sociales, políticos y económicos y aumentando los impactos de la pandemia para los grupos más vulnerables.
Trabajo doméstico y cuidados
Según el estudio, acompañado con el análisis de ONU Mujeres, la crisis sanitaria ha hecho claramente visible el hecho de que las economías formales del mundo y el mantenimiento de nuestras vidas diarias se construyen sobre el trabajo invisible y no remunerado de mujeres y niñas. Por ejemplo, respecto de las horas semanales dedicadas a realizar tareas domésticas tales como cocinar, hacer aseo y lavar ropa: Mujeres dedican 9 horas semanales más que los hombres.
Más alarmante incluso que esta brecha, es la de los “hombres cero”. Según el análisis, el 38% de los hombres dedicó 0 horas semanales a realizar tareas domésticas (cocinar, hacer aseo y lavar ropa). También 71% dedicó 0 horas al acompañamiento de sus hijos e hijas en tareas escolares, y un 57% de ellos dedicó 0 horas al cuidado de niñas y niños, mientras que las mujeres dedicaron 14 horas semanales más que los hombres al cuidado de niños menores de 14 años.
“Si bien durante la crisis la participación de los hombres en tareas domésticas incrementó un poco, su ausencia en las tareas de cuidado de niños, niñas, adultos mayores y personas enfermas, dan cuenta de la importancia de fomentar enfoques colaborativos y corresponsables en lo que respecta a sus roles en el hogar”, explica ONU Mujeres.
En América Latina, las mujeres pasan tres veces más tiempo que los hombres en tareas de cuidado no remunerado. Estos resultados en Chile dan cuenta que las mayores brechas se encuentran principalmente en el área de cuidados de niños y niñas, tareas en las que más incrementaron las horas de trabajo en comparación a tiempos previos a la pandemia. Por lo que, para la organización, es urgente hacer llamados a la corresponsabilidad, al deber de “reconocer, reducir y redistribuir”.
Participación laboral
Sumado al contexto anterior, 31,6% de mujeres se encuentra realizando teletrabajo, esto se puede interpretar como algo positivo para aquellas que no perdieron sus empleos, en un contexto en donde la caída en la tasa de participación laboral es mayor en las mujeres (-19% hombres; -27% mujeres). Sin embargo, ¿en qué condiciones teletrabajan estas mujeres?
Lamentablemente lo hacen en las más incómodas, ya que “el mejor lugar de la casa” para desarrollar trabajo remoto lo ocupan los hombres, por lo que las mujeres terminan compartiendo el espacio con sus hijos e hijas, razón por la que se llevan el peso de tener que estar atenta a todos los factores externos a su trabajo.
Al respecto, la activista feminista, Paz Tondró, considera que el estudio nos demuestra que la desigualdad de género no es cosa del pasado, sino que la brecha sigue estando presente. “Aún en el 2020 existe la creencia de que el hecho de que un hombre realice tareas domésticas o de cuidado es una «ayuda», cuando en realidad es un deber. Es sumamente patriarcal que se piense que un hombre, por serlo, no le correspondan tareas domésticas o de cuidado en cualquier hogar que habiten, esta concepción provoca que las mujeres tengan doble carga, alejándose del principio de corresponsabilidad”.
Finalmente, para ONU Mujeres, la importancia de tener políticas con enfoque de género es fundamental, ya que no deben suponer recortes fiscales que afecten los avances hacia la igualdad de género. En particular, es importante que el tiempo de las mujeres no se convierta, como ha sucedido a lo largo de la historia, en un factor de ajuste del que los Estados disponen para afrontar la crisis y los nuevos escenarios económicos.