Tras una encuesta realizada por OTD Chile con el objetivo de develar la realidad y necesidades de las personas trans, se clasificó los resultados y conclusiones en cinco principales grupos: estudiantes y jóvenes, personas cesantes, personas racializadas, personas con discapacidad y personas que no viven en la Región Metropolitana. En su mayoría convergen en mismos puntos: necesidad de trabajo y tratamiento psicológico y/o psiquiátrico.
La pandemia ha agudizado crisis ya existentes. Es por esto, que desde la Asociación OTD Chile se levantó la preocupación por el “impacto que esto iba a generar en la sociedad y sobre todo en aquellas personas más vulneradas en sus derechos, especialmente las personas trans que además son migrantes, racializadas, con alguna situación de discapacidad y/o desempleadas dentro de otras variables que afectan la calidad de vida de las personas”, señalan.
En este marco, realizaron la encuesta “Población trans de Chile ante la crisis generada por el Covid-19” a través de internet con el objetivo de evidenciar las necesidades más urgentes de la población trans en pandemia. Esto, para poder “direccionar de mejor forma la entrega de ayuda que OTD estaba haciendo”. En suma, el estudio busca “sentar un precedente de datos para luego poder volver a evaluar la situación de las personas trans frente a la crisis COVID y medir el impacto más a largo plazo”.
Los resultados y conclusiones están clasificados en cinco principales grupos: estudiantes y jóvenes, personas cesantes, personas racializadas, personas con discapacidad y personas que no viven en la Región Metropolitana. Además, de conclusiones sobre quienes contestaron la encuesta.
El levantamiento de información arrojó que entre menos edad tiene la persona, mayor es la disconformidad con la expresión de género. Por tanto, los menores de edad son más vulnerables a los estereotipos de género y sexuales. Esta situación, según se explica en el informe, “puede ser porque les estudiantes y jóvenes no pueden tener la elección de decidir si comenzar un tratamiento hormonal, o hacerse una intervención quirúrgica para cambiar sus caracteres sexuales”. Esto último responde, principalmente, a que no tienen los recursos económicos para acceder a dichos servicios. Además, “el acceso a la atención médica para jóvenes es limitada, ya que no pueden ir regularmente a un médique, incluso algunes llegan a automedicarse. Lo que es peligroso para su salud a largo plazo”.
Además, existen menores de edad que están trabajando y dado a la cuarentena, aumentaron sus gastos y gran cantidad de personas perdieron sus trabajos. Por lo que, según los resultados y conclusiones, “les menores de edad deben trabajar para costear los gastos del hogar. Pero la mayoría de estos gana menos de $500.000”.
Asimismo, el informe pone otro punto relevante sobre la mesa y es el hecho que niños y jóvenes están siendo violentados dentro de sus casas, reduciendo sus posibilidades de pasar la cuarentena en un lugar seguro. Además, respecto a la situación socioeconómica, “se ve que varies jóvenes dicen que necesitan dinero para comida e insumos básicos”.
En suma, el informe señala que los jóvenes necesitan ayuda para comenzar su transición, su tratamiento hormonal y, además, poder acceder a tratamiento psicológico y psiquiátrico para asegurar su bienestar mental.
En su mayoría, las personas que no están trabajando no pueden porque están estudiando. Asimismo, hay mucha gente no puede encontrar trabajo o ha sido despedida. También muchas “de las personas que están cesantes y no están estudiando, no completaron la media, o no tienen estudios superiores y pocas personas tienen sus estudios superiores completados”. El estudio señala que “las personas cesantes tienen un alto porcentaje de no estar conformes con su expresión de género, aunque la mitad este en tratamiento hormonal y ven a un especialista regularmente”. A modo de explicación, desde OTD se señala que esto puede ser por la presión social en torno a la apariencia o por no poder acceder a intervenciones quirúrgicas.
“Las personas cesantes, obviamente piensan que encontrar un trabajo es importante, porque ayudaría a disminuir otros problemas en su vida, como la falta de dinero para sus tratamientos, o para comprar comida y pagar su arriendo”, se señala. Del mismo modo, las personas sin trabajo remunerado dicen que les es importante tener la opción de empezar tratamiento psicológico y/o psiquiátrico.
“Para las personas migrantes o afrodescendientes es difícil encontrar trabajo, incluso poder tener la seguridad de que permanecerá en ese trabajo”, se establece en el informe. Además, los ingresos de las personas racializadas son, mayoritariamente, menores a $400.000, independientemente de sus estudios.
Sobre las personas racializadas que se encuentran en tratamiento, muchas se automedican. “Lo más probable por no poder tener un acceso integral a la salud, y sus altos costos. Sin embargo, casi la mitad de estas personas han tenido intervenciones corporales, seguramente porque en otros países de Latinoamérica es más accesible estas cirugías para cambiar los caracteres sexuales”, se señala.
Respecto a las necesidades más urgentes, estas son: tener dinero para pagar el arriendo o dividendo y dinero para poder comprar comida e insumos básicos. “Cosas que debieran estar garantizadas solo con vivir en el país. Pero para las personas racializadas se vuelve algo mucho más complicado por tener trabajos tan precarios”. Las personas necesitan ayudan para cambiar sus documentos y/o ayuda para uno o más familiares. Además, facilidades “para comenzar la transición hormonal y entrar al sistema de salud del país para su tratamiento hormonal”.
El informe concluye que “las personas trans o de género no conforme con discapacidad tienen mayor probabilidad de ser excluides del sistema de educación, ya que su sistema no tiene como enfoque la integración de la diversidad de identidades y corporalidades”. Además, ninguna de las personas que vive con discapacidad se encuentra trabajando. Esto último, responde a que muchas no lo pueden encontrar, producto de la pandemia u otro motivo. Esto a la larga significa límites en la independización y poder continuar su transición de manera saludable.
Sobre a su conformidad con su expresión de género, las personas dicen que depende de su estado de ánimo, pero “que no le quita el sueño, ya que, por sus condiciones tienen que gastar dinero en sus necesidades especiales”. Dentro de sus primeras necesidades, se encuentra poder estudiar, trabajar y dinero para poder comprar comida. En segundo lugar, poder tener el dinero suficiente para sus tratamientos y para pagar el lugar donde vive. Desde OTD ofrecen una explicación a esto último, señalando que “lo más probable que es porque sus recursos los deben gastar en sus gastos en el tratamiento para su discapacidad”.
Además, las personas que viven con discapacidad señalan que una de sus necesidades es obtener tratamiento psicológico o psiquiátrico y ayuda para comenzar su tratamiento de transición corporal.
Sobre este grupo, la mayoría de las personas aún no se sienten conformes con su expresión de género, pese a que muchas se encuentran en tratamiento hormonal. Respecto a las necesidades, muchas declararon que necesitan dinero para comprar comida e insumos básicos.
Una dimensión importante es que no pueden encontrar ayuda para su transición corporal y acceso a atención de salud cerca de donde viven. Además, cambiar los documentos se vuelve más complicados en lugares más alejados y/o no hay asesoramiento cerca.