En la actualidad, y en el marco de la crisis económica y sanitaria por el Covid-19, las mujeres se han visto fuertemente afectadas en sus emprendimientos, negocios y finanzas personales, afectando aún más su inclusión financiera y la discriminación de género en ella, temas sumamente relevantes hoy en día dado que perjudican directamente la situación económica y la vulnerabilidad de miles hogares.
Está comprobado que el actual sistema de financiamiento es desventajoso para las mujeres, como lo refleja un estudio de Chiledeudas, que en base a información de la Superintendencia de Bancos e Instituciones Financieras (Sbif) actualizada en 2019, reveló que si una mujer quiere emprender en nuestro país la banca le dará un crédito comercial a un plazo de 32 meses, con una tasa de interés promedio de 14,4%, mientras que a los hombres se les cobra una tasa de interés promedio de 12,3% a un plazo de 24 meses para cancelar, lo que significa un monto 17% mayor por un crédito comercial de similares características.
[cita tipo=»destaque»] Como país y sociedad debemos poner todos los esfuerzos en lograr que las mujeres puedan pensar en grande, con más modelos de rol y apoyo de otras mujeres exitosas en sus rubros y empresas. [/cita]
Por otro lado, un estudio del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) sostiene que a pesar de que en América Latina las mujeres reciben hasta 50% menos de inversión en sus negocios, sus empresas logran ingresos hasta 20% mayores que sus pares masculinos. Además de tener menos posibilidades de arrastrar créditos impagos, ya también son mejores pagadoras y más ordenadas en sus finanzas.
Existe una lista de factores que dificultan el financiamiento o levantamiento de capital para las mujeres o sus emprendimientos, por lo que es ahí donde se debe poner el foco y equiparar la cancha entendiendo que avanzar en este sentido no solo significa una oportunidad económica para nuestro sector, sino que también para el crecimiento económico de todo el país. Acá el ministerio de la Mujer y el de Economía deberían enfocar sus esfuerzos en estas discriminaciones financieras y crediticias y tomar cartas en el asunto, ya que los bancos no tienen argumentos técnicos para castigarnos de esa manera, es totalmente injusto y arbitrario.
Del mismo modo, como país y sociedad debemos poner todos los esfuerzos en lograr que las mujeres puedan pensar en grande, con más modelos de rol y apoyo de otras mujeres exitosas en sus rubros y empresas, donde también las redes de apoyo, mentoras o comunidades cumplan un rol fundamental de acompañamiento e inspirador, donde puedan apoyarse y capacitarse para poder salir adelante o fortalecer sus negocios.
Justamente hoy, en momentos en que nuestro país vive un proceso constituyente que busca redactar una nueva constitución adaptada a las necesidades actuales de la población, más justa, equitativa y solidaria, la que además será la única en el mundo que cuente con paridad de género entre sus constituyentes, es una tremenda oportunidad para escribir una nueva Carta Magna con enfoque de género que busque acortar las brechas, equiparar la cancha entre hombres y mujeres, y dar de paso una mano a miles de emprendedoras.