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Balance entre la vida laboral y familiar: “estamos capturadas en un sistema en donde a los hombres todo lo que hacen en la casa hay que aplaudírselos” BRAGA Créditos: Dedus Crespus / ComunidadMujer

Balance entre la vida laboral y familiar: “estamos capturadas en un sistema en donde a los hombres todo lo que hacen en la casa hay que aplaudírselos”

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Natalia Espinoza C
Por : Natalia Espinoza C Periodista - Contacto: braga@elmostrador.cl / (sólo wsp) Fono sección: +569 99182473
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Es tan grave el problema de la repartición equitativa de las labores dentro de una pareja, que incluso el Ministerio de la Mujer y la Equidad Género tuvo que lanzar una guía, titulada “paso a paso Corresponsabilidad en los hogares”, para tratar de bajar la carga mental y de trabajo no remunerado que viven las mujeres.


Siete de la mañana, levantarse, ¿quién prepara el desayuno, levanta a las/os hijas/os y se prepara para el trabajo? Dos de la tarde, es hora de almuerzo, ¿quién deja su contingencia laboral de lado para ponerse a cocinar mientras los demás esperan? Seis de la tarde, ¿falta poco para terminar, o serán nuevamente horas extras impagas? Hay reunión de apoderados a las siete… ¿quién de los dos está “demasiado cansado” como para conectarse?

Una rutina básica que marca tres hitos, pero que por dentro esconde muchos más. Hace pocos días, en torno a este tema, Comunidad Mujer lanzó el divertido video «Dedus Crespus» el cual retrata de forma irónica el problema de la corresponsabilidad, y es que lamentablemente, en la mayoría de los casos, son las mujeres quienes deben hacer los principales sacrificios para lograr mantener la armonía y estabilidad del hogar.

La lucha por el empoderamiento femenino ha buscado que estos sacrificios sean parejos, sobre todo dentro de una relación afectiva, sin embargo, para que esto suceda, en conversación con El Mostrador Braga, la directora de la Escuela de Obstetricia y Neonatología UDP, Marcela Puentes, explica que no sólo se debe pretender que las mujeres exijan a sus parejas y deleguen tareas, sino que los hombres comprendan que no pueden esperar que todo se les dé “en bandeja” o que “les digan” en qué “pueden aportar/ayudar”.

“En esta pandemia todos nos sentimos mal, todos estamos cansados, pero ¿cómo es posible que en una pareja, no se les pueda encargar la lista del supermercado al hombre porque te pregunta 70 mil veces qué poner en vez de darse una vuelta a mirar qué falta?”, comenta.

La profesional, galardonada con el Premio a la Defensa de los Derechos de la Mujeres, considera que muchos de los avances que el movimiento feminista había logrado, han vuelto a retroceder desde el inicio de la pandemia, y no está sola en ese pensamiento, según la Cepal, la emergencia sanitaria generó, por ejemplo, un retroceso de más de una década en los niveles de participación laboral de las mujeres en latinoamérica.

Más allá, según Onu Mujeres,  las mujeres representan el 70% del personal sanitario mundial y ocupan la mayoría de los puestos de trabajo en los sectores económicos más afectados por la pandemia.  En comparación con los hombres, ellas tienen un 24% más de probabilidades de perder su empleo y pueden esperar que sus ingresos disminuyan un 50% más.

Para Puentes, la pandemia quebró el balance entre vida laboral y familiar en las mujeres. Esta precarización se puede ver representada en muchas situaciones, desde las más pequeñas hasta las más graves, por ejemplo, en la repartición de los espacios físicos de trabajo dentro del hogar y la sobrecarga de trabajo -sobre todo doméstico- no remunerado.

Según Comunidad mujer, en lo que refiere estrictamente al trabajo doméstico, las mujeres aportan con el 70% de las horas destinadas como pareja, dedicándole 4,2 horas en un día versus las 1,8 que aportan los hombres. Las mayores brechas se producen en “Limpieza de ropa y calzado”, donde las mujeres participan casi 3 veces más que los hombres.

En el caso de los hogares con integrantes que requieren cuidados permanentes de salud, la tradicional división sexual del trabajo alcanza sus niveles más desiguales. La participación en el cuidado de este grupo es casi el doble entre las mujeres que entre sus parejas (77,2% y 46,3%, respectivamente) y el tiempo que dedican a ello es tres veces mayor que el que destinan los hombres (1,1 y 0,4 horas diarias promedio, respectivamente).

Respecto a la crianza y la educación, los integrantes de la familia que tengan entre 0 a 4 años son los más demandantes de cuidados, 9 de cada 10 mujeres y hombres ocupados –que conviven con este grupo– le dedican algo del tiempo de su día. Pero para ellas la carga de horas es el doble que la asumida por sus parejas (4 y 1,9 horas diarias promedio, respectivamente), haciéndose responsables de la mayoría de las necesidades cotidianas de este grupo.

Más del 70% de ellas declara una diversidad de funciones con los menores de este rango de edad, como “Jugar”, “Vestir o arreglar”, “Acostar”, “Bañar o asear”, “Mudar o llevar al baño” y “Dar de comer o amamantar”. En este contexto, la única actividad que los hombres realizan en mayor proporción que sus parejas con los menores de 4 años, es jugar (92,8% y 88,4%, respectivamente).

Corresponsabilidad y la falta de ella

Es tan grave el problema de la repartición equitativa de las labores de una pareja, que el Ministerio de la Mujer y la Equidad Género tuvo que lanzar una guía, titulada “paso a paso Corresponsabilidad en los hogares”.

Según la guía, la corresponsabilidad se entiende como “el reparto equitativo, o responsabilidad compartida y asumida por igual entre dos o más personas”. Se trata de un equilibrio en el reparto de las tareas, la toma de decisiones y la responsabilidad entre las personas en las distintas esferas de la vida, es decir, en la vida personal, en el hogar, en el trabajo y en la esfera pública.

Sólo 1 de cada 10 parejas heterosexuales, donde ambos están insertos en el mercado laboral, reparte corresponsablemente las labores del hogar. Por el contrario, en 6 de cada 10 parejas las mujeres cargan con entre el 55% y el 90% del tiempo que la pareja dedica a los quehaceres domésticos y cuidados y, dramáticamente, en casi 2 de cada 10 parejas las mujeres realizan más del 90% de estas actividades. Apenas en 1 de cada 10 parejas son los hombres los que se llevan la mayoría de la carga.

Sumemos más cosas a la mezcla: horas extras unilaterales sin remuneración, poca flexibilidad de parte de los empleadores,  culpa y responsabilidad que se trata de otorgar a las mujeres “por aguantar” una actitud floja de los hombres.

Finalmente, para Puentes, la corresponsabilidad aun no existe, “hay mujeres que aseguran que su compañero hace todo con ellas, pero ¿sabes qué es lo que pasa? Que estamos capturadas en un sistema en donde a los hombres, todo lo que hacen hay que aplaudírselos. La corresponsabilidad es mantener los estándares juntos, y ahí hay otro punto, ellos te tratan de loca, ‘yo no pienso seguir tus estándares, estás loca, yo voy a hacer lo que pueda hacer’ y es como como decirte que te las arregles sola”, cuenta la profesional.

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